viernes. 19.04.2024

@jgonzalezok / Estuvo muy cerca de lograrlo, pero Michelle Bachelet deberá esperar hasta el 15 de diciembre para confirmar su victoria en las elecciones chilenas que consagran la vuelta de la izquierda al poder. “Sabíamos que el desafío de ganar en primera vuelta era complejo”, admitió Bachelet, que aseguró que la amplia votación recibida refuerza su certeza de que Chile puede hacer las transformaciones para ser una mejor patria. “Hoy día los chilenos votaron por una educación de calidad y gratuita y votaron por una reforma tributaria”.

Con el 46,75% de los votos, Bachelet le sacó 22 puntos a su más directa rival, la candidata de la derecha, Evelyn Matthei (25 %). El tercer colocado fue Marco Enríque-Ominami, del PRO (Partido Progresista), con el 11%; y cuarto Franco Parisi, con el 10 %. Mattehi estuvo a punto de igualar el peor resultado de la derecha en décadas: Arturo Alessandri, en 1993, sacó un 24,41 %. Pero, al menos, logró pasar a la segunda vuelta, algo que no estaba asegurado.

Los resultados consagran como tercera fuerza política al PRO de Enríquez-Ominami, que no se pronunció sobre el voto en diciembre. Solo hizo un llamamiento a votar en por una Asamblea Constituyente. Los electores pudieron marcar las papeletas con dos letras, AC, para mostrar su apoyo a la Constituyente, sin que su voto fuera anulado, gracias a una nueva ley que permite votos marcados con inscripciones y sean contabilizados estadísticamente. La campaña Marca Tu Voto, quee impulsó esta posibilidad, estima que un 8 % de los electores marcaron así su voto.

La participación fue de menos del 50 % del padrón; 6,6 millones de un total de 13 millones. Fueron las primeras elecciones con el voto voluntario, un ejemplo que no es común en América Latina. Ya en las elecciones municipales del 2012, cuando se aplicó la nueva ley, ya hubo una gran abstención, del 60 %. Aumentó mucho el número de electores, porque antes había que inscribirse y ahora es automático. Por tanto el padrón electoral pasó de 7 a 12 millones.

El resultado conseguido por Evelyn Matthei no ha sorprendido, pero va a desatar un ajuste de cuentas en la derecha. El apoyo que recibió en la campaña fue escaso por parte del presidente Piñera y de Renovación Nacional, uno de los dos partidos oficialistas. Fue candidata por accidente, después de la renuncia de Pablo Longueira, que a su vez había sido un candidato sorpresa.

Pero los resultados demuestran que no era la candidata adecuada. Su pasado está ligado a la dictadura y no solo por razones familiares –es hija del general Fernando Matthei, miembro de la Junta-, también defendió de manera decidida al general Pinochet. El semanario satírico The Clinic, recuperó estos días oportunamente una grabación en la que aparece defendiendo al dictador cuando fue detenido en Londres. En un vídeo que puede verse por YouTube, aparece ante la embajada de España declarando: “Repudio activo a Inglaterra y a España, no se van a atrever siquiera a salir a las calles, porque donde los vean les vamos a plantar un huevo o un tomate. La idea es hacerles la vida imposible acá a los productos españoles, a los productos ingleses, a las industrias españolas, a las industrias inglesas y también a la gente de las embajadas que está aquí en Chile. Queremos instalarnos en la vereda de enfrente de la embajada, tal como en Inglaterra los demostrantes (sic) están en la vereda del frente de La Clínica, a ver si nos dejan pasar”

La llegada de Bachelet a La Moneda, cuando en diciembre se confirmen los resultados –una remontada de Matthei es estadísticamente imposible- significará la vuelta de una de las personalidades políticas chilenas que logró un mayor índice de popularidad. Cuando dejó el gobierno, en marzo del 2010, la última encuesta Adimark le dio un 84 %. Piñera, sin embargo, dejará el gobierno con la mitad del apoyo. El último estudio de la misma empresa, de octubre pasado, le da una aprobación del 40 %, frente a una desaprobación del 51 %. Fue la mejor evaluación de Piñera en mucho tiempo –llegó a estar en solo 27 %- y se explica, en parte, por la decisión de cerrar el Penal Cordillera, una cárcel de lujo en la que estaban algunos de los más connotados represores del pinochetismo.

Este domingo también se elegían los 120 diputados del Congreso, 20 de los 38 senadores y los consejeros regionales. Esta elección se hace con el llamado sistema binominal, que favorece a los dos grupos mayoritarios y, por tanto, a la derecha. La composición del parlamento es vital para asegurar las reformas que ha planteado Bachelet. La constitución pinochetista estableció amplias mayorías para cambiar el esquema político diseñado por la dictadura.

Los datos provisionales indican que la Nueva Mayoría, de Bachelet, obtuvo la mayoría simple: 67 diputados y 21 senadores. Cada reforma requiere un quórum diferente. Una mayoría simple (61 diputados, 20 senadores) es suficiente para la reforma fiscal. Pero para otros cambios no le alcanza. Las reformas constitucionales requieren una mayoría de dos tercios (80 diputados y 26 senadores). La reforma electoral, tres quintos (72 diputados, 23 senadores). Y la reforma educacional, al ser una Ley Orgánica Constitucional, necesita cuatro séptimos (69 diputados, 22 senadores).

Varios de los líderes estudiantiles que protagonizaron las protestas para lograr la gratuidad de la enseñanza, fueron  ahora candidatos y algunos resultaron electos. Fue el caso de Camila Vallejo, la musa de la protesta, que se presentaba por el Partido Comunista. Y de Giorgio Jackson, de Revolución Democrática, que no forma parte de Nueva Mayoría, pero que se vio beneficiado por la decisión de la coalición de Bachelet de retirar sus candidatos, para beneficiar al ex dirigente estudiantil. Ambos lograron resultados contundentes, de más del 40 %. Los también ex dirigentes estudiantiles Gabriel Boris (independiente de izquierda) y Karol Cariola (PC), resultaron electos.

Bachelet sacó el 47% de los votos, pero necesitará una segunda vuelta