jueves. 28.03.2024
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Fotos: María Ramos

Su música que lleva la herencia africana, una música que no eligió hacer, pero que es la música con la que nació, y que ama hacer

Patrice Lumumba luchó por mantener la integridad africana, Marcus Garvey luchó por el panafricanismo, Mandela luchó contra el racismo, Fela Kuti cantó contra la corrupción y la pobreza, como muchos grandes líderes africanos, Femi Kuti deja también un mensaje en sus palabras y en sus canciones “Todos tenemos que avanzar juntos y luchar por resolverlos”.

El músico nigeriano Femi Kuti ha aprendido a amar lo que hace y ha asumido su legado, sabiendo que es necesaria la adaptación del mensaje del afrobeat al siglo XXI. Un género músical destilado por su padre, Fela Kuti, en los años 70 que lleva en su interior el funk, el jazz y la tradiciones musicales yorubas y que siempre tuvo un fuerte componente ideológico y político. Durante este año Femi Kuti tiene previstas cuatro actuaciones en España, la primera de ellas en el reciente Fàcyl Festival de Salamanca el pasado 1 de junio. Las tres restantes serán el próximo 5 de junio en la “Nuit du Ramadan”, el 25 de Julio en Imagina Funk Festival (Torres, Jaén) y el 26 en Iboga Summer Festival (Valencia). Aprovechamos en esta primera cita para escuchar sus palabras antes de asistir al primer concierto de esta gira en España.

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En unas horas comenzará su concierto en la plaza Anaya en el que se presentará con una banda amplia, aunque alejada de aquellos conciertos en los años 80 en que su padre llegó a tocar con 80 músicos. Cinco metales, teclados, batería, percusiones, guitarra, bajo y tres bailarinas-coristas. Catorce músicos sobre el escenario que desplegarán dos horas de show frenético. Mensajes sencillos y repetitivos con los que trata de asegurarse que todos los presentes se unen al mensaje universalista, “La gente necesita escuchar lo que tenemos que tocar. La gente necesita escuchar el mensaje y entender por qué estamos hablando de globalización hoy”.  Percusiones y mucho movimiento. One People, One World.

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Él entiende África como una unidad, la paz como un objetivo universal y es consciente de que el afrobeat es una música ligada fuertemente a un componente político, “lo que hago con mi música es promover la globalización. Enseñar que existe  la posibilidad de que el mundo puede vivir en paz. Quiero que en mis conciertos la gente sienta el amor de África y que entienda que todos estamos en este planeta juntos y que tenemos que encontrar la mejor forma de vivir juntos. Yo comparto diferentes culturas y experiencias y lo más importante es compartir armonía, paz y amor”. Pero también entiende cuál es la realidad en la que se mueve y a la que tiene que responder: “Por desgracia tengo que cantar lo que tengo que cantar. Tengo que cantar sobre la lucha, la opresión, la injusticia. Ojalá pudiera hablar en mis canciones sobre cosas buenas que vinieran de África. Espero poder hacerlo algún día”.

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Femi habla un inglés pausado con el que trata de asegurarse de que cada palabra pese. Y en el escenario, derrocha emoción e intensidad, “el dolor es una emoción, el amor es una emoción. Cuando estamos hablando de injusticia y de lo que la gente no tiene, también hablamos de emociones. Hablar de la paz en el mundo es una emoción”. Femi Kuti habla también de los problemas globales que se ciernen en forma de gran nube tóxica, “la posibilidad de que el mundo entienda que hay que sobrevivir en este mundo juntos. Hablamos de cambio climático, un tema muy importante. Con mi música intento que la gente en África que no tiene la posibilidad pueda entender estos temas. Mi música habla también de eso”.

Su música que lleva la herencia africana, una música que no eligió hacer, pero que es la música con la que nació, y que ama hacer. Femi Kuti nos habla de la realidad musical africana que, como en todo el mundo, parece perderse en ritmos importados y simples, letras sin compromiso.

Un concierto en el Fàcyl de Salamanca que cerrará tras dos horas de energía y ritmos frenéticos con un dúo de saxofón junto con su hijo Omorinmade Anikulapo-Kutia, que forma parte de su banda. Femi Kuti deja su saxofón en el suelo, abandona el centro del escenario y observa a su hijo desde detrás del escenario. Mira al cielo, mientras parece recordar aquél agosto de 1997 cuando Femi Kuti tocó un solo de saxofón en el entierro de su padre Fela y quizá piensa el legado seguirá vivo al menos una generación más. Femi Kuti ya es un grande por sí mismo.

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Femi Kuti: “Tengo que cantar sobre la lucha, la opresión y la injusticia”