sábado. 20.04.2024
cristina fernandez
La Presidenta en el acto de anuncio del lanzamiento del programa PROGRESAR. (Foto: Casa Rosada)

@jgonzalezok / Un programa de becas para jóvenes de familias pobres, que ni estudian ni trabajan, entre los 18 y los 24 años, fue la ocasión elegida por la presidente argentina, Cristina Fernández, para marcar su regreso al primer plano. Su último discurso había sido el pasado 10 de diciembre, cuando encabezó los festejos por los 30 años de democracia. Y unos días después encabezó otro acto con motivo de los ascensos militares, aunque no habló en esta ocasión. En cadena nacional –que no utilizaba desde antes de su operación, en octubre pasado-, la mandataria presentó el programa Progresar, que puede beneficiar a poco más de 1,5 millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan o que, teniendo trabajo, es informal.

Para la mandataria argentina, estos jóvenes serían los hijos del neoliberalismo: “son los chicos cuyos padres no tenían trabajo o lo perdieron, o no fueron educados en la cultura del trabajo, y necesitan la ayuda del Estado para salir adelante”. .

A cambio de recibir 600 pesos mensuales (63 euros o 84 dólares al cambio oficial), los jóvenes que pretendan recibir esta ayuda deberán justificar que están estudiando y presentar un certificado médico. Este programa significa que los jóvenes argentinos sin recursos reciben algún tipo de ayuda desde que nacen, primero con la Asignación Universal por Hijo (460 pesos, el equivalente a 48 euros o 64 dólares), hasta los 24 años, con el nuevo programa presentado ahora.

La reaparición de Cristina Fernández adoptó la escenografía habitual de los buenos tiempos del kirchnerismo: junto al elenco político oficialista -aunque esta vez hubo pocos gobernadores-, estaban representantes de los organismos de derechos humanos afines y, sobre todo, jóvenes militantes, que fueron los encargados de los aplausos, los cánticos y el tradicional folklore.

El discurso de la presidente argentina no hizo referencia a ninguno de los temas candentes que preocupan a los ciudadanos, como los cortes de luz, una inflación desatada –a pesar del último acuerdo de control de precios- o la disparada del dólar, tanto en el mercado oficial (3,5 % en un solo día), como en el paralelo. Pero no se olvidó de fustigar a la prensa que considera opositora.

Tras su discurso oficial, que duró unos 45 minutos, y que empezó con un tono más apagado de lo habitual, Cristina Fernández se asomó sucesivamente a dos de los patios de la Casa Rosada donde había más jóvenes militantes de diversas organizaciones kirchneristas, como La Cámpora o el Movimiento Evita, donde volvió a hablar. Ahí anunció su próximo viaje a la cumbre de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe) en Cuba, este próximo viernes. Desmintió así las informaciones que lo ponían en duda, por sus problemas de salud. Los pibes de la liberación, como se identifican en sus cánticos los jóvenes kirchneristas, repitieron el tradicional Ché gorila, ché gorila, no te lo decimos más, si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar.

El anuncio del nuevo programa Progresar se produce meses después de la derrota del gobierno en las elecciones parlamentarias parciales del pasado mes de octubre. Cuando el kirchnerismo sufrió otra derrota similar, en 2009, también reaccionó con una serie de medidas de tipo social, como la Asignación Universal por Hijo. En aquella oportunidad también se lanzó el programa Fútbol para Todos, que estableció el fútbol televisivo gratis, con la financiación del Estado, y la Ley de Medios.

Pero la situación de las arcas del Estado era mucho mejor que ahora. Desaparecieron los superávits gemelos, el gasto público se ha multiplicado a un ritmo de 30 % anual en la última década y las reservas en el Banco Central disminuyen a pasos agigantados. La presión fiscal, que llegaba al 37,3 % del PBI en 2012, se calcula que este 2013 llegaría al 40%, lo que coloca a Argentina en el primer lugar de América Latina y por encima del promedio de la OCDE.

El nuevo plan tendrá un costo de 11.000 millones de pesos anuales, unos 1.156 millones de euros. El déficit previsto para este año es de 100.000 millones de pesos, lo que equivale a unos 10.500 millones de euros. Y el nuevo gasto, aunque se lo quiera contabilizar como inversión, se suma a la montaña de subsidios millonarios que el Estado atorga a las tarifas del transporte y otros servicios públicos, como luz, gas y agua.

La oposición, en general, apoyó el nuevo programa. La diputada Elisa Carrió (Coalición Cívica), feroz opositora del kirchnerismo y que planteó antes que el gobierno la necesidad de la Asignación Universal por Hijo, lo calificó de “programa de contención prudente y correcto”. En el Frente Renovador del ex kirchnerista Sergio Massa también alabaron la iniciativa. De hecho, en la campaña electoral del año pasado, el problema de los ni-ni fue central en el discurso del propio Massa. Desde este mismo espacio político plantearon que este programa para jóvenes sin recursos que ni estudian ni trabajan se convierta en ley, una vieja aspiración también para la Asignación Universal por Hijo.

Otros sectores opositores fueron más críticos y escépticos, como las diputadas Patricia Bullrich y Margarita Stolbizer. El ex diputado de izquierda Marcelo Parrilli, afirmó: “otra vez el gobierno tomó la iniciativa frente a una oposición sin propuesta alguna y reducida solo a formar cooperativas electorales”.  

Reapareció Cristina Fernández, con un programa para los jóvenes ‘ni-ni’