jueves. 18.04.2024

En la mitología griega Tántalo era hijo de Zeus y de la Oceánide Pluto, rey de Frigia en Asia menor, acabó siendo un titán del inframundo, en el Tártaro.
Tántalo fue invitado por Zeus a la mesa del Olimpo, aquél fue revelando a los mortales lo que oía en la mesa. Además de esto Tántalo robó ambrosía y néctar.
Para corresponder a los dioses Tántalo invitó en su palacio a los dioses en el monte Sípilo. Cuando empezó a faltar comida Tántalo sacrificó a su hijo Pélope. Lo descuartizó lo coció y se lo ofreció a los dioses, estos apercibidos del hecho rechazaron la comida. Zeus con la ayuda de Hades, reconstruyo al joven. Poseidón secuestró al joven, lo llevó al Olimpo y lo hizo su amante.


Una nueva peripecia de Tántalo colmó la paciencia de los dioses. Pándaro robó el mastín de oro, que había hecho Cronos a Rea para que cuidara del recién nacido Zeus, y se lo dio a Tántalo para que lo guardara. Cuando áquel le pidió a Tántalo que se lo devolviera, este dijo ante Zeus no saber nada del perro. Enojado Zeus con una roca aplastó a Tántalo y arruinó su reino.
Después de muerto Tántalo fue condenado a estar en un lago con el agua hasta el cuello, cada vez que tenía sed e intentaba beber el agua se retiraba. Otros autores refieren que fue condenado a estar debajo de un árbol frutal, cada vez que tenía hambre e intentaba comer un fruto la rama del árbol se alejaba. 


La simbología de este mito es que por la insensatez del hombre pierde todo lo que tiene al alcance de la mano, por su soberbia.
Las personas con complejo de Tántalo funcionan al igual que el mito griego con un ansia infinita de conseguir cosas materiales, no importando lo que haya que hacer para conseguirlo, mentir lo que sea necesario y sacrificar a quien haya que sacrificar.
El llamado suplicio de Tántalo lleva a los hombres, bajo la paradoja de la abundancia, por su desmesura de poder y soberbia, a intentar alcanzar metas que cada vez están más lejos. Cuando las personas ignoran el límite de la justicia y de la ética caen en el suplicio de Tántalo. 


En política es un hecho frecuente observar este complejo. Así se ve como algunos gobernantes tiran por la borda su capital político acometiendo acciones que sólo sirven a sus ambiciones de poder. Esta falta, al igual que los dioses del Olimpo con Tántalo, los pueblos, rara vez perdonan.
Una película del cine español refleja como pocas este complejo de Tántalo es, Bienvenido Mister Marshall, del inolvidable Berlanga. Recuerdo que el argumento se centra en el imaginario pueblecito español de Villar del Río, que amanece bajo la impresionante voz en off de Fernando Rey. En este pueblecito esperan a los americanos sus habitantes, quienes esperan recibir por el Plan Marshall, todo aquello que su alcalde, el inolvidable Pepe Isbert, les ha pedido que escriban en un papel. Cada uno pide todo aquello que ansía tener, una vaca, un tractor, una tierra…Al día siguiente se ve aproximarse por la carretera de tierra, levantando polvo, a la comitiva americana, que pasa de largo ante la frustración de los habitantes de Villar del Río y de su engalanado pueblo para Míster Marshall. Estos paisanos del pueblo, como Tántalo, no alcanzaron el fruto del árbol ni el sorbo del agua del lago, cada vez que se acercaban a ellos más se alejaban.
Por último, compartir esta reflexión de Haruki Murakami: “el tabique que separa la sana autoconfianza de la insana arrogancia es sumamente fino”.

Complejo de tántalo