viernes. 17.05.2024

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Algunos medios de derecha y de extrema derecha especulaban sobre si se trata de una añagaza y mi opinión es que no es así, que se trataba de una cuestión política mezclada con la cuestión personal por la admisión de un juzgado de una denuncia contra la esposa por mano de la organización de extrema derecha Manos Limpias. Al final el presidente de Gobierno Pedro Sánchez no ha dimitido y ha prometido en una conferencia de que su continuación es “un punto y aparte”. Esperemos que así sea y la primera prueba, la prueba del algodón, será si él y el Ejecutivo se deciden a reformar la ley sobre la elección de los miembros del CGPJ y que se lleve a cabo por mayoría absoluto, que no es poco (las leyes ordinarias se aprueban por mayoría simple). El método de elección actual por mayoría de 3/5 es un absurdo y nos ha llevado a tener un CGPJ fuera de la ley por mor de que el PP no se pone manos a la obra dado que es exigible su acuerdo para renovarlo. Es una lección y el PSOE debe abandonar ese buenismo que le invade en una especie de masoquismo político por haber dado por bueno los 14 primeros años de los gobiernos de Felipe González y la continuación del franquismo en la derecha de forma disimulada hasta Aznar y, a partir de él, ya “sin complejos”.

En mi opinión la democracia no está en peligro a pesar de que las dos extremas derechas quisieran tener al menos como alternativa su liquidación, pero lo que sí peligra y se deteriora es el Estado de Bienestar

Pero yendo al fondo de la cuestión, es el método habitual, el contubernio habitual del PP con algunos jueces, juzgados y fiscales lacayunos, con policía patriótica, para acabar con personajes políticos que están impidiendo que los españoles le den una mayoría nacional-católica al PP y Vox. Ya lo dijo Aznar, el tipejo más repugnante de la política después de Franco, que cada uno “haga lo que pueda” para eso, para derribar como sea al gobierno, sea con mecanismos legales o con algo parecido a un golpe de Estado. Para derecha -y dado que un golpe de Estado no lo ven factible hoy por hoy- lo que desean es que se repitan las elecciones, cosa que está en su adn: que en democracia se repitan las elecciones hasta que ganen, es su alternativa. ¿Y para hacer qué? Pues para nada parecido a un programa sino para lo que dijo M punto Rajoy cuando ganó las elecciones generales a finales del 2011: “para generar confianza”. Y luego ya vimos lo que pasó: récord de paro en el 2012, récord de prima de riesgo, y ello a pesar de aumentar la deuda pública en 350.000 millones y acabar con la “hucha de las pensiones” de 70.000 millones. Luego, con la reforma laboral del 2012, se cargó la red de los convenios colectivos, congeló el salario mínimo y las pensiones, a pesar de lo cual muchos asalariados y pensionistas siguieron y siguen votando al PP.

Pero para entender de verdad lo que está pasando con la derecha española tenemos que retrotraernos a la llamada Transición que algunos en la izquierda aún la creen modélica. Es verdad que trajo la democracia institucional, pero el error fue creer que ello era suficiente para anclarla en un país donde la derecha desde el siglo XIX la tuvo como enemiga de sus intereses de clase. Y lo que no hubo fue una transición sociológica a la democracia. Es verdad que eso no se cambia de la noche a la mañana por más que tengas agarrado el BOE que, en mi opinión, es el poder fáctico más importante pero no el único. El PSOE y Felipe González gobernaron durante 14 años con apoyo nacionalista vasco y catalán, pero omitieron algo que sí estaba en sus manos y es que no entendieron que la democracia se construye con demócratas en las instituciones del Estado, sobre todo en la pirámide del mismo. Y ocurrió que los mismos jueces que se deleitaron y juzgaron en el franquismo -un sistema ilegítimo desde el punto de vista jurídico- siguieron en la democracia tras 1978. Y así ocurrió además con la fiscalía, la presidencia de grandes empresas públicas y semipúblicas, embajadores, delegados del deporte, etc. Por supuesto que había personas dignas y profesionales, pero no otras y no se produjo la limpia. Todo lo contrario, se produjo una amnistía de la que se aprovecharon mucho más los franquistas que asomaban la patita para instalarse en algún cargo institucional relevante o no en el nuevo régimen que para los damnificados por la dictadura. Y de aquellos barros sobre los que se construyó la democracia actual surgen y se mezclan con los lodos que han extendidos fascistas de nuevo cuño como Aznar, Ayuso, Aguirre, Abascal, etc. Curioso, muchas aes de analfabetos/as funcionales como son los mencionados, especialmente dos de ellos/as. Y es que durante el siglo XIX español y el siglo XX hasta 1978 la manera natural de llegar la derecha al gobierno -el poder lo seguían teniendo- era mediante pronunciamientos (XIX) o golpes de Estado (XX). Ahora la derecha nacional-católica o, simplemente, de ámbito nacional, no ve la forma de repetir tal cosa. Siempre tengo a la vista un número de la revista Historia que data de junio de 1977 y que lleva por título Los 9 entierros de la democracia (1814-1975). El título lo dice todo y se queda corto, porque otro historiador ha contabilizado más de 70 intentos de golpes de Estado en estos dos siglos. Especialmente significativo es el artículo de esta obra colectiva del gran historiador español Manuel Tuñón de Lara: Objetivo: cargarse la República (1931-1936) [1]. Comenta el historiador cómo el mismo día 15 de abril se reúnen en la casa de un directivo de la Unión Monárquica el marqués de Quintanar, Calvo Sotelo, Ramiro de Maeztu, Primo de Rivera (hijo), y algún otro de esa unión o próximos a ella ante “la necesidad inaplazable de fundar una escuela de pensamiento contrarrevolucionario”. Insisto, ¡el mismo día 14 de abril de 1936!, el mismo día de la proclamación de la República. ¿No recuerda esto a la FAES de Aznar y sus secuaces? Luego se van uniendo a este círculo monárquico otros como el conde de Gamazo, Gabriel Maura, el duque de Hornachuelos, los duques del Infantado, Lequerica, Matos, Zubiría, Martínez Anido, etc. Es decir, lo más granado de la derecha empresarial y la vieja nobleza venida a menos. También se apuntan a la conspiración la Iglesia con el cardenal Segura al frente y la Asociación Católica Nacional de Propagandistas. Todos ellos y algunos más fundan Acción Nacional con el objeto de “la propaganda y actuación política bajo el lema de Religión, Familia, Orden, Trabajo y Propiedad”. Le quitas lo de Trabajo y tenemos a la FAES y al PP y Vox actuales. Pero estas derechas no ven en principio la posibilidad de un golpe de Estado y Tuñón de Lara trae como síntesis de lo que hacen los perdedores de las elecciones “la táctica del caballo de Troya”, es decir, la de estar en las instituciones para minar su obra social, institucional, hasta que la ocasión sea propicia a un golpe de Estado, cosa que ya lo consiguen en 1936 con los llamados militares africanistas, con Franco a la postre postulándose como dictador in pectore aunque no fuera el candidato previsto. Pues en mi opinión eso es lo que está ocurriendo en la democracia española, pero con la diferencia de que la derecha tiene dos caballos: uno dentro de las instituciones como son la judicatura, la fiscalía, el Tribunal Supremo, el Constitucional, el Consejo General del Poder Judicial, los Tribunales de Justicia provinciales, Tribunales de Cuentas, policía (patriótica), etc. Y ahora en las presidencias de Comunidades Autónomas (Madrid), en algunos ayuntamientos y, últimamente ¡en el Senado! Ahí están, pero con otra diferencia de la que historiaba Tuñón de Lara: que por más que lo deseen no ven la manera de acabar con la democracia si no es a través del BOE, porque sólo con los boes de las Comunidades Autónomas no les llega a sus deseos. Y esta es su desesperación, de ahí el insulto y las mentiras permanentes, el acoso, las mentiras de los medios de comunicación afines, de ahí la obsesión con repetir las elecciones; de ahí el recurso al terrorismo que ya no existe hace más de una década y de ahí la apelación al peligro del independentismo -que es un imposible jurídico- como baza electoral con la esperanza -fundada en vista de los resultados electorales pasados- de que una parte del pueblo español no tenga el nivel intelectual suficiente para distinguir la propaganda de la verdad, de que se anide el temor al futuro aunque esté basado en un imposible. El otro caballo de Troya –y no sería de Troya propiamente– está fuera, es el PP y es la FAES de Aznar, que es quien mueve los hilos, el tipejo más repugnante de la vida política española, el de las falsas armas de destrucción masiva y el de las mentiras del atentado terrorista de Atocha, ese tipo que se declaraba “falangista independiente” en el diario de La Rioja.

Ha sido un imposible construir una derecha, al menos un partido de derechas que fuera, además, democrático. Lo intentó Suárez con el CDS tras caer por mano de los franquistas que aspiraban a medrar en la democracia y se intentó con Ciudadanos, pero los poderes fácticos económicos le dieron la espalda al a este último al comprobar que dividía a la derecha electoralmente. Y desde luego no ayudó los errores cometidos por su cúpula directiva al convertir el partido en un lacayo del PP.

Que dimitiera Pedro Sánchez como presidente de gobierno puede entenderse como una victoria de las dos extremas derechas, pero hubiera podido convertirse en una victoria pírrica porque, tras una hipotética nueva investidura y nueva presidencia, se desactivaría todo el actual antisanchismo de la derecha y tendrían que crear nuevas mentiras y acosos, nuevos insultos, nuevos engaños y ello puede dar lugar a que parte de los votantes -pensionistas y asalariados- que votan contra sus intereses votando al PP y Vox les ayude a desvelar las mentiras de la derecha, a espabilar en una palabra, y retorne una mayoría sociológica electoral de izquierdas que se ha perdido en parte por obra de unos y errores propios. Nada pues de nuevas elecciones porque a las extremas derechas no se les puede dar oportunidades y, como muestra, véase lo que están haciendo con la sanidad y educación públicas allí donde han caído Comunidades y ayuntamientos bajo sus garras, y véase lo que hicieron en Brasil o en USA o lo que están haciendo ahora en Polonia y Argentina, por poner algún ejemplo. Al final Pedro Sánchez, el legítimo y legal presidente de Gobierno, sigue adelante, pero esperemos que se quite de un plumazo las hipotecas ajenas de algunos miembros de su partido y siga en ese “punto y aparte” que anuncia. Y no sólo es el tema del CGPJ comentado, porque está el absurdo sistema fiscal con impuestos propios, cedidos y compartidos que favorecen el egoísmo y no la solidaridad, está el aún insuficiente salario mínimo, el tema de la vivienda que, en las garras del PP y Vox de muchas Comunidades Autónomas, no dan solución a las necesidades de los que no tienen ni rentas ni riqueza ni siquiera ahora para alquilar, está la necesidad de la protección de espacios ecológicos sensibles en manos de las dos extremas derechas en esas Comunidades que no protegen lo suficiente esos espacios por cuestiones electores, y está el enorme problema de que la educación pública y la sanidad pública ya andan en un deterioro alarmante por mor de esas mismas garras privatizadoras. En mi opinión la democracia, como sistema institucional de Estado, no está en peligro a pesar de que las dos extremas derechas quisieran tener al menos como alternativa su liquidación, pero lo que sí peligra y se deteriora es el Estado de Bienestar. Y en eso hay que centrarse, aunque sin abandonar los cambios legislativos necesarios para acabar con el acoso permanente a las personas e instituciones de la democracia por parte de las extremas derechas, de los medios de comunicación afines que no dudan en emplear la mentira sistemática, de la policía patriótica, de algunos jueces vendidos a una determinada ideología y de algunos funcionarios de alto nivel que son topos al servicio de lo anterior.


[1] Este es el título de la portada, pero ya en las páginas donde aparece el artículo la palabra cargarse no aparece y sí la de acabar. Viene a ser lo mismo, pero lo comento en aras del rigor.

De barros y lodos