viernes. 29.03.2024

La cleptomanía es un trastorno del control de los impulsos, que se define como la incapacidad de refrenar o dominar el impulso de robar objetos que no se necesitan, y que en general son de escaso valor.

En el siglo XIX se realizó la primera descripción de este trastorno: Esquirol, en 1838, usó este término para describir una serie de conductas irresistibles e involuntarias de robar artículos sin valor, de personas con alto estado económico y social.

Entre el 4% y el 24% de las personas detenidas por hurto en tiendas, se considera que es por cleptomanía. La prevalencia de este trastorno en la población general se encuentra entre el 0,3% y el 0,6%. Afecta más a mujeres que a hombres, en una proporción de 3:1. El trastorno puede comenzar en la infancia, en la edad adulta y, raras vez, en la edad adulta tardía.

Las características de las conductas cleptómanas son: el robo no es para beneficio personal, el robo es la consecuencia de un impulso irresistible. Los robos, generalmente, se producen de forma espontánea sin planificación ni ayuda de otras personas

Las causas de este trastorno hay que buscarlo en diferentes planos. A nivel biológico se ha hablado de una disregulación en el neurotransmisor serotonina y en la dopamina, sustancias implicadas en la regulación de las emociones la primera y en el reforzamiento de las conductas placenteras la segunda. En el plano conductual se refiere un modelo de condicionamiento operante, el individuo se habitúa al deseo o al acto de robar debido a la satisfacción (recompensa) que experimenta, lo que hace que se repita el ciclo.

Se han descrito a nivel evolutivo tres cursos de la enfermedad: esporádico, con episodios breves y largos períodos de remisión, episódico, con largos períodos con una  ausente  conducta cleptómana y algunos grados de fluctuación, crónico, con un curso persistente y continuado.

Los síntomas de cleptomanía pueden comprender una incapacidad para resistir a fuertes impulsos de robar artículos que no se necesitan. Notar mayor tensión, ansiedad o excitación antes del robo. Sentir placer, alivio o gratificación durante el robo. Sentimientos de culpa, vergüenza o miedo a ser arrestado después del robo. Reaparición de los impulsos y repetición del ciclo cleptómano.

Las características de las conductas cleptómanas son: el robo no es para beneficio personal, el robo es la consecuencia de un impulso irresistible. Los robos, generalmente, se producen de forma espontánea sin planificación ni ayuda de otras personas. La mayoría de los hurtos son en lugares públicos, como supermercados o tiendas. Habitualmente los objetos robados no tienen valor para la persona cleptómana y tiene recursos económicos para comprarlos. Los artículos robados se suelen esconder y no usar.

Los factores de riesgo para la cleptomanía son: Sexo, ser mujer es un factor de riesgo para este trastorno junto a los siguientes: Antecedentes familiares como tener un familiar de primer grado, un TOC o un trastorno de consumo de sustancias, aumenta el riesgo de padecer cleptomanía. Tener otra enfermedad psicológica como trastorno bipolar, ansiedad, un trastorno de la alimentación, consumo de drogas o un trastorno de personalidad incrementan así mismo el riesgo de este trastorno.

El tratamiento para este trastorno es básicamente de orientación psicoterapéutica (sensibilización conversiva, terapia de aversión, desensibilización sistemática), aunque a veces hay que recurrir a la utilización de fármacos que actúan sobre la serotonina y que ayudan al control de la impulsividad

La cleptomanía: un trastorno del control de los impulsos