viernes. 29.03.2024
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La primera tendencia que surge en el inicio de la campaña, es la búsqueda de apoyo para presentar las candidaturas por iniciativa ciudadana, recogiendo firmas en vez de acudir al aval de los partidos

Las campañas están prendiendo motores con miras al debate electoral que se avecina en el 2018. Allí se decidirá la composición del Congreso de la República y la sucesora o sucesor de Juan Manuel Santos en la Presidencia. En estos meses de arranque ya se conocen algunas tendencias de la campaña, aún sin que haya iniciado el periodo establecido para el debate, con una agenda que –por primera vez en años– se centra en la situación económica nacional, producto de la grave recesión que vive el país y, quizás, por el fin de la guerra interna que habilita otros temas de fondo.

La primera tendencia que surge en el inicio de la campaña, es la búsqueda de apoyo para presentar las candidaturas por iniciativa ciudadana, recogiendo firmas en vez de acudir al aval de los partidos. Ello se debe a que en las encuestas se refleja un sentimiento poderoso de malestar con esas instituciones, cuyas prácticas no democráticas y estructuradas impiden construir un sistema electoral dotado de orden, programas y representaciones reales de sectores sociales, ideas y proyectos de país. Quienes no están buscando firmas, prefieren realzar sus “virtudes” personales antes que promocionar su afiliación partidaria, salvo en el caso en que ambas cosas (sigla partidaria y persona) son confundidas como la misma cosa, por cuenta de la personalización, en especial, el partido de Germán Vargas Lleras (Cambio Radical), o el partido de Álvaro Uribe (Centro Democrático).

La otra tendencia es la atomización de las campañas, son más de catorce (14) las y los candidatos que aparecen en contienda o que han anunciado su aspiración presidencial (Germán Vargas, Gustavo Petro, Piedad Córdoba, Sergio Fajardo, Claudia López, Humberto de la Calle, Clara López, Carlos Holmes, Luis Alfredo Ramos, María Guerra, Juan Carlos Pinzón, Marta Lucía Ramírez, Alejandro Ordóñez e Iván Duque). Un buen síntoma para el debate político nacional, que, por otro lado, demuestra la propia crisis de las estructuras políticas que no cuentan con procedimientos internos para gestionar las disputas que arrojen candidatos representativos de programas. Esto sucede, entre otras cosas, porque es prácticamente nula la existencia de militantes en las formaciones políticas y, en los casos de los candidatos progresistas, por la ansiedad y necesidad de apertura democrática que los lanza al debate electoral sin tiempo para resolver de forma orgánica las divergencias entre las diversas visiones de la militancia progresista y de los propios personalismos.

Lo anterior se potencia en la medida en que las campañas tratan de imponer temas en el sentido común de la sociedad, muy relacionados con el orden moral -opiniones sobre asuntos religiosos, confesionales o prejuicios sobre sectores sociales, muy importantes-, sin darle orden y prelación a los temas de Estado más urgentes en una sociedad que está saliendo de un conflicto armado y cuenta con instituciones disfuncionales, corruptas y alejadas de las necesidades de las mayorías.

Con esos temas y tendencias se inicia la recolección de firmas de seis de los candidatos presidenciales: Sergio Fajardo, Piedad Córdoba, Gustavo Petro, Clara López, Alejandro Ordoñez, y Juan Carlos Pinzón, y se espera que Humberto de la Calle haga lo propio en las próximas semanas y de los demás candidatos que se presentan con el aval de los partidos ya existentes: Germán Vargas (Cambio Radical, Marta Lucía Ramírez y Luis Alfredo Ramos-Partido Conservador, Claudia López-Partido Verde, Iván Duque, Carlos Holmes y María Rosario Guerra por el Partido Centro Democrático.

Germán Vargas, ex vicepresidente, está haciendo una campaña muy ligada a la estructura que le permiten los ministros de su grupo político, Cambio Radical, en las carteras de Vivienda, Desarrollo y Medio Ambiente, Educación, y con los vínculos creados por su gestión al frente de la Vicepresidencia y de programa de entrega gratuita de 120 mil viviendas, emprendido en el segundo mandato de Santos. Es uno de los candidatos con mayor poder ligado al financiamiento del Estado y por la estructura territorial generada a partir de las gobernaciones que controlan políticos pertenecientes o avalados por Cambio Radical: Magdalena, La Guajira, Norte de Santander, Cundinamarca, Huila, Sucre, Amazonas, Vaupés y Arauca, además de importantes alcaldías como Bogotá y Barranquilla.

El Partido Conservador por su parte, liderado por un grupo de congresistas al margen de Marta Lucía Ramírez, forma parte del gobierno con el Ministerio de Hacienda, de Cultura y de Justicia, aunque sus miembros no acompañen todas las iniciativas gubernamentales y critiquen la gestión del presidente Santos. Tienen varios candidatos como Alejandro Ordoñez que está recogiendo firmas para lanzarse sin su aval, Luis Alfredo Ramos procesado por paramilitarismo y Marta Lucía Ramírez. Un escenario interno con muchas dificultades que se amplían con la disputa interna generada por el expresidente Pastrana quien está impulsando la postura de apoyar el candidato que designe Uribe.

En el Partido de la U y el Partido Liberal, los vientos son de desolación. No cuentan con candidato propio, aunque de allí esté surgiendo la candidatura de Humberto de la Calle (quien pretende participar por firmas) y de Juan Carlos Pinzón-exministro de defensa que está recogiendo firmas. El aval de los senadores, gobernadores y alcaldes municipales de estas formaciones electorales será clave para la contienda del próximo año.

En los sectores progresistas, la situación es de atomización, aunque de mucha aceptación por la opinión pública

Gustavo Petro está recogiendo firmas y tiene una muy buena aceptación en los sondeos de opinión que están realizando, aunque está sancionado por la contraloría y tiene varios procesos administrativos en su contra que amenazan con impedir su candidatura. En las últimas semanas ha sido atacado por sus opiniones sobre Venezuela, de respeto por la solución pacífica de las controversias internas de dicho país.

Piedad Córdoba, con un discurso marcadamente social, evita las etiquetas ideológicas [1], señalando que las categorías izquierda-derecha no sirven para explicar muchas de las cosas que ocurren en el país. Ella busca erigirse en portavoz de un discurso transversal que le permita capitalizar el descontento de los sectores más humildes y más castigados por el contexto de desaceleración económica. Construyendo una base social con arraigo en las comunidades y los territorios, en las que el resto de contendientes tienen poco arraigo.

Del Partido Alianza Verde, Claudia López, es la “abanderada” de la lucha contra la corrupción. López, viene a representar el papel outsider, alejada de las camarillas de poder y de los sectores económicos tradicionales. Se acerca a sectores progresistas moderados de la sociedad colombiana y genera empatías en el electorado más joven, que la hace visible, especailmente, redes sociales. Sergio Fajardo –su competencia directa– convence fundamentalmente a los sectores empresariales, por su desempeño en la administración de Medellín y su perfil tecnocrático.

La exministra de Trabajo, Clara López, con su plataforma Todos Somos Colombia, está recogiendo firmas para convertirse en opción presidencial. López –que es quizás la candidata más programáticamente fiel a una hoja de ruta socialdemócrata– abandonó el Polo Democrático y ha manifestado, al igual que Humberto de la Calle, la necesidad de articular una alianza en la que confluyan todos los dirigentes partidarios del Sí, promoviendo una consulta interna [2] para elegir a qiuén sería el candidato o candidata.

La disputa se centra en el tipo de mensajes que construyen las campañas; si estos son relacionados con la materialidad de la vida cotidiana o con temas simbólicos como la adopción de hijos por parejas del mismo género. Algunas candidaturas no quieren y prefieren evitar una campaña que debata sobre los temas materiales y culturales, en sintonía con demandas sociales como un sistema de salud de calidad, un sistema de transporte eficiente, rápido y cómodo, mejor calidad del trabajo y cobertura/calidad de la educación (según expresan los sondeos de subjetividad social).


[1] ‘Seré presidenta de Colombia en el 2018’: Piedad Córdoba (15 de junio de 2017). El Tiempo. Recuperado de http://www.eltiempo.com/politica/partidos-politicos/piedad-cordoba-dijo-que-sera-candidata-de-a-la-presidencia-de-2018-98274
[2] Clara López propone consulta entre los del Sí para escoger candidato presidencial (20 agosto de 2017). El Espectador. Recuperado de http://www.elespectador.com/noticias/politica/clara-lopez-propone-consulta-entre-los-del-si-para-escoger-candidato-presidencial-articulo-709043

Artículo publicado en la web CELAG

Colombia en campaña electoral