viernes. 29.03.2024
elecciones

Una vez pasada la primera borrachera de la derecha madrileña y la resaca cabezona de la izquierda, sin dejar que pase demasiado tiempo para que no se olviden unos y salgan del clímax los otros, convendría hacer algunas consideraciones sobre una realidad española no coyuntural, aunque las elecciones siempre tengan bastante de coyuntura.

Ha habido algunas sorpresas. Una participación electoral muy relevante, que ha perjudicado a la izquierda. Que los partidos de izquierda hagan análisis, ya que siempre han opinado lo contrario. Demos la razón a Rajoy y convengamos que en esta ocasión las mayorías silenciosas han salido a la calle para dar un cogotazo a la izquierda. Convengamos en que los que no dicen esta boca es mía, cuando lo dicen es para votar a la derecha.

Qué se fizo de las mayorías de las mareas, blancas, verdes, amarillas, pro-inmigrantes, feministas, homosexuales y trabajadores/as del Sur y Este que han votado a la derecha y ultraderecha. Ha quedado demostrado, al menos coyunturalmente, que la sociedad actual madrileña no es de izquierdas o, al menos, no vota izquierda en un momento especialmente crítico. Al parecer, pues,  no se sienten menospreciados, marginados, excluidos, machistas, explotados, defraudados, desigualados, robados, animalistas, violadas, maltratadas por la derecha, o se sienten a gusto entre tanta diversidad (1). Tanto victimismo confuso no ha aclarado quién es el enemigo principal, aunque otros sean colaboradores necesarios.

Por otra parte, la derecha amortiza rápidamente sus pecados. Lo hace en la intimidad, directamente con Dios. En público, no les consta. Una mayoría de ciudadanos madrileños admiten y defienden el secreto de confesión. Al parecer la mayoría de los madrileños perdonan los pecadillos. Más, si la confesión y el perdón es en la intimidad, ante el mismísimo Creador.

Cifuentes es condecorada y dentro de nada se propondrá un título nobiliario, como Condesa de la Cleptomanía de Baratillo y del Master (2). El sabio Lledó rechazó tal manipulación y explicó sus razones.  El mundo de las condecoraciones y títulos está muy devaluado. Pueden producirse protestas de los Grandes de España, porque está muy lejos de su nivel y linaje.

Que tengan cuidado, porque puede utilizar sus artes con algunos funcionarios de la nobleza madrileña, incluso de la realeza.  La solidaridad es virtud noble y además es conveniente aumentar prudentemente la demografía nobiliaria con aire fresco. Eso sí, por separado, procurando no mermar el prestigio y honorabilidad de Escudos y Blasones de la nobleza vieja, fruto de la Reconquista frente al moro infiel, y no como hoy frente al rojo desarmado.

En democracia se liman las diferencias de clase y se admite cierto ascenso social en los hidalgos paseantes de perros por la Villa y Corte, como hemos podido comprobar. No así las acciones de buena vecindad en Galapagar.

Otra novedad a estudiar desde la sociología de masas y la promoción de mercado es el éxito de la polarización en un malvado, malísimo, por parte de la mayoría social, sea de derechas o de izquierdas: Pablo Iglesias. Nos lo han identificado más con un ser contrahecho y un perverso manipulador diabólico que con el redentor que pretende ser. Han triunfado el cine de terror y el cuento de la Caperucita Roja.

Por último, pero no por ello menos importante, a lo largo del corto proceso de campaña electoral hemos comprobado la visibilización de algunos traidorzuelos que cambian sus apuestas a caballo ganador. Prevén participar en los beneficios del botín ulterior. Calculada sociología electoral. Pero no ha sido la primera vez ni será la última.

Los políticos de izquierda no debemos tropezar permanentemente en análisis ingenuos. Nos llevan traicionando toda la vida. Recordad el tamayazo. Sería racional no volver a hacer un análisis exculpatorio de las víctimas y de la izquierda madrileña. Si no toda la responsabilidad, alguna tenemos unas y otra.

La culpa también puede ser de esta democracia, ya le pasó a Trump. Cuando ganó y cuando perdió. O del cha cha cha.


(1) DANIEL BERNABÉ. La trampa de la diversidad. Como el liberalismo fragmentó la identidad de la clase trabajadora. 2018.
(2) El Presidente de sidra El Gaitero tiene título nobiliario concedido por Carlos III, como Marqués del Real Transporte y Vizconde del Buen Viaje, con motivo de haber trasladado en un viaje de cabotaje al mencionado monarca. http://ancienhistories.blogspot.com/2015/05/gutierre-guido-de-hevia-y-bustamante.html

Un pueblo traicionable