viernes. 29.03.2024
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Al equipo de campaña de Cristina Fernández se ha incorporado el catalán Antoni Gutiérrez-Rubí, y se afirma que escucha con mucha atención al psicoanalista argentino residente en Madrid Jorge Alemán, al que muchos definen como “el nuevo gurú de Cristina”

@jgonzalezok | La relación de los Kirchner -Néstor y Cristina- con la prensa independiente fue siempre conflictiva. Este jueves, acuciada por necesidades electorales, se sometió a las preguntas de un conocido y respetado periodista, Luis Novaresio, como no había hecho desde 2003, cuando su marido asumió la presidencia. Durante todos estos años, las pocas ocasiones en las que se había sometido a las preguntas de los periodistas fue con militantes que se pusieron a su servicio, sin ninguna pregunta crítica. Se llegó al colmo de exigir tener la última palabra a la hora de editar las entrevistas.

“Lo odié como pocas cosas he odiado en mi vida”, fue una de las confesiones de la exmandataria en el sitio de Internet Infobae, al hablar de su exsecretario de Obras Públicas, José López, sorprendido con 9 millones de dólares, producto de la corrupción. Es la primera vez que la expresidente habla de este caso, aunque López fue detenido hace un año y tres meses. En su breve referencia al caso, a Cristina Fernández se le humedecieron los ojos y pidió que le sirvieran agua para reponerse. El caso de López fue determinante para que muchos argentinos, incluso algunos kirchneristas, tomaran conciencia de la dimensión que había adquirido la corrupción durante el pasado gobierno. La exmandataria dijo no conocer lo que hacía López y se declaró convencida de que tampoco lo sabía el ministro de Planificación, Julio De Vido, aunque no se lo preguntó.

Sobre los casos de corrupción que la tienen como procesada no aportó ninguna novedad, contraatacando con los Panamá Papers, es decir, contra el presidente Macri, aunque el actual mandatario fue sobreseído.

Cristina Fernández hizo una autocrítica a las continuas cadenas nacionales que protagonizó, aunque solo en el tono, no en el contenido ni en la reiteración de las mismas. Dijo entender que la persona que llegaba a su casa después de un día de trabajo y veía a la presidente ofuscada, “le quedaba la percepción de una presidenta enojada, no es lo mejor para un presidente. Yo no lo advertí y me critico duramente”. Durante sus ocho años de gobierno usó la cadena nacional en 161 ocasiones, una media de una vez cada 18 días. En la inmensa mayoría de los casos fueron discursos improvisados, de larga duración, y dirigidos contra la oposición y la prensa.

También admitió cierto nivel de autocrítica por la forma en que se hizo el traspaso de poderes, el 15 de diciembre de 2015. O, mejor dicho, la falta de traspaso, ya que se negó a entregarle la banda presidencial y el bastón de mando a su sucesor, Mauricio Macri. “Si alguien se ofendió, si el presidente se ofendió, pido disculpas. Si él pensó que yo tenía que ir a la Casa de Gobierno, cuando ya no era presidente, pido disculpas, pero no podemos seguir discutiendo las formas con esta grave situación económica y social”.

Calificó de disparate las versiones que vincularon a su gobierno con la muerte del fiscal Alberto Nisman, que acababa de acusarla de encubrir a los acusados iraníes por el atentado a la mutual judía AMIA. El cadáver del fiscal fue descubierto horas antes de que Nisman ampliara su acusación ante el Congreso. “Es una acusación sin fundamento, no lo creen ni los que lo formulan”, sostuvo. A propósito del caso Nisman recordó que ella habló por cadena nacional a las pocas horas de descubrirse el cuerpo sin vida del fiscal. Y mandó un mensaje al actual presidente: “Es un ejemplo que podría tomar el actual presidente en el caso de Santiago Maldonado. Hacía así referencia al joven que desapareció el pasado 1 de agosto, cuando participaba en una protesta de los indios mapuches en la Patagonia, reprimida por la Gendarmería.

Estas declaraciones sobre Nisman se producían horas después de saberse que un informe preliminar de expertos había dictaminado que el fiscal había sido asesinado, descartando totalmente la versión del suicidio. El asesinato habría sido cometido por profesionales que limpiaron la escena del crimen para simular la muerte por mano propia.

En relación al controvertido pacto con Irán, lo defendió como la única posibilidad de avanzar en la investigación de los hechos. El Pacto fue declarado inconstitucional por el Tribunal Supremo y la expresidenta y algunos de sus funcionarios enfrentan ahora una posible condena judicial por traición a la Patria. Contra todo lo que se ha investigado en los últimos años, negó que el cambio de posición de Argentina en las relaciones con Irán tuviera nada que ver con la opinión del fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez.

Preguntada si hay democracia en Venezuela, afirmó que la democracia está en emergencia en toda Latinoamérica. “Me parece que la elección de Venezuela únicamente como un leading case en donde no hay democracia y en todo el resto de la región funciona la democracia, es una falacia”, señaló. Admitió que posiblemente esté muy cuestionable el estado de derecho en Venezuela, añadiendo que tampoco hay estado de derecho en Argentina. Lo justificó por el silencio de Macri sobre la desaparición del joven Santiago Maldonado. Pero no respaldó a quienes afirman que Argentina sea una dictadura.

Esta entrevista de la expresidenta se venía anunciando desde hace algunos días. Sus expertos de campaña -en octubre hay elecciones parlamentarias-, le aconsejaron que diera la cara a las elecciones parlamentarias de octubre debía adoptar un tono diferente y dar alguna entrevista a medios no afines. A su equipo se ha incorporado el catalán Antoni Gutiérrez-Rubí, y se afirma que escucha con mucha atención al psicoanalista argentino residente en Madrid Jorge Alemán, al que muchos definen como “el nuevo gurú de Cristina”.

Durante sus gobiernos, los Kirchner trataron de deslegitimar el papel de los medios, a los que achacaron tener intereses políticos y económicos contrarios a los del pueblo. Y defendieron que el líder no necesitaba intermediarios, porque se comunicaba directamente con el pueblo. El secretario de Medios entre 2003 y 2009, Enrique Albistur, afirmó en su momento: “Los periodistas no entienden que el presidente tiene un estilo y ese estilo es lo que algunos denominan atril asesino. El presidente se comunica directamente con la gente. También es un acto de soberbia de algunos periodistas decir que Kirchner comete un error porque carece de intermediación. Eso es lo que les duele a los periodistas, dejaron de ser intermediarios necesarios”.

Néstor Kirchner tuvo un portavoz de prensa, Miguel Núñez, que nunca habló. El fallecido presidente no dio una sola conferencia de prensa en sus cuatro años y medio de mandato, a pesar de que había prometido a los periodistas acreditados en la casa de gobierno que las habría cada quince días. Y Cristina dio una única conferencia de prensa en el país, fue en Olivos en 2008, cuando asumió Sergio Massa como jefe de gabinete.

Ahora, desde el llano, Cristina está empezando a actuar como en sus épocas de diputada o senadora, antes del 2003. En aquellos tiempos era una ubicua entrevistada en todos los canales de televisión. Y cuando no era requerida por las propias cadenas eran sus agentes de prensa los que ofrecían las entrevistas. Pero, con su entrada en la Casa Rosada, cortó todos los lazos y se alentó desde el poder el enfrentamiento con los medios, llegando incluso al escrache público de periodistas.

Las confesiones de Cristina Fernández