martes. 16.04.2024
Eos y Titono

En la mitología griega Titono era un mortal hijo de Laomedonte, rey de Troya, como su tío abuelo Gamídenes de inmensa belleza (ver artículo complejo de Gamídenes en Nueva Tribuna), Titono era de una belleza deslumbrante. Eos, Aurora en la mitología latina, diosa del amanecer, se enamoró perdidamente de él. Eos salía cada día de su hogar al borde del océano que rodeaba al mundo para anunciar a su hermano Helios, el Sol. Eos le pidió a Zeus la inmortalidad para Titono, cosa que Zeus le concedió. A Eos se le olvidó pedir al padre de los dioses la juventud eterna para Titono. Eos para aliviar a Titono del sufrimiento del envejecimiento decidió convertirlo en cigarra. Eos le dijo “Volverás a la Tierra, mi Titonos. Hacerte feliz sigue siendo mi mayor deseo. Serás libre, pero no como hombre, ya que no soporto la idea de que tengas que trabajar para comer siendo tan viejo. Vivirás cada estación de la manera más cómoda posible. En verano, serás una cigarra, seguirás comiendo ambrosía y podrás cantar y bailar todos los días”. De esta manera Titono fue envejeciendo hasta convertirse en una cigarra, eternamente vivo. Desde entonces cada mañana Eos cuando se despierta llora produciendo el rocío con sus lágrimas, Titono se alimenta de ellas, mientras susurra el conocido sonido con el que pide la muerte a Tánatos, rey de la noche, de una vida que se eterniza.

Recientemente en 2016 Skolnik publicó en el JAMA, el complejo o síndrome de Titono refiriéndose a la situación que surge, seguramente fruto del amor, donde por nuestro egoísmo y la necesidad de retener para siempre a nuestros seres queridos, nos aferramos a esos cuerpos que se van desdibujando y se van quedado en sólo una caricatura de lo que fueron. Ese deseo de la inmortalidad condena a veces a largas agonías. Al igual que Titono ese ser querido ya no puede hacer nada por sí mismo atrapado en su propio cuerpo.

Refiere en su artículo Skolnik, que sale de una habitación “donde ha tenido una conversación con los hijos de una anciana de 94 años con demencia grave, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, triple bypass coronario y dos cirugías de cadera. Los hijos pretenden que continúen con su medicación de estatinas y del resto de fármacos. He tenido muchas conversaciones como esta, tratando de aclarar a las familias los objetivos de la atención, así como los medicamentos que deberíamos usar”.

Para Daniel Flichtentrei, son una nueva generación de pacientes. Una que incluye a madres destrozadas. A madres presas de esperanzas infundadas. A hijos insomnes velado a padres que no acaban de fallecer unidos a un respirador. Detenidos en un camino que no conduce a ninguna parte.

Como nos recuerda Young “los antiguos griegos ya sabían, y avisan con su mitología, que la mayoría de los deseos no se pueden completar. En la era actual, nos hemos esforzado por entender los misterios del corazón, las complejidades del riñón, y las áreas ocultas del cerebro entre otros. Hemos hecho lo mejor para curar el cuerpo cuando se enferma, y extender nuestro tiempo en la tierra. Nos hemos involucrado en una batalla que sabemos nunca vamos a ganar y por esto, tenemos que afrontar lo que significa perder a aquellos cercanos a nosotros, a través de la lenta comprensión de las consecuencias de decisiones que tomamos en cada oportunidad. Cada elección es bien intencionada, hasta que vemos a alguien que amamos, yaciendo en frente nuestro, sin saber que estamos allí”.

Por último, compartir esta reflexión de Albert Einstein de hace cincuenta años. “vivimos en una época caracterizada por la perfección de los medios y la confusión de metas”.

Complejo de Titono o deseo de la inmortalidad