5.624.044 personas en Catalunya están llamadas a votar hoy en estas elecciones catalanas del 14 de febrero
- Hasta las 09:30 horas de hoy no ha habido ningún requerimiento notarial en Catalunya para acreditar posibles incidencias en la apertura de colegios de estas elecciones en Catalunya del 14 de febrero, ni tras la primera media hora de votación
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El porcentaje de mesas abiertas en estas elecciones catalanas del 14 de febrero sube hasta el 98,52%. Se trata de un total de 9.004 mesas.
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A las 12 horas el 100% de las mesas están operativas y a pleno funcionamiento. No parece haber problemas para que esta noche se tengan los resultados definitivos.
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Entre las curiosidades de la jornada está el hecho que el ex-president José Montilla está de presidente de mesa en Sant Just Desvern
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Los primeros datos de participación oficiales publicados a las 13 horas certifican que ha votado un 22,77% de los electores, casi 12 puntos menos que en las anteriores elecciones.
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En los comicios del diciembre de 2017, la participación a esa misma hora se situó en un 34,69%, aunque por aquel entonces no había temor a ningún virus.
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Por otra parte, todo parece indicar que las largas colas que se están registrando en buena parte de los centros de votación a causa del protocolo de seguridad frente a la Covid-19 podrían acabar afectando a la participación. También hay que tener en consideración que la Generalitat ha recomendado que las primeras horas de votación se reservaran para los colectivos más vulnerables frente al contagio. Esta circunstancia puede haber influido en el primer dato de participación, instando a personas de distintas franjas de edad que acostumbran a votar por la mañana a cambiar sus hábitos.
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Por circunscripciones, donde más ha caído la participación este año ha sido en Tarragona (del 35,11% de 2017 al 22,68% de hoy, 12,4 puntos menos).En Barcelona habían votado el 22,50% de los electores, 12 puntos respecto al 34,58% de hace cuatro años. En Girona había votado a las 13 horas un 24,28% del electorado, 11 puntos menos en relación al 35,20% que se registró en 2017. En Lleida, la caída es menor, pero aun así alcanzo los diez puntos: del 34,41% de las anteriores elecciones al 24,18% de este año.
Aunque aún es pronto para realizar predicciones, si este descenso se mantuviese en este rango durante el resto de la jornada, la participación en las elecciones al Parlament podría quedar en torno al 50% al final de las votaciones.
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La pandemia, el tiempo lluvioso y frío en Catalunya y, tal vez el hecho de que estas elecciones catalanas llegan en un momento político menos desenfrenado que las de diciembre de 2017, han hecho que la participación esté siendo sensiblemente menor que entonces. El dato recién conocido sobre la afluencia a las urnas hasta las 18:00 horas es del 46,02%, 22,24 puntos menos.
El porcentaje dista del registrado a esta misma hora hace tres años, cuando acudieron a las urnas el 68,26% (3.636.712 electores). Pero las circunstancias de aquellas elecciones y las de estas son completamente diferentes. En esta ocasión, los protocolos de seguridad contra el coronavirus está marcando la afluencia a los locales de votación, con largas colas a la intemperie y algunas prolongadas esperas que sin duda pueden estar teniendo efecto en el ánimo de los electores.
Según han ido publicándose las encuestas sobre las elecciones catalanas llamadas "andorranas" se han producido algunas modificaciones entre las que destaca el aumento de la participación sobre los pronósticos iniciales. La última semana está siendo determinante en cuanto a la voluntad de acudir a las urnas por parte de los catalanes y las catalanas convocados.
Los resultados entre los tres primeros según la encuesta (ERC, PSC y Junts) siguen estando muy cercanos y todo se decidirá en la linea de meta. Entre los menos votados parece desinflarse el aumento pronosticado anteriomente a VOX y se indica un equilibrio también muy cercano entre todo el resto de partidos, excepto PdCat que sigue con pocas posibilidades de entrar en el Parlament.
La dureza de los debates televisados, y la sensación de "Todos contra Illa" es difícil de medir en cuanto a su repercusión real en unos votantes con perfiles muy definidos y entre los que se da muy escaso trasvase de votos entre los dos grandes bloques definidos como independentistas y unionistas.
La improvisación de un texto con las firmas de algunos líderes independentistas, con el único objetivo de negar el pan y la sal al PSC, eludiendo cualquier posibilidad de negociación de ellos, es visto más bien como un gesto electoral que como una estrategia de largo alcance.
La incertidumbre sobre el desenlace de la contienda electoral sigue instalada hasta el domingo por la noche cuando se comenzarán a conocer los resultados.
