viernes. 19.04.2024

Corre el minuto 30 de la segunda parte. El Real Madrid ha encarrilado su merecido triunfo ante un bravo Levante. Los siempre obedientes Ultra Sur inician sus cánticos según el rígido horario que alguien les marca.

“La final del Rey no se juega aquí”. Repetido hasta seis veces y seguido lamentablemente, por una parte importante del habitual silente público, sobre todo del Fondo Norte, mimado y convocado a unirse partido tras partido por el Fondo Sur.

A este educado y razonable estribillo le sigue otro más en la línea con los habituales de los Ultra Sur. “Los hijos de puta no son españoles” repetido insistentemente con gran regocijo. Algún malintencionado comentó que se debían referir a las aficiones de Barcelona y del Atlético de Bilbao.

Pero lo mejor de la idiosincrasia de los ultra sur se expresó con claridad en el tercero de los lemas, siempre bien estudiados y medidos. Debe estar entre sus dirigentes algún Pelayo con estudios de Marketing: “La final del Rey no se juega aquí”… “la final del Rey se juega en Chernobil”.

De lo cual se deduce algo evidente: Los Ultra Sur, grupo respetado y atendido por las diferentes directivas del Real Madrid, consideran que el lugar donde se debe celebrar la final del Rey, ya no es ni siquiera el Bernabéu, ni España ni la Unión Europea, sino una destruida ciudad del antiguo imperio soviético, actualmente abandonada e inhabitable por la contaminación nuclear. No son muy piadosos los sentimientos de esos muchachotes hacia los seguidores vascos y catalanes.

Hoy martes 14 de febrero, día de los enamorados, Barcelona Y Atlético, juntos de la mano, han insistido en jugar la final en el Bernabéu y la prensa recoge que Florentino Pérez se lo está pensando.

“Con el Barça a diez puntos igual ha llegado el momento de ser generoso” dicen muchos seguidores del Real Madrid.

Las espadas siguen en alto.

“La final del Rey no se juega aquí… se juega en Chernobil”