viernes. 29.03.2024
cajas de ahorro

Es evidente que muchos ciudadanos españoles se sienten desasistidos por el sistema financiero actual, incluso que echan de menos a las cajas de ahorros como eran hasta hace pocos años. Por tanto, no es descabellado plantearse crear nuevas cajas de ahorros al amparo de la Ley 26/2013 que está en vigor. En cualquier caso, esa Ley es susceptible de ser mejorada, lo que afectaría sin duda a las nuevas cajas.

En principio hay que reflexionar sobre a qué entidades les puede interesar crear una nueva caja de ahorros. La respuesta a mí me parece obvia: ayuntamientos, diputaciones provinciales y autonomías y para ello basta con recordar que en el pasado fueron estas entidades las que las crearon mayoritariamente.

Dicho esto, la limitación más importante para crear una nueva caja de ahorro sin duda supone disponer de los recursos mínimos necesarios que son de 18 millones de euros, aunque habría que contar con un cierto margen para el inicio. Esta cifra es asequible para esas entidades salvo para la mayoría de los ayuntamientos. Sin embargo, nada se opone a que un grupo de ayuntamientos de la misma comarca, por ejemplo, de la Tierra de Barros en Badajoz, que comprende 75.000 vecinos distribuidos en 15 municipios, creen una nueva caja.   

Hay un aspecto en la Ley cuya pretensión es limitar la dimensión de las cajas, y es que su cifra de negocio no supere los 10.000 millones de euros o el 35% del mercado de la zona donde actúe. Entonces, ¿puede ser viable una caja de ahorros de esa dimensión? La respuesta es sencillamente sí, tal como se explica en el párrafo siguiente. 

Si se revisan los datos financieros del ejercicio 2019 de las entidades de crédito con balance total de entre 5.000 y 14.000 millones de euros, excluías las integradas en grandes grupos bancarios, se obtienen unas interesantes conclusiones. Se ha visto que ninguna de las entidades consideradas presentó pérdidas en dicho ejercicio, por lo tanto,  ¿por qué va a ser diferente en una entidad de nueva creación?

Entrando en más profundidad si se calcula la correlación entre el total balance y los beneficios se observa que la correlación es positiva, 0,207 pero relativamente reducida. Por otra parte, las correlaciones entre los gastos de estructura y el tamaño del balance y los resultados obtenidos son respectivamente de 0,744 y -0,094, resultados coherentes y que nos ponen en la pista de como tendrían que ser las nuevas cajas de ahorros.

Otra norma de la Ley limita la extensión geográfica de las cajas de ahorro a una sola comunidad autónoma o a diez provincias limítrofes, esto tiene un claro efecto respecto a su expansión a medio plazo. Teniendo en cuenta las diferencias en dimensión económica de las provincias españolas, en algunas de ellas habría que crear más de una caja y podría ser conveniente en otros casos crear una sola caja para varias provincias.

El esquema de gobierno de las dos Cajas de ahorros según la Ley 26/2013 no se aparta sustancialmente del recogido en el Decreto 2270/1977, que se creó con la finalidad de democratizar su gestión

El esquema de gobierno de las dos Cajas de ahorros según la Ley 26/2013 no se aparta sustancialmente del recogido en el Decreto 2270/1977, que se creó con la finalidad de democratizar su gestión, ya que este aspecto se había mantenido inalterado desde los años treinta del pasado siglo. Esa normativa, modificada por las autonomías, daba una gran preponderancia a ellas mismas, y algunos lo han visto como el origen de los males acecidos a las cajas. Sin embargo, por el momento habría que amoldarse a dichos principios.

No obstante, me atrevo a proponer otra estructura que entiendo sería mejor y cuya idea básica es separar claramente la administración de las cajas, responsabilidad de un consejo de administración, de su control que se atribuiría a una comisión específica. También se renunciaría a que los clientes y el personal tuvieran presencia directa en los órganos citados. El nombramiento de los miembros sería competencia fundamentalmente de los parlamentos y gobiernos autonómicos. Seguidamente se recoge dos gráficos muy simple al respecto.

Esquema Control Esquema GobNuevo

Otro aspecto muy significativo para la gestión de las nuevas cajas es que estas estarían sometidas a la supervisión de diversas instituciones públicas como son el Banco de España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores, y otros organismos del Estado. Esta dependencia sería si cabe más importante para el control de las cajas que sus propios órganos internos.

Otro reto es la gestión de las nuevas cajas en un entorno oligopolístico y asediado por las Fintech, pero respecto a lo cual también me atrevo a proponer una solución. Según se está viendo los grandes bancos tienen una estructura muy pesada que genera elevados costes fijos, qué en un momento de muy bajos tipos de interés, les está obligando por un lado a cerrar oficinas y a despedir personal y por otro a subir las comisiones a sus clientes. Las nuevas cajas al partir de cero no tendrían ese problema y podrían definir libremente su estrategia comercial.

Recientemente se está abriendo paso en el sistema la figura de los “neobancos”, entidades que disponen de ficha bancaria, pero que fían toda su actividad a la tecnología, renunciado a disponer de oficinas físicas e incluso a la atención personal

Recientemente se está abriendo paso en el sistema la figura de los “neobancos”, entidades que disponen de ficha bancaria, pero que fían toda su actividad a la tecnología, renunciado a disponer de oficinas físicas e incluso a la atención personal. Es conveniente diferenciar estos neobancos de otras empresas Fintech, que son poco más que chiringuitos financieros y cuya actividad financiera es y será casi anecdótica.

En ese sentido las nuevas cajas actuarían como neobancos, pero sin descuidar una atención personalizada cuando fuera conveniente, basándose en corresponsales colaborando a tiempo parcial. Muchos de esos colaboradores actuarían al principio como coachs tecnológicos para asesorar a los clientes que precisaran de su ayuda.

Teniendo en cuenta todo lo anterior crear nuevas cajas de ahorros, lo que parecería ilusorio por la intensa campaña que se ha hecho contra ellas, es perfectamente factible. Solo faltaría la voluntad política en una sola comunidad autónoma o provincia para poner en marcha el proceso, que indudablemente se extendería a todo el Estado. Obviamente habría que solicitar del Banco de España la autorización pertinente siguiendo los cauces jurídicos adecuados. En cualquier caso, eso es más fácil que desarrollar una normativa legislativa exprofeso para desarrollar un nuevo tipo de banca de depósitos pública como algunos pretenden.

Nuevas cajas de ahorros. ¿Por qué no?