miércoles. 01.05.2024

Miguel Angel Rodriguez, MAR para los amigos, está consiguiendo, junto a Isabel Díaz Ayuso, un posicionamiento realmente indestructible entre sus seguidores. Ha conseguido, mediante la mezcla de victimismo, rebeldía y aparente heroicidad, que sus votantes se ericen como gatos amenazados ante la más mínima expresión de crítica; dinámica que ha extendido, de rebote, hasta al mismísimo Almeida. 

Instalada en esa especie de nirvana político, Ayuso disfruta de una absoluta inviolabilidad religiosa que convierte en herejes y anatemas a todos aquellos que insinúan una crítica sobre la actual gestión municipal o autonómica. Nada puede cuestionarse, nada puede ser criticado bajo pena de excomunión o acusación de pobre de mente sujeto a pérfidas manipulaciones de esa izquierda malintencionada, revanchista y falaz.

Por si se necesitan pruebas, reproduzco el comentario, directo, punzante y sin matiz alguno, que recibí de un amigo tras la publicación de mi artículo de hace dos semanas titulado “Desorden”:

Hombre! Ya te has sumado a la consigna de la izquierda con Madrid! Te ha faltado la homofobia!!!

A toque de corneta en todos los medios zurdos

Ahhh y el dumping fiscal

Para los que no leyeron la nota, sólo comentaba el enorme desorden del tráfico de Madrid y la acumulación de terrazas en una zona de especial belleza paisajística y añadía que los madrileños eran muy libres de votar lo que quisieran, pero que yo buscaría mi jubilación en un territorio más amable y menos caótico.

Si se produce una crítica a la gestión del PP no puede tener base alguna de realidad, no: es fruto de la manipulación, el seguidismo de mentirosas consignas o de la ceguera ante las bondades de la gestión del PP, a todas luces brillante.

Este mensaje lo recibo de alguien al que considero formado y con capacidad de análisis suficiente como para poder razonar y argumentar en contra de mi escrito de una forma más elevada que el estacazo que reproduzco, ajeno a cualquier reflexión o mínimo interés por ir un poco más allá y buscar razones para mi descontento. Ni mucho menos: ha habido un ataque. Hay que cerrar filas y tocar a rebato. ¡Peligro! Hay que hacer recular al hereje y que sea consciente de su inmenso error. Nada hay tan grande, sagrado y hermoso como este PP madrileño, aldea gala que resiste ahora y siempre al invasor pero en versión numantina, que suena un poco más a cántico de las grandes loas patrias.

Lo siento mucho, pero este tipo de reacciones me cansan enormemente y estoy demasiado mayor como para tener que andar explicando lo que he visto y la sensación, puramente subjetiva, que esa visión me produce. Escribo tratando de respetar todas las opciones que merecen respeto, que sin ser todas, son casi todas y estas reacciones me producen una pena inmensa por el deterioro que traslucen.

Ya no hay ganas de entender al que confronta, al que discrepa o al que matiza: no. La adhesión debe ser total e inquebrantable. Y ojo: es un mal que afecta a ambos lados del espectro, pero sin duda, la ventaja la tiene este PP madrileño que ha conseguido subir a los altares a su martirizada santa.

No lo entiendo, pero no cabe sino admirar el triunfo conseguido: rotundo, aplastante, indestructible. Miguel Angel Rodrigez, MAR para los amigos, se ha ganado el sueldo hasta el último euro, no hay duda ninguna.

Un acierto pleno