jueves. 28.03.2024
argentina2
El periodista Damián Patcher.

@jgonzalezok / El periodista Damián Patcher, que dio la primicia de la muerte del fiscal Nisman, ha salido del país después de seguimientos sospechosos que no pudo identificar y sentir que su vida corría peligro. Luego de publicar varios mensajes en su cuenta de Twitter dando cuenta de la noticia que conmociona a Argentina desde el pasado día 19, el periodista del Buenos Aires Herald –colaborador también de Haaretz, de Israel- comenzó a recibir mensajes que lo obligaron a tomar el camino del exilio. Lo acompañaron al aeropuerto dos periodistas amigos y se fue prácticamente con lo puesto, una mochila y unos pocos dólares.

Patcher dijo sentir que su información perjudicó al gobierno: “les cagué el tema con ese tuit, siento que les arruiné algo. ¿Con qué escena nos hubiéramos encontrado si mis tuits no hubieran sido enviados?”. A las 23,36 del domingo, 18 de enero, cuando los argentinos estaban aún conmocionados por la denuncia del fiscal Nisman, que involucraba a la propia presidente y otros altos funcionarios, por presunto encubrimiento en el atentado de la AMIA, Patcher escribió en Twitter: “Me acaban de informar sobre un incidente en la casa del fiscal Alberto Nisman. Encontraron al fiscal Alberto Nisman en el baño de su casa de Puerto Madero sobre un charco de sangre. No respiraba. Los médicos están allí”.

El destino del periodista es Israel y antes de abandonar Argentina declaró: “voy a volver al país cuando mis fuentes me digan que las condiciones cambiaron, no creo que sea durante este gobierno”. Confesó su temor a que le aplicaran la ley antiterrorista si se quedaba en el país: “el kirchnerismo me hubiera destruido a través de los medios, estoy muy marcado (…) La sensación que viví hoy y tengo ahora es que me iban a liquidar”. También se mostró convencido de que la muerte de Nisman no se va a resolver: “el poder se cubre a sí mismo”.

El primer mensaje de alerta sobre su seguridad lo recibió el pasado jueves, 22 de enero, cuando estaba en la redacción del diario The Buenos Aires Herald. Sus fuentes le contaron que su domicilio estaba siendo vigilado. “Andate ya porque te están buscando”, fue otro de los mensajes que recibió.

El Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), repudió el hecho y pidió la máxima protección a los periodistas en estos momentos, así como una respuesta rápida ante las denuncias que se puedan producir. La reacción del gobierno, sin embargo, fue insólita. Como si la cuenta de Twitter de la Casa Rosada fuera la de una agencia de noticias, no solo informó sobre el viaje del periodista, sino que también reveló datos que podrían haber puesto en peligro su vida.

Reprodujo un despacho de la agencia oficial Télam, en la que se mostró el cupón de vuelo, con los horarios correspondientes. Aerolíneas Argentinas también informó sobre los datos del vuelo del periodista, a pesar de que esta información, de tipo privada, no puede ser hecha pública. Ambas empresas están en manos de La Cámpora, la agrupación kirchnerista más próxima a la presidente. Es más, la Casa Rosada desmintió al propio periodista, asegurando que tenía un vuelo de regreso desde Uruguay para el próximo lunes, 2 de febrero.

Tanto la Casa Rosada como la agencia Télam podrían estar violando el artículo 157 bis del Código Penal, que castiga con penas de prisión de un mes a dos años a quien difunda datos personales. Cuando el autor fuera funcionario público, está previsto que además haya una pena de inhabilitación especial de uno a cuatro años.

El que también parece estar fuera del país es Jaime Stiusso, el espía al que el gobierno parece querer cargar el asesinato de Nisman. El pasado martes se presentó en los tribunales para pedir custodia para sus hijas, pero según Perfil está viajando, entre  Uruguay y Estados Unidos.  

Entretanto, la investigación sobre la muerte sigue en punto muerto y pierden argumentos algunas de las hipótesis oficiales. Por ejemplo, la de que su regreso al país, para presentar su denuncia en el caso AMIA, fue precipitada y por impulso de alguien, entiéndase Stiuso y el grupo de los servicios de inteligencia desplazados en la reestructuración del diciembre.

Pero parece más verosímil alguna de estas otras dos posibilidades: que no esperó a terminar la llamada feria judicial, es decir, al mes de febrero, porque tenía datos de que la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, lo iba a apartar de la causa AMIA. La segunda, que los cambios en los Servicios de Inteligencia, y el desplazamiento de su jefe de Operaciones –Stiuso-, con el que había trabajado todos estos años, ponían en peligro las pruebas que habían acumulado a lo largo de todo este tiempo. 

Por amenazas, abandona Argentina el periodista que dio la primicia de la muerte de Nisman