viernes. 29.03.2024

@jgonzalezok | Tras cuatro años de gobierno de la derecha en Chile, las urnas consagrarán este domingo, 17 de noviembre, la vuelta del centro izquierda al Palacio de la Moneda. Todas las encuestas son implacables y anuncian una victoria aplastante de Michelle Bachelet, con el único enigma de si conseguirá sobrepasar el 50 % de los votos en la primera vuelta, o deberá esperarse hasta el segundo turno, el 15 de diciembre.

Cuarenta años después del golpe que derribó a Salvador Allende, la socialista Bachelet volverá a ocupar por segunda vez la presidencia, esta vez al frente de una coalición mayor que la que la apoyó en su anterior período. La Concertación de Partidos por la Democracia, que gobernó desde la recuperación de la democracia hasta hace cuatro años (1990-2010), se ha convertido ahora en Nueva Mayoría, con la novedosa incorporación del Partido Comunista y otros grupos menores.

Los cuatro años como presidente de Sebastián Piñera, al frente de la coalición RN-UDI, se cierran con una crisis en la derecha. Consideraciones ideológicas al margen, no se puede decir que dejen un Chile en peores condiciones, ya que el país está entre los que mejor desempeño económico puede mostrar en estos años de crisis. Valga como ejemplo los 800.000 nuevos puestos de trabajo creados en estos años. La tasa de crecimiento anual en el período 2007-2011 fue, en promedio,  del 3,8 %, mientras que en el 2012 fue del 5,5 %. Pero la desigualdad aumentó en los últimos 20 años. Un reciente estudio de la Universidad de Chile señala que el 1 % más rico de la población, tiene el 30 % de los ingresos totales del país.

Los problemas que no pudo resolver el gobierno de la derecha tampoco los pudieron solucionar los gobiernos de la Concertación. Pero con Piñera la derecha ha entrado en un laberinto que se puede interpretar como un fracaso. Muestra de esta confusión ha sido la selección de la candidatura presidencial.

Laurence Golborne (independiente, pero apoyado por la UDI), que parecía el candidato claro después de la enorme popularidad que alcanzó con el rescate de los 33 mineros de la mina San José, debió renunciar antes de hacer efectiva su postulación, por un conflicto de intereses. En las elecciones primarias hubo una dramática lucha entre Andrés Allamand (RN) y Pablo Longueira (UDI), que ganó este último contra todo pronóstico. Pero la verdadera sorpresa vino poco después, cuando el vencedor anunció que renunciaba, a causa de una depresión de la que no se tenía noticia.

La candidata, finalmente, sería Evelyn Matthei, que militó sucesivamente en los dos partidos de la coalición oficialista, pero que no ha contado con el apoyo unánime del sector. Hija del general Matthei, miembro de la Junta Militar, carga con el cartel de haber sido un último recurso, un Plan C, ni siquiera Plan B.

Las protestas estudiantiles, que adquirieron en estos años especial relevancia, marcaron la presidencia de Piñera, igual que las manifestaciones por el proyecto de la represa de HidroAysén, o los problemas con los indígenas mapuches. Dentro de sus propias filas se le reprocha haber estado más preocupado por su futuro personal, con vistas a postularse dentro de cuatro años, que en consolidar el proyecto de la derecha. 

Aunque este domingo la batalla fundamental se da entre Bachelet y Matthei, son 9 los candidatos –no había tantos desde 1989- y puede haber alguna sorpresa. Hace cuatro años, Marco Enríquez-Ominami, que fundó el PRO (Partido Progresista), luego de abandonar la Concertación, logró un 20 % en la primera vuelta. Y vuelve a ser candidato, con posibilidades de desplazar a Matthei. Otro candidato que aspira al segundo puesto es Franco Parisi, un independiente que algunos califican como un populista de derecha y que se hizo muy conocido por sus programas sobre economía en radio y televisión.

Bachelet, que fue la primera Ministro de Defensa de su país –en la presidencia de Ricardo Lagos- y la primera mujer en ocupar la presidencia, será también la primera que consigue la reelección desde 1952. Y  con ella, la antigua Concertación habrá ganado cinco de las seis elecciones a las que se ha presentado desde el fin de la dictadura.

En su segundo mandato pretende una serie de cambios que serán de gran alcance, si logra concretarlos. En primer lugar, quiere un cambio de la Constitución, que fue heredada de la dictadura, y que se ha mantenido porque la relación de fuerzas no ha permitido su reforma. Se pudieron cambiar algunas cosas, como la eliminación de los senadores vitalicios, pero la Constitución chilena sigue teniendo la marca de Pinochet a través de las llamadas leyes de amarre.

El cambio político más relevante será la sustitución del sistema binominal en las elecciones parlamentarias. Hasta ahora, cada distrito elige dos cargos y para que una lista logre los dos debe conseguir al menos el 66 % de los votos; a la minoría le basta con el 33 % para hacerse con uno. Este mecanismo permitió que la derecha, con poco más de un tercio de los votos, haya controlado la mitad del Congreso, dejando fuera a los grupos minoritarios e impidiendo otros cambios políticos

Bachelet también quiere hacer frente al problema de la educación, que en estos años ha llevado a la calle a miles de estudiantes que luchan por su gratuidad. Para financiarlo, propone una reforma tributaria, aumentando el impuesto de sociedades y reduciendo los impuestos personales. Plantea un sistema estatal de pensiones, un nuevo sistema de salud pública y también creará dos nuevos ministerios, uno el de la Mujer, y otro para Asuntos Indígenas.

Patricio Navia, comentarista político y profesor en la Universidad de Nueva York, afirma que, en su primer mandato, Bachelet tuvo una orientación más favorable al mercado y que en esta campaña se ha mostrado más cercana a la idea de un mayor papel del Estado. Un informe de LarrainVial, una empresa de asesoría financiera, sostiene que una victoria de Bachelet estaría lejos de plantear un escenario tipo “democracia chavista o kirchnerista”. Y que, aún cuando se lleven a cabo las modificaciones propuestas por la candidata, “Chile seguiría con un modelo económico de libre mercado, integrado financiera y comercialmente al mundo”.

El regreso de Bachelet a la presidencia de Chile