martes. 23.04.2024
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Mauricio Macri y Donald Trump. (Foto: Casa Rosada)

No hace falta ser un visionario para predecir el futuro de Argentina. Si alguna decisión en contra de los intereses generales le restaba aún tomar a Mauricio Macri, esa ha sido la que durante su estadía en la Casa Blanca concretó de espaldas a los argentinos que de memoria conocemos cuáles son las consecuencias de cada endeudamiento.

En los Decretos 29/2017, 231/2017 y sus resoluciones derivadas, Macri profundizó el endeudamiento y la sujeción a futuro de generaciones de argentinos, al comprometer como respaldo de los pagos de servicios e intereses en todos los endeudamientos pactados en el curso del año 2017, el conjunto de los recursos y riquezas naturales que son de titularidad de los pueblos.

De acuerdo al texto del Decreto 29/2017, los siguientes bienes quedan hipotecados y comprometidos en todas las tomas de deuda realizadas:

cuadro argentina

Según explicó el constitucionalista Eduardo S. Barcesat, “Se ha resignado, por el Gobierno Macri, la inmunidad soberana del Estado sobre este universo de recursos y riquezas naturales, que es comprometer los inmensos yacimientos de minerales estratégicos para el desarrollo científico como el sílice, litio, tungsteno, entre otros, a las resultas de una deuda pública, externa e interna, que ha crecido desaforadamente en los 16 meses del gobierno macrista”.

De sobra son conocidas las estrategias que utiliza Washington con el objetivo de subyugar a sus deudores. John Perkins, economista estadounidense, denunció en su libro Confesiones de un gánster económico que una de las maneras de operar que implementa el Fondo Monetario Internacional, es “identificar un país que posea recursos como el petróleo y concederle un préstamo mediante el Banco Mundial. Pero el dinero nunca llega realmente a ese país, sino que van a parar a nuestras grandes corporaciones para construir infraestructura en ese país… plantas eléctricas, parques industriales, puertos; cosas que benefician sólo a una minoría rica de ese país, además de a nuestras corporaciones, pero que nunca llegan a la mayoría de la gente. Sin embargo el país entero, se queda soportando una enorme deuda. Es una deuda tan grande que no pueden pagarla… y eso es parte del plan. De modo que cuando no pueden pagarla, el FMI va y les dice: has pedido mucho dinero y no puedes pagar tu deuda, así que véndele tu petróleo a nuestra compañías petrolíferas pero a un precio muy bajo, permítenos construir bases militares en tu país, o envía tropas a apoyar a las nuestras en algún lugar del mundo en donde estemos librando una guerra, o vota a nuestro favor en la próxima decisión de la ONU”.

A este indudable nuevo inicio de colonialismo económico –del cual Mauricio Macri resulta el mentor más práctico- se le suman, según explicó Barcesat, dos agravantes: “Primero, que junto con la concertación de la deuda se enajenó la soberanía jurisdiccional y legislativa argentina al pactarse la jurisdicción de tribunales extranjeros que no aplican nuestra ley ni doctrinas; segundo, que durante este gobierno se incrementó notablemente la fuga de capitales. La ONG especializada en fuga de capitales “Tax Justice Network” indicó que Argentina acumuló U$s 440.000.000.000 en cuevas fiscales y “offshores”. El gobierno lejos de avocarse a repatriar este dinero, dictó normas y decretos que libran de culpa y cargo a quienes “sinceren” su situación sin la necesidad de reingresar al país estos valores y simplemente paguen un canon inferior al que hubiese correspondido sin que medien punitorios ni multas”.

Mientras los medios de comunicación que consiguieron convertir a Macri en presidente celebran lo que consideran una “etapa próspera para el país”, el argentino menos mediotizado sospecha que a futuro será él, sus hijos y sus nietos quienes pagarán por la estafa que el neoliberal de turno acaba de cometer contra su propio país; un país que desde hace dieciséis meses está en venta.

Argentina for sale