jueves. 28.03.2024
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@jgonzalezok | El general César Milani, que fuera jefe del Ejército durante el anterior gobierno, ha sido detenido después de declarar en la ciudad argentina de La Rioja, donde había sido citado por las investigaciones del secuestro ilegal de tres personas, en marzo de 1977, cuando era teniente en un batallón de la citada localidad. Las personas secuestradas fueron Verónica Matta, Pedro Olivera y su hijo Ramón. Matta tenía 17 años en el momento del secuestro. Pedro Olivera estuvo dos días desaparecido, tiempo en el cual denunció haber sido torturado. Cuando lo liberaron secuestraron a su hijo, Ramón Olivera, que también sufrió tratos inhumanos y estuvo desaparecido diez días.

La diputada oficialista Elisa Carrió, que lo había denunciado ante la Justicia, fue una de las que celebró la detención de Milani, señalando que esto demuestra que Cristina Fernández tuvo a un genocida como jefe del Ejército. Aprovechó también para reiterar su presunto papel en el asesinato del fiscal Alberto Nisman, hace poco más de un año, acusándolo de haber establecido una zona liberada en torno al escenario del crimen. 

También saludó esta detención el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), un organismo que casi siempre estuvo en posiciones de defensa del gobierno de los Kirchner. “Todas las causas judiciales en las que se investiga la responsabilidad de Milani en delitos de lesa humanidad se han caracterizado por múltiples demoras y postergaciones, incluida ésta en la que hoy se ordenó su detención”, dijeron en un comunicado, añadiendo: “Es importante que las investigaciones de los crímenes del terrorismo de Estado avancen con celeridad para garantizar verdad y justicia a las víctimas a toda la sociedad”.

Hace una semana, el general Milani había declarado en otra causa, más comprometida, porque el secuestrado fue presuntamente asesinado en Tucumán y permanece desaparecido. Se trata del soldado Alberto Ledo, que había sido su asistente. En su momento, el ejército informó que el soldado había desertado para sumarse a las filas de la guerrilla, que fue la explicación usual de los militares en la época de la dictadura para justificar algunas desapariciones forzosas.

La cuñada de Milani, Clara Waite, dijo a la justicia que su padre, el mayor Manuel Alberto Waite Figueroa, le había oído decir en noviembre de 1985, pocos días antes de morir: “parece que ha matado a un soldado en Tucumán y tuvimos que recorrer a Coco (familiar de Waite relacionado con el general Luciano Benjamín Menéndez) para ayudarlo a salir de esta situación complicada”.

En abril de 2015, Nora Cortiñas, referente de las Madres de la Plaza de Mayo (Línea Fundadora, opuesta a Hebe de Bonafini), presentó un hábeas corpus para que Milani y el ex ministro de Defensa, Agustín Rossi, declarasen como testigos en la causa por la desaparición de su hijo Gustavo, secuestrado el 15 de abril de 1977. En su momento fue condenado por este hecho el general de brigada Carlos Alberto Martínez, pero sus familiares no están convencidos, por falta de pruebas directas.  

Otro testimonio que puede complicarle la vida a Milani es el del periodista riojano Oscar Schaller, que declaró en mayo del 2015 que él fue quien lo interrogó cuando fue secuestrado en 1976. Fue el último militar que vio antes de ser liberado. Se sospecha que Milani, al interrogarlo, pretendía saber si era fiable para dejarlo en libertad.

El general Milani hizo casi toda su carrera militar en los servicios de inteligencia del Ejército. Fue puesto al frente de los mismos en 2007, y mantuvo su control sobre los mismos incluso cuando ascendió, primero como subjefe de la fuerza (2010) y después como jefe (2013). Los gobiernos de Néstor Kirchner y su mujer, Cristina Fernández, tuvieron una extraña alianza con este militar, a pesar de que las denuncias sobre su pasado durante la dictadura son conocidas desde hace mucho tiempo. La madre del soldado Ledo, que integraba la asociación de Madres de la Plaza de Mayo, así lo denunció durante años.

Pero los servicios políticos que Milani brindó a los Kirchner parecen haber sido puestos por delante de las consideraciones éticas. Milani habría puesto al servicio del gobierno el poderoso aparato de inteligencia del Ejército, espiando a medios y políticos opositores, a pesar de que son actividades prohibidas por ley. Los informes diarios que presentaba a Cristina Fernández se hicieron más apreciados después de que la mandataria perdió su confianza en los servicios de inteligencia civiles.

Esta extraña alianza política fue aceptada incluso por Hebe de Bonafini, titular de la asociación Madres de la Plaza de Mayo, que defendió a Milani a capa y espada e incluso le hizo una amplia entrevista en la revista de las Madres, que fue difundida también por la televisión pública. La foto de ambos en la portada de la publicación fue una de las contradicciones más chocantes del anterior gobierno.

Al asumir el mando de la fuerza había afirmado que el Ejército debía acompañar “con renovadas ansias el Proyecto Nacional”. De esta forma puso fin a un largo período de neutralidad política de los militares, uno de los logros de la democracia. En el acto de su despedida, el 29 de junio de 2015, Milani reiteró: “Busqué recomponer la esencia y mística del Ejército (…) A los que me atacaron mediáticamente con calumnias e injurias, a todos ellos mi desprecio”. Y reiteró que el Ejército era “protagonista de un proyecto nacional”. Se cree que su destitución, poco antes del final del gobierno anterior y ya en plena campaña electoral, fue una especie de castigo de Cristina Fernández por acercarse demasiado a Daniel Scioli, el candidato oficialista en las elecciones presidenciales.

En su contra también pesó su decisión de ascender a coronel mayor –un cargo honorífico- a su asistente, el coronel Manuel Granitto, simpatizante de los carapintadas, después de que no lograra que se le aprobase el ascenso a general.  

Pero las causas por derechos humanos no son su único problema, también está acusado de enriquecimiento ilícito. En 2010, cuando se hizo cargo de la jefatura de Inteligencia del Ejército, pasó de vivir en un pequeño apartamento en el barrio de Belgrano a una importante propiedad en una de las zonas más exclusivas de Buenos Aires, el barrio de La Horqueta, en San Isidro. Se trata de una casa de 1.150 metros cuadrados, a la que hizo importantes modificaciones, como una cascada y un parque con especies exóticas.

Dijo que había pagado un millón y medio de pesos, cuando el valor de mercado era de no menos de 2,6 millones de pesos. Otra inconsistencia fue que en 2010 declaró que contaba con 1.494.610 pesos, declarando al año siguiente un incremento de casi 300.000 pesos, cuando su sueldo solo se había incrementado en 12.000 pesos en el mismo período. El ex mayor Eduardo el Nabo Barreiro, militar que participó en las rebeliones carapintadas en la década de los 80 y conocido represor -está encarcelado por delitos de lesa humanidad-, aparece como el testaferro de Milani, ya que fue presentado por el general como quien le prestó 200.000 dólares para la compra de su casa en La Horqueta. Ninguno de los dos pudo justificar nada de este supuesto préstamo.

Milani, por cierto, tuvo simpatías con los carapintadas, militares de ultraderecha nacionalistas que se levantaron en armas en cuatro ocasiones contra los gobiernos constitucionales de Alfonsín y de Menem. En una de estas asonadas, la que encabezó el mayor Mohamed Alí Seineldín, Milani se presentó ante su jefe y le comunicó que no iba a participar en la represión de la asonada, recibiendo por ello un arresto de 8 días.

Al dejar el Ejército, Milani emprendió una aventura empresarial con el ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, otro de los personajes más pintorescos del anterior gobierno: abrieron una cadena de pancherías (perritos calientes). Y se afilió al peronismo, a instancias del citado Moreno, que lo quería candidato del peronismo en la provincia de Buenos Aires en las elecciones de este año: “Es el único que sabe de seguridad y puede hacer algo. La seguridad es uno de los grandes problemas de las familias argentinos”, justificó en su momento el ex secretario de Comercio. 

Detienen al General Milani, ex jefe del ejército argentino