jueves. 28.03.2024
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Según el informe elaborado por Eduardo D'Alessio y Sergio Berensztein, más del 60 por ciento de los argentinos descree de los llamados “cuadernos de la corrupción K”, que -además de salpicar a empresarios vinculados con la anterior gestión- revela las maniobras de corrupción de la administración Macri e involucran a su propio primo, Ángelo Calcaterra.

Las burdas maniobras jurídico-mediáticas impulsadas por el macrismo no le han servido al actual presidente para ocultar las revelaciones que periodistas sin pautas oficiales han publicado en los últimos años. Macri, tres veces procesado, ha sido señalado por la prensa internacional, como uno de los presidentes más corruptos del mundo. Precisamente antes de la irrupción de los llamados “cuadernos de la corrupción K” (en los que su propio primo es mencionado como parte del entramado de coimas para la adquisición de obra pública), la denuncia contra falsos aportantes de la campaña del oficialismo salió a la luz, dejando al descubierto los delitos de falsificación de documentos, robo de identidad y lavado de dinero.



Aún con el blindaje mediático que protege al actual gobierno, estas causas se suman a  la debacle económica, social, judicial e institucional, y rompen el cerco informativo, provocando la crispación de un sector del electorado, entre los que también se encuentran quienes apostaron por el actual gobierno.

La trama de los falsos aportantes tiene como denunciantes a miembros del gobierno de Macri, entre ellos intendentes y concejales, que niegan haber colaborado económicamente en la campaña de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal.

Vidal asegura desconocer esta estafa millonaria, mientras los medios de comunicación se afanan en instalar la “verdad” respecto a que la actual senadora y expresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, “debía conocer los entresijos de los sobornos para financiar la obra pública”.



El cerco mediático no le alcanza al oficialismo para ocultar sus corrupciones; aunque le sirve de momento para gestar la idea de dos bandos opuestos. Mauricio Macri y los suyos se aferran a la esperanza de que, al menos los más ilusos despistados, los supongan del bando de los buenos. Sin embargo uno de los periodistas afines al gobierno reveló que la orden es…”Si no hay pan, que haya circo”. Y la función lleva ya dos semanas en continuado. Fuera del circo los datos reales hablan de un alarmante incremento de la pobreza, de la desnutrición infantil, de los despidos, de la quiebra de miles de pequeñas y medianas empresas, de una inflación imparable, del aumento sustancial de los servicios básicos, de los alimentos; y del ignorado reclamo de amplios sectores de la sociedad entre los que ya se incluye la clase media. 

Mucho circo y poco pan