sábado. 27.04.2024
Rayuela. Foto Javeir Fergos (1)
Rayuela. Foto Javier Fergos.

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Vicente I. Sánchez. @Snchez1Godotx

Aunque nunca se debe caer en la nostalgia de los tiempos pretéritos, siempre llega el momento en que un artista debe sentarse y reflexionar sobre el punto creativo en el que se encuentra. Esto es lo que ha hecho el bailaor Marco Flores, Premio Nacional de Flamenco, en Rayuela. Un espectáculo que homenajea sus 25 años sobre las tablas y que se presenta como un interesante viaje por su trayectoria vital y artística.

Rayuela es un espectáculo que surge de la unión de Francisco López, a cargo de la dirección y la dramaturgia, la guitarra de Alfredo Lagos, el cante de David Lagos y, por supuesto, el duende y arte de Marco Flores. Juntos nos brindan una obra que, como aquella magdalena de Proust, busca evocar los recuerdos del pasado y nos invita a dejarnos llevar en un tren de sombras y recuerdos. Esto se transmite en un espectáculo muy emotivo en el que Marco Flores se deja llevar por el cante y duende gitano, pero en el que el bailaor de Arcos de la Frontera busca dar un paso más allá incorporando al espectáculo una mezcla entre danza contemporánea, claqué y flamenco que se escapa a cualquier clasificación. Estamos ante un espectáculo muy libre en el que Marco Flores demuestra su gran nivel de técnica, pero en el que también queda claro que estamos frente a un bailaor diferente que no tiene etiquetas y con una percepción muy distinta del flamenco.

El director Francisco López define Rayuela así: “Ahora es el momento del recuento de lo vivido; del regreso a los orígenes: no para empezar de nuevo, sino cual viajero atento y sincero con la peripecia de lo andado”. Un sentimiento que está muy presente en este espectáculo, cuyo título evoca al famoso juego infantil de la rayuela y que Marco Flores utiliza para crear alguna danza, pero que también nos remite a la famosa obra de Cortázar, que al igual que Oliveira, su protagonista, también busca siempre algo que no sabe qué es, pero que es lo que necesita.

Finalmente, nos encontramos con una obra que apela a los sentimientos y al duende, con lo que, en mi opinión, creo que el espectador tampoco debe preocuparse por entender plenamente este universo lleno de referencias y símbolos, ya que simplemente puede dejarse llevar por la buena música, el cante y el baile, casi como de un tablao flamenco fuera.

Hablar de esta obra implica referirse al cante de David Lagos y a la guitarra de Alfredo Lagos. Dos artistas de talla mayúscula que aportan a la obra un tono de genialidad y duende absolutamente deliciosos. Y es que Rayuela es una obra profundamente coral que, aunque busca homenajear los 25 años de Marco Flores sobre el escenario, acaba siendo un espectáculo en el que es imposible decantarse por una arista solo.

El resultado es una obra ambiciosa y muy creativa en sus referencias narrativas, pero que acaba seduciendo por lo más inmediato y tangencial, el buen arte de sus protagonistas. Aunque el espíritu de Cortázar no sea demasiado palpable, el duende de Marco Flores se percibe tanto que será imposible salir del teatro sin estar emocionado.

Marco Flores: 25 años de emociones en 'Rayuela'