viernes. 17.05.2024

Torres-Remírez | @jostorresremrez

A pesar de vivir en un mundo en que la inmediatez es la tónica dominante, aún hay demoras que nos demuestran que siguen existiendo películas que nos pueden sorprender. El director israelí Ofir Raul Graizer, con su segundo largometraje nos sorprende. Aún hay historias que pueden emocionar. Sin embargo, esta historia no es una historia cualquiera. Es una historia de Israel. 

Israel es un país de contrastes. Sin conocer Israel y sus particularidades no se puede entender esta película ¿Qué hace una etíope en Israel? ¿Qué ocurre con los apátridas que se marchan de la tierra de Moisés? ¿Y los que se quedan? Las calles y las casas parecen descuidadas. El respeto a las tradiciones y a los mayores conjugado con una modernidad que apabulla. Israel es pasado, pero también es el máximo representante del futuro.

En las últimas semanas Israel ha aparecido en los medios de comunicación de forma negativa por su política de defensa, pero Israel es algo más. 

Si en vez de estar rodada esta película en Israel fuera una película italiana, francesa o incluso española, estas aclaraciones no hubieran sido necesarias. Cada película tiene un espíritu universal pero no dejan de ser historias pequeñas que muestran una realidad muy concreta. El problema es que hay realidades que conocemos más y otras menos. Y aunque Israel está al otro lado del Mediterráneo, lo desconocemos por completo.

Israel es un país de contrastes. Sin conocer Israel y sus particularidades no se puede entender esta película

El argumento del largometraje no puede ser más simple: la vida siempre vuelve. Cuando a Eli le informan que su padre ha muerto debe volver a Israel. Al lugar que abandonó hace años, pero los recuerdos y los amigos siguen ahí. Y por culpa de una desdicha del destino, debe quedarse más de lo esperado, provocando que aquello que no quería que retornara, vuelva a su vida. 

No es una historia de acción. Ni una historia de amor al uso. Es una historia intima. Y como toda historia íntima es para un público minoritario. No llenará las salas ni tampoco lo intenta, el director ha querido contar su historia y lo ha logrado. Pero lo ha conseguido con profesionalidad. Lo peor que se puede decir de una película es que es aburrida, y “La floristería de Iris” no lo es. Se puede odiar o amar, pero ni aburre ni deja indiferente. Cierto es, que aquellos que conocen las calles de Tel Aviv, sienten esta historia un poco más suya y disfrutan más de ella. 

¿Qué da esta historia que no den otras películas intimistas? No solo la novedad de encontrarnos ante un Israel que pocas veces sale en las pantallas, sino la frescura de una amalgama de actores y actrices que no se dejan ver mucho por las carteleras de los cines españoles. El trío principal, compuesto por la gran actriz Oshrat Ingadashet y dos actores de la nueva ola del cine israelí como son Michael Moshnov y Ofri Biterman, tienen una química que sólo por ello ya merece verse la película. No sé ustedes, pero estoy cansado de ver a los mismos actores franceses, italianos y americanos una y otra vez. Por ello, cuando viene una propuesta novedosa, exigente y con un plantel poco habitual, es una oportunidad que no se debe dejarse pasar. Si queremos cosas nuevas en los cines y menos refritos de películas ya conocidas, remakes mal hechos y películas de superhéroes que son una copia de las veinte anteriores, hay que apoyar estas apuestas. No puede ocurrir que se exija un cine diferente y luego no se le apoye, como ha ocurrido con “Robot Dreams”, “Una vida no tan simple” o “Teresa”. Estas películas son tres concepciones distintas de lo que se considera una película intimista o personal, y ninguna ha alcanzado los 35.000 espectadores en nuestro país.

Respecto al trío protagonista, cabe destacar que la actriz, Oshrat Ingadashet es, sin lugar a dudas, la verdadera protagonista de la historia. Su papel de intermediaria entre las dos vertientes de Israel no sólo es interesante, sino también doloroso. La tradición contra la modernidad. El deber frente al querer. La vida y la muerte. Todo pasa en Israel, y ella tiene que estar en medio. Fácilmente se podría haber caído en la sobreactuación o en la parsimonia. Sin embargo, Oshrat, o Iris, lleva el peso de la película dando una muestra de buena interpretación. 

El deber frente al querer. La vida y la muerte. Todo pasa en Israel, y ella tiene que estar en medio

De los otros dos actores, hay que detenerse en Michael Moshonv. Con él comienza toda la historia, y con él acaba. El actor más internacional de todo el elenco. Es bonito ver cómo ha decidido no encasillarse en el típico actor secundario que coge Hollywood cada vez que busca un judío, y escoge retos como el de esta película. Un peligro que parecía muy real al verle en producciones como “La chica del tambor” (2018), “La ciudad y la ciudad” (2018) o “María Magdalena” (2018). Aunque tras la pandemia es cierto que se ha centrado más en el cine de su país. La última incursión en la gran pantalla ha sido en una comedia divertidísima “Humus Full Trailer” (2022). No pierdo la esperanza de que, si ha conseguido estrenarse “La floristería de Iris”, quizás también pueda distribuirse en España esta otra película.

Y, a pesar de todo lo bueno de esta película, claro que tiene ciertas deficiencias. La más importante, el tiempo. Las películas necesitan un tiempo de reposo, pero el director se detiene en pequeños detalles que no aportan nada, ni al espectador ni al personaje. Tontería a tontería la duración se va a las dos horas. Espero que, con el tiempo y la profesión, el director sepa limar estos pequeños errores. 

Por último, si ustedes después de todo, deciden dar una oportunidad a “La floristería de Iris”, quizás lo más difícil es que puedan verla. Reverso Films es una distribuidora que se encarga de las películas más independientes. Aquellas que nadie quiere traer. Pequeñas producciones que salen de la tónica habitual de lo que se suele ver en cartelera. Y por ello, no llegará muy lejos. No porque no pongan empeño desde la distribuidora en que las copias vayan al máximo número de cines. Sino porque desde los propios cines no proyectan estas películas. Si tienen la suerte de encontrarla en su ciudad, no pierdan la ocasión de ir.   

La floristería de Iris. El verdadero Israel