viernes. 19.04.2024
RAUL BLANCO
Raül Blanco, secretario general de Industria.

Raül Blanco Díaz nos recibe en su despacho de la planta once del complejo ministerial de Cuzco, que ocupa desde su nombramiento hace poco más de un año. Es, con toda seguridad, uno de los altos cargos del Gobierno de Pedro Sánchez que más ha ‘sudado la camiseta’ en estos doce meses, en los que se ha enfrentado a las crisis industriales de Vestas, Cemex, Made Medina y Alcoa, que ha logrado resolver.

Hoy es jueves, han pasado tan solo unas horas desde que se ha confirmado la venta de las plantas de Alcoa a Parter Capital Group, que garantiza el mantenimiento de la actividad y el empleo en Avilés y A Coruña y pone fin a un conflicto que ha puesto a prueba al ministerio que dirige Reyes Maroto. El Secretario General de Industria nos invita a pasar esbozando una amplia sonrisa que viene a transmitir la inequívoca sensación de haberse quitado un gran peso de encima, tras nueve meses caminando en el alambre, o mejor, por un campo minado, como ha sido el ‘caso Alcoa”. “Es, sin duda, el mayor reto al que me he enfrentado en veinte años”, señala. ¿Cuál es el secreto de esta sucesión de éxitos, de este ‘pleno al quince’ de gestión? La corbata de guitarras acústicas que viste hoy nos proporciona una pista segura: “Colecciono corbatas estampadas, tengo unas cincuenta, esta de guitarras es una de mis favoritas, porque soy fan de Bruce Springsteen y de Loquillo. Son mi inspiración, en la vida hace falta actitud rock and roll. Por eso me la he puesto hoy”. ‘Rock’n’roll actitud’ es el eslogan que puede leerse en la cuenta de Whatsapp de este barcelonés nacido en 1975..., el año en que Bruce Springsteen publicó “Born to run”.

Rock’n’roll actitud’ es el eslogan que puede leerse en la cuenta de Whatsapp de este barcelonés nacido en 1975..., el año en que Bruce Springsteen publicó “Born to run”

Un espíritu roquero que sintetiza su capacidad de aguante, su consciencia de ser corredor de fondo, la necesidad de recorrer muchos kilómetros y hacer muchas llamadas para afrontar los retos que impone ser un alto cargo del Gobierno. Tozudez y confianza para aunar voluntades en torno a una mesa de negociación, y convertirse en el mejor mediador posible en una situación tan compleja como la de Alcoa: “Durante todos estos meses intenté generar el mejor clima posible en la Mesa de Seguimiento. Hubo momentos difíciles, participantes que se levantaban y rompían la baraja, otros que posponían sistemáticamente cualquier decisión... Un día a día muy difícil, la verdad, pero había que sentarse, hablar, buscar acuerdos aunque no compartiéramos puntos de vista. Hubo mucha desconfianza durante meses, y parte de nuestra labor de mediación consistía en cambiar la atmósfera, generar confianza entre Gobierno, comités de empresa, Gobiernos autonómicos, sindicatos y empresa. Cierto es que no estaba solo, los representantes de UGT y CCOO a nivel nacional también ayudaron, desempeñaron un papel crucial. Y siempre con buenas palabras, pero a veces también con la firmeza que la situación requería”.

RAUL BLANCO 2

Revisando su biografía encontramos algunas claves que configuran la personalidad de Raül Blanco, cuyo nombre con diéresis (“así se escribe en catalán”, explica) anuncia que estamos ante un tipo especial. Hijo de obrero industrial (su padre trabajó en una planta de Philips que fabricaba tubos para televisiones, hasta que cerró), conoció en la casa familiar la lucha por el mantenimiento del empleo: “En casa vivimos huelgas, anuncios de cierre, sé qué significa que no entre sueldo en casa en dos meses. Desde aquella ventana del despacho veía las concentraciones en la puerta del Ministerio, escuchaba a los trabajadores en televisión, y me decía: ¿Cómo convencer, a ellos y a sus familias, de que los entendía perfectamente? Porque hay cosas que no puedes saber o entender si no las has mamado”. Como su padre, también trabajó como operario a turnos en la cadena de montaje de Philips, antes de incorporarse a la Generalitat, donde ocupó diferentes cargos. Su etapa en el Gabinete de la Presidencia con José Montilla le permitió conocer en profundidad la realidad industrial, especialmente la de automoción, y su paso por el Ayuntamiento de L’Hospitalet -como director de Desarrollo Económico y Empleo y responsable de los mercados municipales- le curtió en las técnicas de negociación.

Raül Blanco abre un armario y nos muestra la camiseta amarilla que durante nueve meses ha identificado la lucha de los trabajadores de Alcoa: “Cada día que llegaba al despacho, esta camiseta me daba fuerzas para seguir adelante”

Abre un armario y nos muestra la camiseta amarilla que durante nueve meses ha identificado la lucha de los trabajadores de Alcoa: “Cada día que llegaba al despacho, esta camiseta me daba fuerzas para seguir adelante”. Apostó con un amigo de Oviedo una invitación a degustar el mejor cachopo de Asturias si lograba resolverse la crisis. Han sido nueve meses en el ojo del huracán, aguantando críticas de políticos y medios de comunicación. Pero no quedaba otra opción que seguir adelante -‘nacido para correr’ como The Boss-, ideando fórmulas viables, removiendo cielo y tierra para encontrar un inversor con garantías, aguantando el chaparrón de críticas, aplacando los ánimos, tratando de hacer entender a las partes que solo a base de discreción y prudencia podían lograrse el éxito: “Siempre creímos que era posible, en ningún momento pensamos en rendirnos. La fe inquebrantable de Reyes Maroto y el trabajo del equipo del ministerio han sido fundamentales. Lo hemos pasado mal, pero a fin de cuentas es nuestro trabajo”.

Al recordar los malos momentos vividos en la sala de reuniones contigua al despacho -a la que entramos un momento para proseguir la conversación- muta a rojo la piel de su rostro, viva expresión de los malos ratos pasados: “Esa pigmentación tiene que ver con el origen extremeño de parte de mi familia, pero es cierto que la cara es el espejo del alma, y en ese sentido soy bastante transparente. Me turban los elogios, pero también me pongo colorado cuando tengo que aguantar el tirón, morderme la lengua y seguir adelante”.

Alcoa

Raül Blanco, en el centro, con los representantes sindicales de Alcoa.

Nueve meses luchando contra el reloj, sorteando obstáculos como las constantes filtraciones a la prensa, las dificultades parlamentarias o la no aprobación del Estatuto de la Industria Electrointensiva que, reconoce, “fue una decepción personal”. Un trabajo al límite, con el inconveniente añadido de vivir a caballo entre Madrid y Barcelona, aunque confiesa que en estos meses siempre pudo conciliar el sueño sin mayor problema, porque “llegaba a casa con la conciencia tranquila. Estas situaciones solo se resuelven con corazón y pasión, también con rigor técnico”. Le preguntamos por el peor momento vivido: “Quizá señalaría una cierta sensación de soledad en ocasiones, es decir, sentir que solo nosotros, me refiero al equipo del ministerio, remábamos en la búsqueda de una solución. Soledad, e incomprensión externa. Y por supuesto, las últimas semanas, que han sido una auténtica partida de ajedrez, en la que mover una pieza alteraba toda la partida. Cada vez que estábamos a punto de ver la luz, algo se torcía, por motivos diversos”.

Preguntamos por lo ocurrido el viernes 28 de junio, cuando estuvo a punto de descarrilar el tren de la negociación: “No olvidaré nunca aquella tarde. Cuando nos llamaron se habían roto todos los puentes que habíamos tendido durante meses. Fue una situación límite. Aquella noche tanto el Director de Gabinete de la Ministra como el equipo de Industria nos vaciamos, entre todos salvamos el match-ball y pudimos reconducir la situación”. Aquella larga y tensa noche conquistó definitivamente a los representantes sindicales. El lunes siguiente, la aparición por sorpresa de Reyes Maroto en el hotel donde estaban reunidas las partes -y sus contundentes apelaciones a la responsabilidad de todos para llegar a un acuerdo- escenificaban a las claras que el Gobierno estaba al lado de los trabajadores. Dispuesto a llegar hasta el final.

“La política industrial es útil si sirve a las personas, y en eso estamos. Hay mucho trabajo por hacer”

Raül Blanco mira con frecuencia el móvil porque no deja de recibir llamadas y mensajes de felicitación. Se ha ganado el respeto de los empresarios y los sindicatos de la industria, que valoran el coraje y la pericia demostrada estos meses en los que, en desempeño de su cargo, ha recorrido 40.000 kilómetros: “La política industrial es útil si sirve a las personas, y en eso estamos. Hay mucho trabajo por hacer”.

De alma culé, fan de Leo Messi, asume a regañadientes las recientes Champions ganadas por el Real Madrid, aunque termina reconociendo algunos méritos del equipo de Zinedine Zidane. Instalado ya en Madrid, ha ido enamorándose poco a poco de la capital y de su forma de vida. Su imagen de Whatsapp es la foto de un balón anaranjado de la NBA, y, como apasionado del baloncesto que es, acude cuando puede a ver los partidos del Estudiantes.

Después de unos días de descanso en el Pirineo catalán, regresará a su despacho con renovada ‘actitud rock and roll’, quizá con alguna nueva corbata comprada en Barcelona, y asegura que reservará un día para cobrar la apuesta pendiente. Le espera un merecido premio: El mejor cachopo de Asturias.

Raül Blanco, el negociador de Industria