viernes. 29.03.2024

El lugar en el que nunca pasa nada está comido por los murmullos, que recorren los pasillos como las cucarachas sorprendidas por un rayo de luz. Nadie sabe quién lo ha hecho, pero ha aparecido una pintada en el salón de las comidas en la que puede leerse: “Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir”. La pintada ha sido descubierta un día después de que se suspendieran las clases de teatro en las que participaban más de la mitad de los residentes. La dirección del centro aseguró en una circular que se suprimían debido a un recorte en el presupuesto.

El lugar en el que nunca pasa nada está comido por los murmullos, que atruenan los pasillos como un grupo de adolescentes en un concierto heavy. Nadie sabe quién lo ha hecho, pero ha aparecido una pintada en el frontispicio de la capilla en la que puede leerse: “No nos falta dinero, nos sobran ladrones”. La pintada ha sido descubierta después de que se supiera que las monjitas que atienden a los residentes han sido las principales beneficiarias del testamento de tres ancianos con demencia senil recientemente fallecidos.

El lugar en el que nunca pasa nada está comido por los murmullos, que retumban en los pasillos como golpes de hambre en las paredes de los estómagos de los niños. Nadie sabe quién lo ha hecho, pero ha aparecido una pintada en la que puede leerse: “Violencia es dejarnos sin galletas”. La pintada ha sido descubierta un día después de que se dejaran de repartir galletas en la merienda de los residentes. La dirección del centro aseguró en una circular que se suprimían las galletas en las meriendas debido a un recorte en el presupuesto.

El lugar en el que nunca pasa nada está comido por los murmullos, que inundan los pasillos como el agua que rebosa los pantanos en una crecida tras una nuche de lluvias torrenciales. Nadie sabe quién lo ha hecho, pero ha aparecido una pintada en el consultorio médico en la que puede leerse: “¡Exigimos que nos traten como personas, no tenemos prisa para morirnos!”. La pintada ha sido descubierta un día después de que un residente muriera de una subida de tensión justo la noche en la que entraba en vigor la nueva norma por la que se han eliminado las guardias médicas nocturnas. La dirección del centro aseguró en una circular que se suprimían las guardias médicas nocturnas debido a un recorte en el presupuesto.

El lugar en el que nunca pasa nada está comido por los murmullos, que ensordecen los pasillos como una salva de cañonazos. Nadie sabe quién lo ha hecho, pero ha aparecido una pintada en la recepción del centro, frente a la puerta del director, en la que puede leerse: “Si luchas puedes perder, si no luchas estás perdido”. La pintada ha sido descubierta un día después de que se repartiera una circular en la que se advertía de que comenzarán a cobrarse los medicamentos, se suspenderá el servicio de comedor para las cenas y se eliminará la consulta de fisioterapia y estimulación.

El lugar en el que nunca pasa nada, ha sido invadido por un grito sordo y unánime de protesta. Todos los ancianos de la residencia se han concentrado delante de la fachada del centro con una brocha en la mano para realizar una pintada gigante de múltiples colores en la que pueda leerse: “Cada corazón es una célula revolucionaria”. Han acampado en el jardincillo que hay a la entrada del centro con la intención de no moverse hasta que readmitan a Bernardino y a Francisca, los dos residentes del segundo piso a los que pillaron hace dos días con el spray del delito en la mano, justo después de finalizar una pintada en la que podía leerse: “Si no hay platos para todos, romperemos la vajilla”. Los dos admitieron ser los autores de las pintadas que han hecho de esta residencia de ancianos un lugar en el que han comenzado a pasar muchas cosas.

El lugar en el que nunca pasa nada