jueves. 28.03.2024
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Si no queremos tener ningún problema a la hora de ponernos en marcha, debemos estar atentos al buen estado de nuestra batería y, también, estar preparados para deshacernos del hielo

Las campañas de concienciación acerca de los riesgos de la conducción durante el invierno y los hábitos imprescindibles para tener nuestro coche a punto durante la bajada de las temperaturas se han convertido en una constante anual. Sin embargo, todavía son muchos los conductores que desconocen el correcto uso de los accesorios más elementales o que, ante un problema al tratar de arrancar su coche después de las primeras heladas, se encuentran sin una solución rápida y fácil de la que echar mano. No es necesario que pienses en vender tu coche, basta con dedicarle un poco de tiempo antes de que el invierno se haga presente y repasar algunas normas básicas de seguridad para que la conducción durante el temporal sea menos peligrosa.

Tratar de arrancar el coche a primera hora de la mañana y durante el inicio del invierno puede acarrearnos en muchas ocasiones sorpresas desagradables. Si no queremos tener ningún problema a la hora de ponernos en marcha, debemos estar atentos al buen estado de nuestra batería y, también, estar preparados para deshacernos del hielo que puede formarse en nuestras lunas. En primer lugar, más allá de los preparativos propios del invierno, conviene realizar una revisión periódica de nuestra batería (en muchos talleres es gratuita); tratar de mantenerla limpia, eliminando la suciedad que pueda depositarse sobre ella con un paño antiestático; y asegurarnos de que los bornes de conexión están bien ajustados y son fáciles de conectar. Y, de cara al invierno, debemos verificar que se encuentra bien cargada, pues mantener todo el vehículo caliente nos supondrá un mayor gasto de batería. En cuanto al estado de nuestras lunas, nos conviene en primer lugar asegurarnos de que nuestros parabrisas (tanto delanteros como traseros) no se encuentren adheridos al cristal, debido al calor del verano, y de que su funcionamiento es el correcto. También es recomendable cambiar nuestro líquido limpiaparabrisas por uno más resistente a las bajas temperaturas. Cerciónate además de que el depósito de líquido anticogelante, situado junto al motor, se encuentra lleno y comprueba que la luna térmica trasera del coche funciona. Para la capa de hielo que suele cubrir las lunas de nuestro vehículo tras una helada existen mil remedios, unos puramente caseros y otros más profesionales. Más allá de todos ellos, lo más sencillo es habituarnos a llevar con nosotros un rascador de cristales. Si encendemos la calefacción orientada hacia la luna del coche, la tarea será mucho más fácil, siempre y cuando el aire no salga extremadamente caliente (el estrés térmico podría partir el cristal).

En cuanto a la equipación de nuestro coche, de cara a una conducción segura, debemos estar seguros del buen estado de nuestros neumáticos y de los frenos. Lo ideal para garantizar nuestra seguridad sería cambiar nuestros neumáticos por unos de invierno. Si no deseamos realizar esta inversión, debemos al menos asegurarnos de que las ruedas que tenemos instaladas en nuestro coche se agarren bien a la carretera, comprobar si los neumáticos se encuentran correctamente inflados, revisar la presión, la profundidad del dibujo de los mismos y el estado de la goma. Es posible que el calor del verano los haya desgastado. Además, asegúrate de llevar cadenas contigo, ya sean metálicas (más difíciles de aplicar) o textiles (menos resistentes), y, sobre todo, dedica tiempo a aprender cómo ponerlas en tu rueda. En cuanto a los frenos, debemos tener en cuenta que el frío afecta a todos los materiales y elementos de nuestro vehículo, y que por lo tanto debemos asegurarnos de que los discos, las pastillas, las pinzas y todas las piezas relacionadas con nuestro sistema de frenado se encuentran en buen estado, al igual que la tensión del freno de mano.

Consejos para una conducción segura durante el invierno

Una vez que hemos puesto nuestro vehículo a punto, y si vamos a hacer un desplazamiento largo o en el que pensamos que podemos encontrarnos con tramos afectados por el temporal, es importante tomar algunas precauciones y poner al día nuestros conocimientos en materia de seguridad. En primer lugar, además de comprobar que llevamos todos los accesorios marcados por la ley (chaleco reflector, triángulos, rueda y luces de repuesto), es recomendable tener a mano en este tipo de desplazamientos todo aquello que pueda ayudarnos en caso de accidente o de quedar atrapados: guantes, mantas, kit de primeros auxilios… y batería en nuestro teléfono móvil.

Además, resulta conveniente chequear nuestra ruta y el estado de las carreteras antes de salir de casa, así como reforzar las precauciones a la hora de conducir: salir siempre con el depósito lleno, sujetar el volante con ambas manos, evitar adelantamientos, aumentar la distancia de seguridad y evitar frenazos. Seguir las roderas de otros vehículos puede servirte para identificar mejor el trazado de la carretera, pero también encierra un peligro: la nieve derretida por el paso de varios vehículos puede helarse y convertirse en hielo.  En caso de vientos fuertes, sujeta el volante con firmeza, realiza movimientos suaves, mantén un régimen alto de revoluciones en el motor y extrema la precaución al salir de túneles.

Del mismo modo, toma todas las medidas que puedan beneficiar tu visibilidad y, antes de subir al vehículo, retira la nieve que lo cubre y la suciedad de los faros, de manera que puedas ser visto con mayor facilidad por otros conductores.

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