jueves. 18.04.2024
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Fotograma de 'Tiempos modernos'

Solo basta leer y cotejar diarios de líneas editoriales opuestas y podremos notar como las diferencias sobre un mismo acontecimiento comienzan a aflorar detrás de cada consonante y de cada punto. El reconocido lingüista y activista estadounidense de origen judío nos adentra con su decálogo de la manipulación mediática en algo tan eficaz y a la misma vez tan longevo y rudimentario. Un Avram Noam Chomsky que desnuda desde lo más íntimo los secretos del titiritero.

Una película de época, un momento de la historia enmarcado por las políticas de distracción y de servilismo. La construcción deliberada de estrategias para encauzar las realidades y llevarlas hacia los polos lejanos con la acción de los vientos de la conveniencia. Aunque parezca solo un juego de palabras, este pensamiento trae consigo la esencia misma del poder, la séptima puerta del decálogo abre los ojos hacia una ardua tarea de mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.

La película Tiempos Modernos, rodada en 1936, actuada y dirigida por el entrañable Charles Chaplin, marcaba en su raíz la adecuación de un individuo hacia un sistema que solo buscaba su opresión y estancamiento. Bien dice Chomsky acerca del mandato implícito en todo medio de dominación de multitudes, “hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud”. José Ortega y Gasset y sus obras por excelencia, El Hombre Mediocre y La rebelión de las masas, nos mantienen en un océano atravesado por las mismas ideologías. Henry Ford y su seriación, George Orwell con Rebelión en la granja y 1984, infinitos son los autores que siguen la matriz anunciada por este compendio de desigualdades en pos del dominio territorial.

Todo cuanto circunda en derredor nos lleva a la triste realidad, un obrero en la era de las máquinas que se dedica una y otra vez, una y otra vez a colocar tornillos. Pero ninguna política puede llevarse adelante sin la acción mancomunada del estado, quien utiliza a la educación como un estandarte y una herramienta tan necesaria. Noam Chomsky hace foco en el pensamiento de que: “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores”. Solo así es entendible la persecución hacia educadores en épocas de procesos militares latinoamericanos, solo así se puede leer y contemplar la magnitud de grandes formadores como Paulo Freire, su Pedagogía del oprimido era una radiografía locuaz e insurgente para los gobiernos brasileños de turno.

Pululan a diestra y siniestra los medios de desinformación, hay que desconfiar de los medios tradicionales que se han alineado con el pensamiento único, esa doctrina que lo penetra todo, incluso a aquellos que no están de acuerdo pero que en la vorágine equivocan sus movimientos. El ciudadano debe estar alerta, debe saber que esto ocurre, que no se cuenta todo lo que hay que contar, se debe hacer un filtro constantemente de la información recibida, se debe elaborar un tamiz y no separarnos de él. Siempre detrás de un mensaje hay alguien que lo envía, el quid de la cuestión es saber discernir el por qué y el para qué es enviado.

Hay una responsabilidad ciudadana que excede a los gobiernos, hay un espíritu crítico que debe acompañar a cada persona en el desandar cotidiano, Jorge Luis Borges nos habla y nos trae a la luz El jardín de senderos que se bifurcan, una enorme adivinanza cuyo tema es el tiempo, omitir siempre una palabra, recurrir a metáforas ineptas, una sumatoria de imágenes incompletas que tarde o temprano lograrán lamentablemente su cometido. En los pasillos de la democracia resuenan las campanas de divide y reinarás, eternas fábricas de silencios que deambulan por doquier con la única intención de manipular y de distraer, una auténtica metonimia del saber mal entendido.

Las fábricas de silencios