domingo. 28.04.2024
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Artículo escrito por Claudina García Pérez en el número de El Socialista al que hace referencia Montagut.

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@Montagut5

Pocas mujeres socialistas como Claudina García Pérez se han destacado tanto por defender la sindicación de las trabajadoras como nuestra protagonista. En este trabajo volvemos sobre esta cuestión, a través de un análisis que publicó en 1928 en El Socialista, donde sacaría diversos artículos, muchos de ellos vinculados a las trabajadoras textiles, y sus problemas.

Así pues, en el número del 26 de agosto de 1928, dentro de la sección “Acción Feminista” de El Socialista, y que ejemplifica el creciente interés del socialismo español por la causa de la emancipación de las mujeres en aquella década, nuestra protagonista planteó las claves sobre la organización de las obreras de la aguja (obreras de ropa blanca y similares, y vestidos y sombreros). El texto tiene su interés no sólo como un alegato en favor de la organización obrera femenina, sino porque ofrece información valiosa sobre la situación laboral de estas trabajadoras en los años veinte.

Claudina García había detectado que a la Sociedad Obrera llegaban muchas trabajadoras que deseaban afiliarse, pero que se lo prohibían sus patronos. En las entrevistas tenidas se detectaba también que no se les pagaban las horas extraordinarias o si las recibían no con el porcentaje correspondiente, además de no cumplirse la ley de ocho horas. Por otro lado, los talleres no eran adecuados por no contar con luz suficiente, ni ventilación, y solían ser muy húmedos. En todo caso, el principal temor de estas trabajadoras era el del despido.

Los patronos de este sector textil ejercían una evidente presión sobre las trabajadoras para que no se afiliasen a ningún sindicato. También despedían a las obreras que presentaban denuncias en la Inspección de Trabajo.

Claudina García estaba empeñada en combatir ese temor real que padecían las obreras de la aguja para que comprendiesen que si no lo superaban seguirían existiendo las amenazas, además de constatar que no todos los empresarios eran iguales, porque había quienes, temiendo tener que buscar nuevas trabajadoras, optaban por aceptar la asociación de las mismas.

Claudina García insistía en que la Ley de Asociaciones era igual para todos, para los hombres, pero también para las mujeres, es decir, que las trabajadoras tenían reconocido ese derecho. El artículo terminaba siendo un alegato en favor de la organización obrera, del valor de la unidad de las trabajadoras, poniendo como ejemplo las Sociedades Obreras femeninas de la Casa del Pueblo de Madrid. Que nuestra protagonista insistiera tanto en este artículo sobre los miedos, como en otros trabajos, demuestra las enormes dificultades que padecían las trabajadoras de este importante ramo industrial, que empleaba a tantas mujeres en las ciudades españolas.

Hemos consultado el número 6098 de El Socialista.


Es fundamental acercarse al libro de Marta Del Moral Vargas, Acción colectiva femenina en Madrid. (1909-1931), 2012, es una tesis muy interesante sobre la lucha de las mujeres en el Madrid de los primeros decenios del siglo XX.

Por fin, podemos acudir al Diccionario Biográfico del Socialismo Español para ahondar en la figura de Claudina García.

Sobre la sindicación de las obreras de la aguja hacia 1928