jueves. 18.04.2024
cristina fernandez
La presidenta Cristina Fernández en el acto transmitido por cadena nacional. (Foto: Casa Rosada)

@jgonzalezok / La reciente devaluación del peso argentino y la subida de intereses ha disparado la inflación y se espera que este mes de enero sea record en los últimos 20 años. La remarcación de precios es galopante y alcanza a tantos rubros que es imposible un recuento somero. Los economistas empiezan a hablar de la posibilidad de que Argentina entre en breve en estanflación, es decir, estancamiento con inflación, uno de los peores escenarios para cualquier gobierno.

La única reacción del gobierno, que durante años se negó a hablar de inflación, ha sido intentar un nuevo acuerdo de control de precios, que ya es papel mojado nada más firmado. Y acusar de conspiraciones y maniobras desestabilizadoras a diestro y siniestro. En su última cadena nacional –este martes, 4 de febrero-, Cristina Fernández acusó a los dueños de supermercados de saquear el bolsillo de los argentinos, asegurando que estos años ganaron mucho dinero. Recuperando la dureza en el discurso y, refiriéndose a los empresarios en general, les reprochó que solo aumenten los precios, no las inversiones, y que los empresarios tienen asegurada la ganancia. “Es necesario que en lugar de fugar divisas al exterior, las reinviertan en el país, porque el país ha creído en ellos y ha apostado en el desarrollo de una industria nacional”, añadió 

Incluso desautorizó al dirigente de la CGT (Confederación General del Trabajo) oficialista, Antonio Caló, que recientemente dijo que el salario había sufrido un gran deterioro por causa de la inflación y que “a la gente ya no le alcanza para comer”. La presidente le replicó: “Yo no creo, como Antonio, que ningún argentino esté pasando hambre”. El aludido estaba en primera fila, oyendo el discurso, manifiestamente incómodo. El también jefe de los metalúrgicos, asistió al discurso sin aplaudir en ningún momento a la presidente, como el resto de invitados. A los sindicalistas opositores, la mandataria les dijo: “Me gustaría que estuvieran con la gente vigilando si los supermercados cumplen con los precios acordados (sic)”.

A los dirigentes sindicales en general, oficialistas y opositores, les lanzó: “cuando veo que los sindicalistas piden aumentos de salarios, no entienden que los perjudicados son los millones de argentinos”. La frase fue lanzada por el mismo gobierno que restableció las convenios colectivos de trabajo, y en un momento en que los sindicatos están empezando a hacer públicas sus propuestas de cara a las negociaciones de marzo. Los sindicatos parten de un 35 % de aumento y acuerdos que permitan reabrir las negociaciones si la inflación no se modera en los próximos meses.

En el discurso, en el que además anunció aumentos a los jubilados y a la asignación por ayuda escolar, insistió en que la devaluación no debía trasladarse automáticamente a los precios.  “No hay sector, salvo electrodomésticos y celulares, que tengan todos los insumos importados, nadie puede trasladar en bloque estos precios”, afirmó Cristina Fernández, pasando por alto que en momentos de alta inflación el dólar es el único valor de referencia.  

La presidente argentina también aprovechó para su habitual andanada contra los medios no oficialistas –“hay tanta cadena de mala onda, del desánimo, que me pareció oportuno esta cadena nacional”- y para lanzar una advertencia a los que compran dólares aprovechando el parcial levantamiento del cepo cambiario: “no es justo que quien compra dólares tenga subsidios de gas y luz”, dijo, en referencia a las tarifas subsidiadas de los servicios, de las que gozan la mayoría de los ciudadanos.

La advertencia parece ser un anuncio de algunas medidas de ajuste y también un intento de desincentivar a los posibles compradores de dólares, habilitados por nuevas normas para adquirirlos a precio oficial, y así disminuir la presión sobre las reservas, que siguen una lenta pero continua caída.

El discurso de la presidente reiteró lo que venían diciendo en las últimas horas otras figuras del gobierno. El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, que desde que asumió el cargo habla todas las mañanas ante la prensa, criticó con dureza horas antes los aumentos de la carne –todos los días desde hace más de una semana-, asegurando que la Secretaría de Comercio Interior actuaría para retrotraer el precio. Habló de especuladores que estarían presionando para poder exportar y así conseguir mejores ganancias.

También arremetió contra los opositores y los economistas que no siguen la línea oficial: los economistas que hablan en muchos medios de comunicación son los agentes encubiertos de los grupos empresarios que no se animan a dar la cara, pero también son los agentes encubiertos de líderes políticos que no tienen el coraje de decir su pensamiento por radio, televisión y diarios”. 

En su desesperación pro conseguir divisas, evitar la fuga de capitales y la disminución de reservas, desde varios sectores del oficialismo se viene pidiendo la nacionalización del comercio exterior, mediante la creación de una Junta Nacional de Granos y una Junta de Carne, los principales rubros exportadores del país. La medida es una amenaza a las empresas exportadoras de grano que retienen varios millones de toneladas de soja, esperando una mejor cotización del dólar o el momento oportuno para hacer frente a los gastos que demanda la nueva temporada de siembra.

Empresarios y sindicalistas bajo la furia de Cristina Fernández