jueves. 28.03.2024
LECTURAS SUMERGIDAS | REVISTA LITERARIA

José María Merino: “Vivimos en un mundo de vampiros, los vemos todos los días”

Por Emma Rodríguez | Me asombra que cuando Podemos se pone a hablar de la casta haya gente que se escandalice. Claro que son la casta los que nos gobiernan. Son los señores feudales...

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Fotografía :José María Merino © Nacho Goberna

Me asombra que cuando Podemos se pone a hablar de la casta haya gente que se escandalice. Claro que son la casta los que nos gobiernan. Son los señores feudales

lecturassumergidas.com | @lecturass | Por Emma Rodríguez | Después de haber leído “La trama oculta”, de José María Merino, un compendio de relatos donde el escritor se desdobla entre lo realista y lo fantástico, en el transcurso de la conversación con él, tengo la impresión de estar ante dos creadores en uno, ante dos miradas paralelas. Como regalo extra, el escritor bucea en los recuerdos, imágenes, hechos que dieron pie a historias diversas que tienen en común su capacidad para llegar, como él mismo explica, a lo que está “por debajo de lo que pudiéramos llamar el argumento visible, palpable” de la vida, a ese otro lado silencioso, secreto, absolutamente íntimo, que tan significativo resulta a la hora de explicar comportamientos y pulsiones.

Algunas de las piezas de La trama oculta, que acaba de ser publicado por Páginas de Espuma, habían aparecido en distintas publicaciones, otras son de reciente creación e incluso las hay que surgieron mientras se fraguaba el libro. Juntas, se fueron convirtiendo, de un modo imprevisto, en una especie de recorrido biográfico a través de los tipos de relatos, de los ciclos o épocas en las que se inscriben. Asegura Merino que no tenía la pretensión de que el libro fuese tan autobiográfico, pero que al introducir una voz que diese coherencia, que unificase un conjunto tan variado, fue cuando empezó a tener constancia de que, en cierto modo, estaba narrándose a sí mismo.

 - ¿Hasta qué punto cada uno de esos ciclos o modalidades de cuentos responden a las distintas etapas vitales, a las edades, de José María Merino?

- Creo que a lo que verdaderamente responden es a lo que han sido mis obsesiones literarias: el doble; el sueño, que es un tema recurrente en toda mi obra; el poder del espacio, del lugar en que estamos; la metamorfosis… Todos esos temas a los que he dado vueltas y que me han interesado a lo largo de la vida están en este volumen. Y, sí,  posiblemente algunos cuentos tengan que ver con etapas concretas. Hay piezas muy fantásticas que corresponden a los primeros tiempos y hay otras más realistas que coinciden con mis experiencias de los últimos años. Lo cierto es que, de algún modo, tanto mis manías como mis experiencias vitales, se reflejan aquí.

- En el prólogo de La trama oculta dices que este libro ha sido para ti como “un arca de Noé”, bastante “adecuado frente al diluvio de tenebrosas expectativas que estamos viviendo en tantos aspectos”. Esto se puede aplicar a la literatura en general, ¿no?

- Pues sí. Podemos pensar que la ficción es una escapatoria, pero se trata de mucho más que eso. La literatura es un refugio extraordinario desde el que entender mejor las cosas que suceden. Es evidente que nos permite comprender cualquier época y también, por supuesto, estos tiempos tenebrosos, absurdos y siniestros en los que vivimos. El otro día hablaba con alguien de la actualidad de los cuentos de vampiros. “No pueden estar más vigentes”, le decía. “Vivimos en un mundo de vampiros. Los estamos viendo aparecer todos los días”. Ahí están los que sacan la tarjeta opaca, esos potentados que aumentan en número y que nos hacen ser conscientes de que la riqueza está, cada vez más, en manos de unos pocos y la desdicha en poder de más. Eso es un disparate que arranca de la más absoluta irracionalidad. Por eso los vampiros son un mito de nuestro tiempo. La gran tradición del vampirismo se desarrolla en el XIX,aunque ya antes hubiese relatos de no muertos. Y precisamente es en el XIX  cuando empieza esta especie de crecimiento del capitalismo loco y feroz. ¿Qué mejor definición que la de vampiros para todos esos señores que se enriquecieron vilmente con los ahorros de los preferentistas? A mí también me pilló el asesor de mi sucursal de Bankia, que antes había sido mi caja de ahorros de toda la vida. Confiaba en él, como tanta otra gente. En mi caso fue muy poca cosa, pero es que ha habido muchas personas a las que se les ha destrozado la vida. No podíamos imaginar que unos tipos que dormían de día y despertaban de noche se estaban dedicando a chupar todo lo que podían de los ahorros de los demás. Ahí está clarísimo el mito del vampiro. Y está clarísimo también que la literatura, los cuentos, nos ayudan a entender el mundo y a entendernos mejor a nosotros mismos.

- El paso del tiempo es una constante en tu obra.

- Sí, claro. Es que nosotros, querámoslo o no, somos tiempo. Y, por lo tanto, somos algo efímero, que se extingue. La pena es que, generalmente, lo aprovechemos tan mal, la pena es que tengamos tan poca conciencia de ser tiempo. Nuestra percepción viene de las religiones y éstas no nos hacen aprovechar, en el mejor sentido, el único tiempo que conocemos, que es éste, con lo cual somos incapaces de lograr que sea más feliz para todos. Estamos en el tiempo, somos tiempo. Y, como me gusta decirle a los estudiantes, cuando me toca ir a algún centro a dar una charla:estamos aquí por casualidad. El hecho de que ahora nosotros estemos aquí juntos, en este momento, depende de una increíble cantidad de casualidades. Sería imposible reducirlas a un esquema racional. Pero resulta que aprovechamos mal el tiempo, que siendo lo único que tenemos y que conocemos, lo utilizamos de la manera más estúpida. Para mí el tiempo es esa materia misteriosa que es lo que soy y lo que dejaré de ser en algún momento. No puedo dejar de pensar que se puede aprovechar con felicidad. No puedo dejar de preguntarme: ¿Por qué no crear un mundo donde haya más felicidad para todos? No es tan difícil. Por lo menos no es difícil, por mucho que nos digan lo contrario, solucionar las felicidades materiales.

- Pero sucede que en estos momentos que vivimos el tiempo hemos de utilizarlo, cada vez más, en sobrevivir, en sortear la precariedad.

- Pues claro. Esto es evidente. Y nos lleva a mirar hacia atrás. Cuando existía la Unión Soviética, desde la izquierda se tendía a criticar a la socialdemocracia, pero la socialdemocracia fue una etapa interesantísima de Europa y lo terrible es que a lo mejor ya no podemos recuperarla. Eso es lo que me preocupa, que ya ni siquiera consigamos recobrar ese momento. Ahora nos están convenciendo de que las cosas parece que van un poco mejor. “Menos mal”, nos dicen. Pero nada de eso. La recuperación que intentan vendernos siempre es a través de precariedades. Todo es precario: la gente tiene trabajo, pero trabaja muchas más horas; le pagan lo mismo, o menos, pero es mucho más explotada. No. No es eso que nos están ofreciendo lo que nos corresponde. Nos sentimos como niños que queremos volver con nuestro papá y nuestra mamá. Que no nos ofrezcan precariedad. Tenemos que exigir que se marquen horizontes mucho más altos, que se recupere realmente un sistema de bienestar para todos. Es más: ya no se trata  sólo de volver a lo mismo que teníamos, sino de conseguir avanzar a partir de ese punto. Ahí es donde hay que poner el listón.

- La idea tan literaria de abrir una puerta y encontrarnos que todo se ha transformado, aparece en muchos de tus relatos. Esto es, en cierto modo, lo que ha sucedido a nivel colectivo. De repente hemos retrocedido. El curso de los acontecimientos ha dado marcha atrás.

- Sin duda. Hemos retrocedido desde el punto de vista de lo que era la materialidad de nuestra existencia, pero hay mucho más que eso. Yo siento que vengo de Grecia, que venimos de Grecia, y me parece terrible que no haya levantado mucha más indignación lo que se ha dicho repetidamente de echar a Grecia del euro si Syriza ganaba las últimas elecciones, cosa que finalmente ha sucedido. Somos hijos de Grecia y habrá que pagarlo, nos tendrá que costar algo, pero tendremos que pagarlo. ¿Qué pasa; que vivimos en una Europa tan bárbara que es capaz de decir que Grecia se vaya? No me sean ustedes bestias. De Grecia viene lo mejor, que luego cristalizó en el Renacimiento, cuando felizmente se superó la Edad Media. Miremos hacia atrás, hacia Grecia yRoma, y luego hacia esa larga sequía que fue la Edad Media. Volvamos al Renacimiento, que fue otra vez la búsqueda de Grecia y de Roma. Ahí están nuestros referentes. Y en la Revolución francesa, que en cierto modo fue un invento greco renacentista. ¿Hacia dónde pretende caminar esta Europa? Yo a lo que tengo miedo es a que se pretenda ir hacia una Edad Media nuevamente. Y aquí, en nuestro país, me asombra que cuando Podemos se pone a hablar de la casta haya gente que se escandalice. Claro que son la casta los que nos gobiernan. Son los señores feudales. De pronto vemos que nuestros políticos, a los que hemos elegido, a los que elegimos cada cierto tiempo, son señores feudales de horca y de cuchillo, que hacen lo que les da la gana. Tienen derechos de todo tipo; están ahí un montón de años; son totalmente impunes. Y no es que miremos hacia atrás. Es que necesitamos creer en unos valores clásicos, sólidos, establecidos. Unos valores que hay que seguir manteniendo y potenciando.

- Lo que es muy curioso es que esos gobernantes definan a nuevas formaciones como Podemos o Syriza en Grecia, a los que ahora corresponderá intentar cambiar las reglas del juego, como radicales y extremistas, cuando lo que hacen es hablar de defender derechos que hasta hace nada disfrutábamos y de luchar contra la brecha de la desigualdad.

- Yo lo único que le puedo criticar a Podemos es que aún no tenga un programa del todo sólido, pero está claro que es una formación que ha nacido de una decepción generalizada, cuya aceptación por parte de los ciudadanos responde al hecho de que los partidos tradicionales no están a la altura de las circunstancias. En todo lo que ha pasado no han sabido responder en absoluto e incluso han mostrado una falta de ética asombrosa. Cuando la gente se estaba apretando el cinturón resulta que han ido saliendo casos y más casos de corrupción. Eso es vergonzoso. Y en esa situación que surjan movimientos como Podemos es totalmente natural, lógico y esperanzador. A mí me parece esperanzador en el sentido de decir: bueno, por lo menos no estamos todos muertos. Hay gente que sigue pensando que esto se puede arreglar, vamos a ver cómo se arregla. Es muy difícil, pero vamos a ver cómo se hace. Lo que no podemos olvidar, insisto, es que se haya considerado, que algunas autoridades europeas hayan llegado a pensar, que Grecia se puede ir del euro. Habrá que decirles muy claro a los bárbaros del Norte que Grecia es la Europa naciente, que Grecia es la que nos ha dado de mamar a todos. Habrá que ver cómo se resuelve el tema griego, pero hay algo que está por encima de la economía ésta de usar y de tirar. Hay valores que están muy por encima. Si el euro, que es una cosa puramente económica, es una representación simbólica de Europa, Grecia no se puede ir del euro. Yo creo en lo simbólico, somos hijos de pensamientos simbólicos, eso es lo que nos caracteriza como homosapiens. Si Grecia se va del euro Europa desaparece. Si Grecia se va del euro esto no tiene ningún futuro.

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José María Merino: “Vivimos en un mundo de vampiros, los vemos todos los días”