viernes. 19.04.2024
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En 2017 la Canasta Básica Total, que establece el umbral de pobreza, subió dos puntos por encima de la inflación. Fue como consecuencia de los tarifazos y los aumentos en salud y educación

Un estudio realizado por Unicef coincide con el que a principios de este año publicó la Universidad Católica de Argentina (UCA): La pobreza infantil aumentó a 62,5 por ciento y ya hay ocho millones de niños pobres.

La situación de los menores de 0 a 17 años se agravó el año pasado en Argentina, y la tendencia indica que esto se mantendrá o que se agravará. Si se toman los datos más actualizados de la UCA con una muestra más abarcativa del último trimestre del 2017, se observa que la intensidad de privaciones en los menores llegó al 65%.

La promesa de “Pobreza Cero”, repetida en campaña por el actual presidente argentino, se contrapone con el barómetro de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, que ha comunicado el alarmante incremento de niños en situación de extrema pobreza, como consecuencia de las medidas adoptadas por la actual gestión de gobierno.

En 2017 la Canasta Básica Total, que establece el umbral de pobreza, subió dos puntos por encima de la inflación. Fue como consecuencia de los tarifazos y los aumentos en salud y educación. La diferencia entre la "canasta de la pobreza" y la inflación impacta sobre la actualización de la Asignación Universal por Hijo (AUH), que ya no amortigua la indigencia.



Esta situación tenderá a agravarse durante 2019, ya que hay una frondosa agenda de aumentos de tarifas de los servicios básicos y del transporte por encima de las metas de inflación que se fijó el gobierno

Esa situación, además, podría traducirse en la caída en situación de pobreza de un número sensible de hogares que, estando apenas por encima de la línea de vulnerabilidad extrema el año pasado, no han logrado incrementar sus ingresos un 26,8 por ciento.

La dificultad para los más pobres reside en el hecho de que estos ítems que componen la Canasta Básica Total tienen un carácter inelástico. Se trata de bienes y servicios, cuyo consumo no depende de las decisiones que pudiera adoptar una familia, sino que son necesidades básicas elementales que deben ser satisfechas taxativamente y no pueden ser reemplazadas por otras. Por esta razón tienen más peso en la canasta básica. En esto se diferencian de otros estratos de la sociedad que, en última instancia, aún tienen margen para modificar sus hábitos de consumo, relegando gastos suntuosos o esparcimiento.

La UCA indica que esta situación tenderá a agravarse durante 2019, ya que hay una frondosa agenda de aumentos de tarifas de los servicios básicos y del transporte por encima de las metas de inflación que se fijó el gobierno.

La “pobreza cero”, ese slogan con el que Macri ilustró su campaña electoral, no es sino la muestra de un cinismo que a estas alturas el oficialismo ya no evita ocultar. Según las propias voces de funcionarios del actual gobierno, “los pobres deben saber que seguirán siendo pobres”; un sinceramiento que a las claras habla de la hipocresía que caracteriza el discurso neoliberal.   

Casi la mitad de los niños argentinos son pobres