martes. 16.04.2024
José Genoíno.

El llamado mensalão –esquema de corrupción durante el gobierno de Lula- se ha cobrado a los principales responsables políticos durante el primer gobierno de Lula: José Dirceu, ex jefe de la Casa Civil (virtual Primer Ministro), José Genoíno, ex presidente del gubernamental PT, y Delúbio Soares, ex tesorero del partido. La acusación era de “corrupción activa” y el juicio se celebra siete años después de que estallara el escándalo por la compra de votos en el Parlamento.

Se considera que es el proceso por corrupción más importante en la historia de Brasil. Al afectar a políticos poderosos, integrantes del actual partido de gobierno, es una señal simbólica hacia la sociedad, acostumbrada a la impunidad de una clase política que no se caracteriza por la integridad. El fiscal considera que el caso es el “más atrevido y escandaloso esquema de corrupción y desvío de dinero público” descubierto en Brasil.

De los 37 acusados –políticos, banqueros y empresarios-, 22 ya habían sido condenados y 4 absueltos. Entre los políticos, los hay de varios partidos: PT, PLB, PL, PMDB y PP. Las penas se conocerán al final del proceso, ya que todavía se debe decidir si también son culpables de lavado de dinero y de conspiración. La condena por corrupción va de dos a doce años de prisión. No hay todavía plazo para el término del juicio.

El decano del STF, Celso de Mello, había dicho al abrirse el proceso, con la televisión en directo: “este proceso criminal revela la cara sombría de aquellos que, controlando el aparato del Estado, transforman la cultura de transgresión en práctica ordinaria y deshonesta del poder, como si el ejercicio de las instituciones del Estado pudiese ser degradado a una función de mera satisfacción instrumental de intereses gubernamentales y designios personales”.

El instructor del caso, Joaquim Barbosa, estableció que hubo compra de parlamentarios para consolidar la base aliada del nuevo gobierno, ya que por sí solo el PT no tenía la mayoría parlamentaria suficiente para gobernar. Aunque no hay pruebas documentales contra Dirceu, hay declaraciones y otras evidencias, como reuniones del ex ministro en el Palacio de Planalto –presidencia- con otros acusados. Los jueces consideraron que estos datos eran suficientes para determinar que el principal operador político del presidente Lula estaba al tanto de toda la operación y que comandaba el esquema.

José Dirceu fue considerado en algún momento como el candidato del PT para suceder a Lula. Tiene una biografía apasionante: fue presidente del partido entre 1995 y 2002; en el primer gobierno de Lula, fue jefe de la Casa Civil, convirtiéndose en el personaje más influyente del mismo. En 2005 fue destituido por el Congreso cuando surgieron las denuncias de corrupción. Durante la dictadura militar (1964-1985), fue dirigente estudiantil y estuvo detenido. Salió de prisión al ser intercambiado por el embajador americano, Charles Elbrick, que había sido secuestrado por un grupo armado. Exiliado en Cuba, recibió entrenamiento guerrillero y se sometió a una cirugía estética para volver clandestinamente a Brasil.

En el caso de Genoíno, fue uno de los artífices de la candidatura presidencial de Lula. Integró el principal foco guerrillero durante el gobierno militar, en Araguaia, y estuvo cinco años encarcelado. Actualmente era asesor especial del Ministerio de Defensa, cargo del que dimitió al conocer la decisión del tribunal.

(En la foto: José Dirceu) 

La actual presidente, Dilma Rousseff, ha conseguido salvarse de las consecuencias del escándalo. De hecho aparece como una abanderada en la lucha contra la corrupción. Ocho ministros de su propio gobierno fueron obligados a dimitir al verse involucrados en distintas irregularidades. Según una reciente encuesta encargada por la Federación Nacional de la Industria, Dilma cuenta con un índice de aprobación del 77 % de la población. Y la evaluación positiva de su gobierno pasó del 59 % al 62 %. Ambos resultados mejoran los que tuvieron sus dos antecesores –Lula y Fernando Henrique Cardoso- al cumplir como ella un año y medio de gobierno.

Y, a pesar de que los condenados fueron hombres muy cercanos al ex presidente Lula, éste no fue acusado y tampoco se ha visto afectado en su popularidad. Abandonó el cargo con un 87 % de aprobación, después de 8 años de gobierno y, según una encuesta de principios de año, el 57 % de los consultados quisiera que vuelva a ser presidente en el 2014. El ex presidente niega la existencia del esquema de corrupción durante su gobierno.

El escándalo tampoco afectó gravemente al PT en las elecciones municipales del pasado 7 de octubre, a juzgar por los resultados: más de 17 millones de votos (628 alcaldías, 78 más que en 2008, aunque pocas en grandes ciudades) y candidatos en otras 22 ciudades para disputar la segunda vuelta de estas elecciones. El candidato a la prefectura (alcaldía) de Sao Paulo, Fernando Haddad, declaró que espera que el tribunal comience, de manera inmediata, a juzgar el mensalão tucano, en referencia a otro escándalo durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, el previo al de Lula, cometido por el PSDB en Minas Gerais: “por la jurisprudencia que han construido a lo largo de estos meses, es el momento ahora de pasar revista al origen de todo, donde todo comenzó, en el PSDB de Minas”.

El juez relator del proceso que ha condenado a Dirceu y otros altos ex dirigentes del PT es Joaquim Barbosa. Fue propuesto por Lula para ser el primer negro en integrar el STF y con el mensalão se ha convertido en un héroe popular, al igual que el resto de los 9 jueces que participan en el mismo. Hijo de un albañil, habla cuatro idiomas, fue profesor en la universidad parisina de La Sorbona y desde noviembre próximo será el nuevo presidente del tribunal.

El mensalão hace referencia a los pagos mensuales que recibían una serie de legisladores, por sumas superiores a los 10.000 dólares, que engrosaban sus ya de por sí envidiables sueldos. El dinero procedía de empresas estatales y también sirvió para financiar al PT. Dirceu ha negado en todo momento la compra de votos y solo admite la financiación ilegal del partido, pero que es un delito que ya habría prescrito. La dirección del PT, que se reunió en Sao Paulo después de la decisión del Supremo, recibió a los acusados con una ovación. Y publicó un comunicado acusando a la oposición y a los medios de criminalizar el partido.

José Dirceu escribió un post en su blog, en forma de carta al pueblo brasileño, en el que afirma que desde el 2005 se le ha transformado en el enemigo público número 1, en una acción orquestada y dirigida por los que se oponen al PT y a su gobierno: “Fui prejuzgado y linchado, no tuve en mi beneficio, la presunción de inocencia”, escribió, asegurando que el Supremo Tribunal Federal lo ha condenado bajo la presión de los medios. Y concluye que no se callará y continuará luchando para probar su inocencia.

Condenan por corrupción a José Dirceu, mano derecha de Lula da Silva