jueves. 28.03.2024
Imagen | María Ramos

El Teatro Español ha reabierto sus puertas con el montaje  “Con lo bien que estábamos (Ferretería Esteban)”, una delirante comedia musical dirigida por José Troncoso, con Carmen Barrantes, Jorge Usón y el pianista Néstor Ballesteros.

Con lo bien que estábamos (Ferretería Esteban) es casi un símbolo de los tiempos

Han pasado casi dos años desde su estreno, pero la calidad del montaje y la perseverancia de la compañía Nueve de Nueve, han por fin conseguido el reconocimiento público y la atención mediática que merece esta comedia musical sorprendente y delirante. Tras meses de teatros cerrados y con un sector que está al borde del colapso, “Con lo bien que estábamos (Ferretería Esteban)” es casi un símbolo de los tiempos.

Una obra que tras el gran confinamiento, esperemos que no haya que llamarlo nunca el primer confinamiento, adquiere un nuevo significado y nuevas lecturas. Sigue hablando del arte y de la rutina, pero también de normalidad perdida, de una situación delirante, febril. De personas normales que son llevados hasta el extremo para allí explotar psicológicamente en una suerte de fuegos artificiales mentales que los sitúan al borde del precipicio. O arte o nada.

Una ferretería perdida en el humo del tiempo de una normalidad de provincias. Un matrimonio con corbata, él y rebeca color crudillo, ella, regentan este espacio de normalidad poblado de tuercas y pinturas blancas. Buenos días, buenos días, qué desea, pintura blanca, no nos queda pintura blanca, buenos días, buenos días, qué desea, alambre, arandelas, pintura blanca, no nos queda pintura blanca. Buenas tardes. Buenas noches. Buenos días. Pintura blanca. Nunca queda pintura blanca para borrar el pasado. Y así discurren los días de Esteban y Merigel. Esteban cuenta el dinerito y le gusta quedarse tirado en el sofá para no gastar. Marigel está bien como está. No me digas que no.

Así pasan los días. Uno detrás de otro. Sin apenas diferencias entre ellos. Vidas normales, hasta que algo hace crack, un virus, una pregunta o un descubrimiento y nada vuelve a ser como era. Comienza el delirio en las vidas de Esteban y Merigel. Los espectadores se convierten en espectadores y todo esto es un gran teatro. Se caen las caretas de la comedia de situación y se abren las puertas a este musical delirante y surrealista. Una nueva normalidad se abre paso.

Carmen Barrantes y Jorge Usón, acompañados al piano en directo por Néstor Ballesteros, ponen piel y realidad a Esteban y Marigel, o lo que queda de ellos tras esta apisonadora de sentimientos que se desparraman por el escenario. A un lado, la sociedad que aprieta, aprieta y aprieta para encorsetar las vidas construyendo normalidades y rutinas con los que buscar equilibrio y estabilidad social ocurra lo que ocurra. A otro, la vida impetuosa que trata de buscar caminos por los que expresarse. 

A las convenciones sociales de este pueblo en el que habitan, le saltan las costuras cuando Esteban es poseído por el espíritu del musical y comienza el delirio mental y teatral. Lo que prometía ser una aburrida función de provincias se convierte en una trepidante comedia musical de subidas y bajadas. La lucha eterna entre lo rutina y aquello en lo que nos convertimos en cuanto nos dejamos llevar por sueños o por pesadillas. Perseguir lo que crees que puede hacerte feliz o completamente desdichado. El duelo eterno entre Don Quijote y Sancho que siguen caminando dentro de nosotros.

Una lucha entre nuestra parte racional que quiere que Marigel cure a Esteban para que todo vuelva a ser normal y nuestra parte emocional que desea que Esteban arrastre a su delirio a Marigel y juntos vuelen a Canarias. La mayoría de las veces la historia termina levantando de nuevo la persiana de la normalidad para despachar sonrisas forzadas, saludos corteses y halagos desgastados. Con mascarillas o sin ellas.

Imágenes María Ramos

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