jueves. 28.03.2024

Olimpia nace en Viterbo, el 26 de mayo de 1594. Sus padres eran Sforza Maidalchini, que se dedicaba a la construcción como empresario y su madre Victoria Gaulterio que era noble de Orvieto y nieta del obispo de Viterbo, personaje este importante por dos razones, la primera porque participó en el concilio de Trento y en segundo lugar fue nuncio del Papa en Francia. (Imagen: Escultura de Olimpia Maidalchini)

El padre de Olimpia gozaba de una posición social acomodada. Éste tenía claro que cuando muriera sus posesiones irían a parar a su hijo primogénito, cosa habitual en la época. Su problema radicaba en que tenía tres hijas y debía buscarles un futuro. Decidió que las tres fueran monjas, que era una alternativa normal en las familiss acomodadas de la época.

Para preparar el camino hacia el convento, se nombró un director espiritual para Olimpia con el objetivo de que la convenciera de que cogiera el hábito. Sin embargo, ella no estaba de acuerdo con el destino que le habían preparado sus padres, puesto que no quería ser religiosa. 

¿Qué hizo Olimpia para no ser religiosa?

Olimpia acusó a su director espiritual de hacerle proposiciones de tipo sexual, lo cual levantó una gran polémica, pues Olimpia era una mujer muy bella y era creible la acusación. Esta acusación fue llevada a juicio, del cual salió absuelto el sacerdote, pero tras semejante escándalo, Olimpia consiguió el objetivo de no entrar en el convento de por vida, pues no hubo un solo convento, que la aceptara como novicia. (Imagen: Cuadro de Velásquez “Inocencio X”)

Con la claridad de sus ideas, Olimpia había cambiado el destino de la vida que le había diseñado su familia. Su alternativa pasaba por casarse con un hombre de avanzada edad y de buena posición económica. La oportunidad le surgió rapidamente y se casó con Paolo Pini, que era de Viterbo, su ciudad, hombre muy rico y de avanzada edad. Se casó en el  año 1612 cuando tenía 17 años. Este matrimonio duró solamente tres años porque falleció Paolo. Así, rapidamente se encontro viuda y rica. Este poderío económico, que había heredado de su marido, debía estar respaldado por un apellido ilustre dentro de la sociedad italiana. 

Para conseguir este objetivo trasladó su residencia a Roma y buscó nuevamente un matrimonio. Ella tenía claro que debía ser un hombre mayor, más que su riqueza buscaba una persona de apellido ilustre, que le abriese las puertas de la sociedad de Roma.

Conoció a Pamphilio Pamphilj, que pertenecía a una noble familia de Umbria y además tenía un hermano cardenal, que destacaba por su astucia y por su saber hacer en política. Pamphilio era hombre mayor, pues tenía treinta años más que ella. Se casó con él y fruto de este matrimonio nació Camillo Pamphilj. Rápidamente falleció Pamphilio dejándola viuda, con un hijo, pero sobre todo con un apellido ilustre dentro de la sociedad romana. (Imagen: Cuadro de Velásquez “Inocencio X”)

Su cuñado el cardenal Giambattista Pamphilj, era feo y arrugado pero muy inteligente y culto. Tenía una gran relación con Olimpia, ésta era profunda y se piensa que llegaron a ser amantes. Este quiso casarse con Olimpia, pero ésta no lo permitió y le impidió que colgara los hábitos, pues Giambattista tenía una próspera carrera política y religiosa dentro de la Curia Vaticana y hubiera significado perder el poder que ella ansiaba.

Giambattista Pamphilj había desempeñado ya cargos muy importantes para la Iglesia, había sido embajador Vaticano en el reino de Nápoles y posteriormente embajador en la todopoderosa España, donde hizo profundas amistades en la corte de los Austrias. (Imagen: Escudo pontifico de Inocencio X)

En ese periodo histórico en los inicios del siglo XVII había una gran disputa entre Francia y España por el dominio mundial. Dirigía el Vaticano en esos momentos, Urbano VIII Barberini ,que contaba con el apoyo de Francia. Este fallece en el año 1644. En el cónclave para la elección de nuevo Papa, los dos nombres porpuestos por Francia y España estaban empatados y no había forma de romper dicho resultado. Como las posiciones de cada uno eran inamovibles, se decidió elegir un nuevo Papa que fuera anciano para que viviera poco y no hiciese cambios importantes en el devenir de la Iglesia de Roma.

Debido a esta situación es elegido Giambattista Pamphilj, que tenía entonces 72 años y subio a la silla de Pedro con el título de Inocencio X.

Se pensaba, que Inocencio X sería neutral, pero era el gran tapado de Felipe IV de España, que le apoyó en todo. Lo que nadie contaba es que además de Inocencio X llegaba también su cuñada Olimpia Maidalchini, que sería desde el inicio de este pontificado la gobernanta del patrimonio vaticano y que lo dirigiría con mano de hierro. Por eso, se le conoce como la papisa Donna Olimpia.

Una de las primeras decisiones, que tomó Inocencio X, fue nombrar a su sobrino e hijo de Olimpia y de su hermano Pamphilio, Camillo Pamphilj como cardenal, el 14 de noviembrede 1644, siguiendo la tradición de otros Papas de nombrar cardenal nepote a personas de su confianza y que venía a desempeñar el papel de primer ministro.


Celebraciones vaticanas

No sorprendió esta actitud de Inocencio X, pues era habitual que los Papas tuvieran amantes, en este caso Olimpia. Tampoco fue cuestionado el nombramiento de Camillo pues era normal que los Papas reconocieran a sus hijos bastardos otorgándoles altos cargos eclesiásticos. Esto era conocido como nepotismo. También nombró cardenal al sobrino de Olimpia, Francesco Maidalchini cuando tenía 17 años y a su primo Camillo Astalli.

Camillo Pamphilj tuvo una brillante carrera eclesiástica, fue legado en Avignon, Prefecto del Tribunal de la Signatura de Justicia, y colaboró con la Secretaria de Estado vaticana. Sin embargo, en 1647 abandonó los hábitos para casarse con la bella y rica Olimpia Aldabrandini, que era nieta del Papa Clemente VIII.

El régimen Vaticano de los anteriores Papas era conocido por nepotismo, sin embargo con la llegada de Inocencio X y de Olimpia Maidalchini los historiadores acuñan un nuevo termino “cuñadísimo”.

Se dice que Olimpia mandó nombrar Obispo al sacerdote, que fue su director espiritual, al que acusó en sus años de juventud de acoso sexual.

Olimpia controlaba toda la vida vaticana y cualquier persona que quisiera ver al Papa o alcanzar algún cargo eclesiástico, debía abonarle una gran cantidad de dinero para facilitarle el encuentro. Ella no tenía el menor pudor en practicar la extorsión.

Olimpia estableció un sistema de protección para todas las prostitutas romanas, que le debían pagar una renta mensual por ejercer la prostitución en Roma, convirtiéndose en la mayor proxeneta de la historia.

Inocencio X toleró todo lo que hacia Olimpia e incluso bendijo proyectos suyos como la creación del Instituto de Viudas en Duelo, dedicado a extender la devoción de la Purísima. En el año 1645, Olimpia fue nombrada Princesa de San Martino y feudataria de varias ciudades, lo cual le proporcionaba grandes rentas económicas. (Imagen: Cuadro de Olimpia Maidelchini)

Inocencio X fue muy activo en la política exterior, enfrentándose a Francia, como no podía ser menos de un Papa, que contaba con el apoyo del imperio español, esto a pesar de que en estos momentos Francia ya era la primera potencia mundial.

El año 1650, fue declarado Año Santo, lo que provocó una gran influencia de cristianos provenientes de toda Europa. Olimpia creo un organismo de asistencia a peregrinos, que hizo que obtuviera gran cantidad de riquezas.

Como presidenta de la protección de las prostitutas, vendió gran cantidad de permisos para ejercer la prostitución en Roma ese año. Permitió saltándose la ley, que cuando se dieran grandes solemnidades, las prostitutas acudieran a ellas en carroza.

La Santa Alianza era una organización de espionaje vaticana, siendo inmediatamente controlada por Olimpia. Creó un servicio de contraespionaje con el nombre de Orden Negra formada por asesinos, que se debían de encargar de descubrir a los agentes del primer ministro francés Mazarino y matarlos inmediatamente. El símbolo de esta organización era una tela negra cruzada por dos franjas rojas. Siempre que mataba la Orden Negra dejaba esta tela en los cadáveres.

Cuando muere Inocencio X, esta organización controlada por Olimpia es disuelta por el sucesor al Papado, Alejandro VII.

Alejandro VII obliga a Olimpia a retirarse de la vida pública a cambio de una gran cantidad de dinero.

El dúo Inocencio X y Olimpia Maidelchini estaba continuamente en boca de los romanos y en la famosa estatua llamada Pasquino se colocaban las criticas muy ingeniosas sobre la pareja dirigente del Vaticano, como por ejemplo “en otro tiempo piadosa, ahora impía” o “Dona es daño, Olimpia Maidalchini es Dona, daño y ruina”.

La población romana tenía muchísimo miedo de Olimpia y éste se mantuvo hasta después de su muerte. Era sabido, que Olimpia mandaba mucho más que el Papa Inocencio X, así ha pasado a la historia y ha servido para engrandecer su leyenda.

Entre las leyendas existentes sobre Olimpia se dice que sale aullante las noches por las calles de Roma, recorriéndolas montada en una

 carroza de fuego, para atravesar el puente Sixto hacia el palacio de Trastevere.

Inocencio X muere en 1655. Se dice que Olimpia saqueó la habitación papal, llevándose todos los objetos de valor. El cadáver de Inocencio X estuvo 24 horas sólo en la habitación empezando a ser devorado por las ratas. La servidumbre papal descubrió el cadáver dándole un entierro modesto pues Olimpia se negó a pagar los gastos del funeral del Papa diciendo la famosa frase “¿Qué puede hacer una pobre viuda?”. (Imagen: Tumba de Olimpia Maidalchini)

Olimpia muere el 26 de septiembre de 1657 en San Martino al Cimino, dejando una fortuna inmensa de más de dos millones de escudos de oro.

Velázquez en su segunda visita a Roma realizó el que se considera el mejor retrato de la historia del arte “el retrato de Inocencio X”, cuya pintura desnuda su alma sin tapujos. Cuando Inocencio X vio el cuadro expresó “Troppo vero”.

Se sabe que también hizo el retrato de Olimpia, como era habitual en la época con los matrimonios, ero este cuadro está desaparecido.

La figura de Olimpia ha tenido también la vertiente literaria, así se puede leer el libro de Eleanor Herman “Misatress of the Vatican: The true store of Olimpia Maidalchini”

La Iglesia ha tratado por todos los medios, como ya hemos visto en otras mujeres, hacer desaparecer la historia de esta mujer y el poder que detentó en la Iglesia de Roma. Sirva esta historia para que vayamos viendo a mujeres olvidadas y ocultadas, de paso ir conociendo el lado oscuro de la Iglesia.

La gobernanta del Vaticano: Olimpia Maidalchini