viernes. 29.03.2024
caco

Unos jóvenes vuelven de fiesta y se dedican a patear una lata de refresco delante de nuestra casa. Nuestra mascota se desvela y, como los ruidos son continuados, se levanta. Nos podría haber pasado a nosotros. Llega hasta la cocina, donde tiene el bebedero y ahí se arma el lío. Protegimos esa zona por la noche con nuestra alarma y la presencia del animal la ha hecho saltar.

Es una situación más habitual de lo que se sospecha y que puede traernos un disgusto bien gordo. Porque la alarma nos despertará y nos asustará. No somos héroes, como en las películas. Si algo nos hace pensar que hay un intruso en casa, actuamos de una forma bastante prudente. En consecuencia, desde que suena la alarma hasta que comprobamos que no ha pasado nada, habrá pasado un buen rato.

Ese tiempo es más que suficiente para que un vecino nuestro llame a la policía. Bien por la molestia o por preocupación, está justificado que lo haga.

Sin embargo, una falsa alarma que mueve las fuerzas del orden puede salirnos bastante caro. La Administración contempla sanciones para quien reiteradamente provoca que la policía acuda a sitios donde no pasa nada.

Las causas de las falsas alarmas son diversas. Puede haber fallos técnicos que las provocan o circunstancias como la expuesta. Las alarmas más susceptibles de presentar fallos son las más básicas. Por una parte, porque su sistema tecnológico tiene menos funcionalidades. Por ejemplo, no tienen un detector volumétrico, que es capaz de diferenciar mascotas de personas. Por otra parte, no está conectada a un CRA. Una Centralita bajo supervisión de profesionales es capaz de verificar cada salto de alarma y tomar una decisión acertada.

No en vano las compañías de seguridad ya ofrecen soluciones en alarmas para casa que tengan en cuenta a las mascotas. Interesa a ambas partes.

La Administración hace tiempo que decidió ponerse serio con el asunto de la seguridad privada. Hay mucha gente que sigue prefiriendo tener una alarma básica y no es consciente de los problemas derivados que pueden ocasionar.

Primero, hablamos de costes adicionales, ya que lo primero que requerirá la Administración es que se subsanen los problemas técnicos que pudieron originar el salto no correspondiente de alarma. Esta primera advertencia se realiza después del segundo salto en un plazo no superior a los 30 días.

La Administración pasará además a investigar el caso y si se confirma que el aviso a la Policía Nacional no estaba justificado procederá a sancionar al titular de la alarma. Para esta sanción se amplía el plazo a 60 días.

Las consecuencias podrían ser aún mayores. Si son tres los saltos de alarma en este período nos encontraremos ante una sorpresa: la Administración obligará al titular a desconectar la alarma o las sirenas. Además, fijará un plazo durante el cuál prohibirá al mismo que pueda reconectarse al sistema, que podría ser permanente.

Por tanto, las mascotas son un elemento importante a la hora de tomar una decisión sobre la seguridad del hogar. A no ser que queramos sustos por la noche, vecinos molestos y sanciones administrativas.

Mascotas, falsas alarmas y sanciones administrativas