viernes. 19.04.2024
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El Papa mantiene un fluido y casi cotidiano contacto con distintos actores políticos en Argentina, fundamentalmente del peronismo

@jgonzalezok | Han pasado ya casi cinco años desde que el Papa Francisco salió de Buenos Aires para participar en el cónclave para elegir al sucesor de Benedicto XVI y salió del mismo convertido en el nuevo Pontífice. Desde entonces no volvió a poner el pie en su país natal y la relación que mantiene con Argentina puede calificarse, sin duda, de complicada. Cuando inicia estos días una nueva gira por la región -será la sexta-, que incluye a Chile y Perú, llama la atención su decisión de mantenerse lejos de la ciudad en la que vivió sus primeros 77 años de vida y ocupó los más altos cargos de la iglesia local. Como Papa ya visitó los principales países de la región: en 2013 estuvo en Brasil; en 2015 visitó primero Cuba -donde haría una escala un año después para entrevistarse con el Patriarca de Moscú- y después Ecuador, Bolivia y Paraguay; en 2016 estuvo en México; y en 2017 en Colombia.

En esta ocasión sobrevolará territorio argentino y, de acuerdo al protocolo, enviará un mensaje. Será un “interesante” telegrama, según el portavoz del Papa, Greg Burke, que no ahondó en la respuesta. En todo caso, se puede deducir que podría ir más allá de los habituales saludos protocolares. Preguntado el por qué Francisco no había visitado aún su país, el propio representante del Vaticano reconoció que era un tema delicado y que, “para los detalles, es mejor que dejemos que sea el Pontífice quien responda”.

La propia iglesia argentina, a través del portavoz de la Conferencia Episcopal, Jorge Oesterheld, afirmó que “es doloroso que pase por arriba nuestro y aterrice en otro lado (…) Nos cuesta a los argentinos digerir esto, pero tenemos que tener confianza en que cuando él pueda, va a venir a la Argentina”. Y la consigna parece ser que está buscando el momento adecuado.

El Papa mantiene un fluido y casi cotidiano contacto con distintos actores políticos en Argentina, fundamentalmente del peronismo. Y hace sentir su influencia a través, no solo de las autoridades eclesiásticas locales, sino también por medio de algunos presuntos portavoces.

Uno de ellos es Juan Grabois, un joven dirigente social que acaba de acusar al presidente Macri de tener “una necesidad constante de reafirmarse degradando a otros”. El tono de estas declaraciones parece haber sido demasiado duro para la iglesia local, que sacó un comunicado señalando que nadie puede hablar en nombre del Papa. Francisco ha tenido gestos que podrían considerarse hostiles hacia el gobierno de Macri, al priorizar sus contactos con enemigos declarados del gobierno, incluyendo, por ejemplo, a Milagro Sala, una dirigente de la organización Tupac Amaru, encarcelada por diversas causas

La relación de Francisco con el gobierno anterior, que pasó de gélida, cuando era arzobispo de Buenos Aires, a muy cálida, cuando se convirtió en Papa, no tiene una correlación con el presidente Macri, contrariamente a lo que podría pensarse. El de Macri es un gobierno conservador, aunque sería más adecuado calificarlo como centrista o desarrollista. Pero el detalle es que Bergoglio fue peronista antes que Papa y no parece que haya dejado de serlo. Al punto que hay quien jocosamente habla de Juan Pablo (por el general Perón) Bergoglio. Está documentado que el joven Jorge Bergoglio militó en la agrupación Guardia de Hierro, uno de los grupos de la derecha peronista, defensora del nacionalismo más rancio. Y Macri es visto como un liberal, uno de los demonios para cualquier peronista. A pesar de la fría relación que el Papa mantiene con Macri, algunos integrantes de su gobierno sí han logrado tener una relación más cordial. Es el caso de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, la vicepresidente, Gabriela Michetti y la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley.

Poco después de ser electo presidente, Macri hizo un viaje al Vaticano para saludar al Papa argentino. La foto oficial del encuentro mostró al Pontífice con gesto adusto, muy lejos de las sonrisas radiantes que le dedicó a Cristina Fernández, con la que se encontró en seis ocasiones mientras ésta fue presidente. La primera, en la ceremonia de su consagración como Papa. Ese mismo año, en 2013, en plena campaña para las elecciones legislativas de ese año, la presidente viajó a Brasil para tener una foto con el Papa, llevando consigo a su principal candidato, Martín Insaurralde. La última vez fue en 2015, año también electoral, aprovechando la visita a Paraguay. 

Antes de llegar al papado, el kirchnerismo consideraba que Bergoglio había sido colaborador de la dictadura. Y desde el 2005 le hicieron el vacío, no asistiendo a muchos de los tradicionales Te Deum en las fiestas patrias, del 25 de Mayo y el 9 de Julio. Néstor Kirchner no soportaba sus homilías. El fallecido ex presidente llegó a decir: “cuidado que el diablo llega a todos, a los que llevamos pantalones y a los que llevan sotana, porque el diablo penetra por todos lados”. Para mayor irritación del futuro Papa, Néstor Kirchner votó en 2010 a favor de la ley del matrimonio igualitario, siendo la única sesión del parlamento a la que asistió después de dejar la presidencia tres años antes.

En esta gira por Chile y Perú habrá una numerosa y seguramente ruidosa presencia argentina. Tres organizaciones sociales, la Conferencia de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), Barrios de Pie (BdP) y la Corriente Clasista y Combativa (CCC) fletarán autobuses para la misa que el Papa oficiará en Temuco, donde se han asegurado ya un lugar preferente y no sería extraño que reciban alguna consideración por parte del Papa. Estas organizaciones tienen miles de afiliados que reciben planes sociales del gobierno. Planes que aumentaron desde la llegada de Macri al poder, pese a lo cual aumentaron sus reclamos. El impulsor de la primera de las organizaciones (CTEP) es el ya citado Juan Grabois.

La misa del papa en Temuco, región donde se concentra la mayor población de indios mapuches, tendrá un alto significado político. Chile tiene un problema importante con organizaciones mapuches violentas, a las que aplica la ley antiterrorista. Y, al otro lado de la cordillera, en Argentina, ha surgido el grupo Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), que ha llevado a cabo algunas acciones violentas y que asegura luchar por un estado independiente, que no reconoce ni a la Argentina ni a Chile.

El problema mapuche en Argentina recibió una atención inusitada con el caso del joven Santiago Maldonado, que desapareció el pasado 1 de agosto cuando participaba en una protesta a favor de la liberación de Facundo Jones Huala, reclamado por Chile. Hasta la aparición del cuerpo sin vida de Maldonado, el 17 de octubre, ahogado y sin signos de violencia, el caso sirvió a la oposición kirchnerista para tratar de colgar al gobierno de Macri el primer desaparecido de su gobierno, que diera sustento a su lema favorito: “Macri, basura, vos sos la dictadura”.     

Antes de abandonar Chile, el Papa saludará en la ciudad de Iquique a dos personas que fueron víctimas de la represión de los años 70, cuya identidad aún se desconoce, y que le entregarán una carta. Será el día 18, último día de la visita a Chile. No está en la agenda que el Pontífice se reúna con víctimas de abusos sexuales por parte de dirigentes de la Iglesia, pero el Vaticano no ha descartado nada.

El Papa vuelve a evitar Argentina en su gira latinoamericana