viernes. 29.03.2024

Finca Vista Alegre de Carabanchel

JUAN PEDRO RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ
A mediados del siglo XIX, la Finca Vista Alegre fue un conjunto de palacios de la Familia Real, siendo por tanto Real Sitio, pasando después al marqués de Salamanca. Este tipo de fincas o quintas de recreo proliferaron en Carabanchel ya desde finales del siglo XVIII.
NUEVATRIBUNA.ES - 22.8.2010

Vista Alegre formaba un conjunto unitario, que evolucionó con distintas reformas, a la vez que se fueron embelleciendo sus estancias y jardines. Desde el principio, puesto que fue concebida para recreo, fue complicado costear su mantenimiento y hubo grandes dificultades para venderla por sus grandes dimensiones. Tanto es así, que el último dueño de la finca antes de su partición, el marqués de Salamanca, falleció arruinado en la finca. Existía la costumbre de que cuando fallecía un Grande de España en Madrid se celebraban una serie de actos protocolarios, que en esta ocasión no se realizaron por estar Carabanchel fuera de los límites del municipio madrileño. Una segunda anécdota es que Isabel II tras perder el trono con motivo de la revolución Gloriosa, ya en su exilio en París, firmaba documentos como “duquesa de Vista Alegre”. Si se hace una lectura de los Episodios Nacionales de Pérez Galdós, podemos encontrar en distintos pasajes descripciones de fincas de recreo llenas de jardines y adornos, habiéndose inspirado seguramente el brillante escritor en la finca Vista Alegre.

Tras el fallecimiento del marqués de Salamanca, la finca se dividió en parcelas y así se fue vendiendo, perdiendo al carácter unitario. En las distintas parcelas se fueron instalando una serie de instituciones, sobre todo de carácter benéfico, educativo, religioso y también un manicomio, uno de los más modernos de su tiempo. Los antiguos edificios se readaptaron a los nuevos usos, se levantaron otros y se perdieron algunos de gran valor histórico. A día de hoy continúa la división: hay colegios, institutos, centros de internamiento de menores, residencias de mayores, un conservatorio de música y danza… la mayoría de las parcelas alberga por tanto este tipo de instituciones, y la propietaria de estas es la Comunidad de Madrid, aunque también el Ministerio de Interior y el Patronato de Huérfanos del Ejército tienen fincas en propiedad.

Son muchos los problemas actuales de la finca:

  • Problemas de acceso, ya que no es libre.
  • Infrautilización de las instalaciones, que se podrían aprovechar mejor, sobre todo para los vecinos del distrito. En el siglo XIX con Fernando VII e Isabel II se expropiaron fincas de los vecinos de Carabanchel para hacer más grande la propiedad real. Justo es que los actuales vecinos de Carabanchel disfrutemos de Vista Alegre.
  • Desconocimiento de este espacio verde y artístico.
  • Degradación del entorno. A pesar de tener zonas verdes se requiere un mayor cuidado, y la declaración como Bien de Interés Cultural, que fue rechazada por el Partido Popular en el pleno del ayuntamiento de Madrid.

    El ayuntamiento de Madrid ha realizado un Plan para la finca, que incluiría una serie de museos y de reformas, pero todavía está pendiente su aprobación y presentación, que se está retrasando de manera alarmante. Al margen de este plan y de los problemas económicos para su aplicación, yo haría varias sugerencias o pautas:

    • Habría que eliminar los edificios que no tienen valor artístico; para ello se debería reubicar a las instituciones afectadas en otros edificios de fuera de la finca.
    • Recuperación parcial de la ría navegable y apertura de la finca, facilitando el libre acceso. Hay fotos aéreas de 1931 y mapas en los cuales se puede observar el trazado de dicha ría.
    • Puesta en marcha de Vista Alegre como parque, como espacio verde. Habría que replantar especies tras la reordenación de la finca. No se puede olvidar que Vista Alegre es el Retiro “oculto” para algunos autores.
    • Los edificios más interesantes, como el Palacio Viejo o el Nuevo, pueden servir para instalar instituciones de interés. Por ejemplo, una “sucursal” del Museo del Prado o del Reina Sofía, para desviar fondos de estos museos o exposiciones temporales. Otra posibilidad es traer algún edificio oficial, ya sea una Consejería de la Comunidad de Madrid o la Junta de Distrito de Carabanchel. También una universidad; para no generar problemas por la entrada de miles de personas al día y el posible riesgo de degradación de la finca, se me antoja que podría ser un edificio de la UNED, que además está en plena implantación de nuevas titulaciones y por ello podría ubicar en Vista Alegre alguna Facultad o Instituto Universitario. I
    • De las instituciones que hay en la actualidad sí deberían de permanecer algunas de especial interés, como el conservatorio de música y danza.
    • La recuperación del carácter unitario de la finca se podría basar en la creación de un Patronato que administrase la finca, como se viene realizando en los parques históricos.
    • De manera muy concreta habría que recuperar el magnífico salón árabe del Palacio Nuevo, que tras una desafortunada reforma dejó sus paredes cubiertas de blanco. Es, junto a la pérdida de la ría navegable que había en la finca, la mayor agresión que se ha realizado hacia el patrimonio y valor artístico de Vista Alegre. Quedan fotos del salón árabe antes de la reforma y esto facilitaría su correcta recuperación.
    • Limitación de acceso al tráfico: que este llegase solo a las áreas más externas de la finca.
    • Divulgación de Vista Alegre como recurso didáctico, tanto en el sentido histórico como de espacio verde. Sería interesante la edición y publicación de folletos informativos y potenciar visitas guiadas.
    • Eliminar el muro exterior de los distintos tramos en los cuales se mantiene el de ladrillo, para que toda la finca sea visible desde el exterior. En concreto, me refiero a las calles Clara Campoamor y Carcastillo, donde se debería sustituir el actual muro de ladrillo por una verja y aprovechar para mejorar la iluminación de dichas calles. Para los vecinos del distrito, Vista Alegre ha sido siempre desconocida, en parte precisamente por el muro que le separaba del distrito, sin relación con los vecinos y ajena a la vida cotidiana.


    La actuación en la finca es urgente, dado el creciente progreso de degradación. A modo de resumen de los bienes que se han ido perdiendo dejo como ejemplo los siguientes:

    * Edificios perdidos: Casa de Oficios (residencia del Duque de Riansares, esposo de María Cristina, viuda de Fernando VII), Casa de Administración, cuadras, casa de vacas (para cría de gusanos de seda), capilla, casetas para porteros, naranjera, faisanera.

    * Jardines: ahora muy mermados. Tenían innumerables especies y adornos. Se han perdido los columpios y juegos, una miniatura de castillo, mesitas, bancos, merenderos, el propio alumbrado. Quedan pocas de sus fuentes y estatuas.

    * La ría: la gran joya perdida. Su embarcadero se encontraba donde se realizó el Colegio de Santiago y recorría a modo de canal toda la finca. Queda un tramo detrás del Palacio Viejo. Su construcción fue lo más costoso y llamativo de la finca, con norias y estanques, también perdidos, para mover el agua, por el cual transitaría una barcaza de recreo.

    * Colección de restos arqueológicos del Marqués de Salamanca: relieves, retratos y mosaicos.

    * Pinturas: se centrarían en los palacios Viejo y Nuevo, y consistirían en una serie de frescos (quedan restos del salón árabe del Palacio Nuevo) y pinturas de artistas de renombre, algunos adquiridos por el Marqués de Salamanca para su colección; Rafael, El Greco, Murillo, Zurbarán, Goya, los Madrazo, etc.

    Parte de las pinturas, fuentes y estatuas del “Versalles Carabanchelero” se han perdido o se encuentran en distintos museos, colecciones y jardines. Llama la atención la pérdida de edificios, ya que con la partición de la finca y la reubicación de funciones, los que no se readaptaron quedaron abandonados y bajo riesgo de deterioro, o directamente fueron demolidos para la construcción de otros edificios nuevos.

    Juan Pedro Rodríguez Hernández - Profesor-tutor de Historia en la UNED y colaborador de Nueva Tribuna

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