jueves. 25.04.2024
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La pandemia del coronavirus y la emergencia climática han hecho evidentes nuestras vulnerabilidades como país y como sociedad. Más allá de la incredulidad y el desconcierto de las instituciones y de una buen aparte de la sociedad, esta segunda oleada de contagios muestra nuestra incapacidad colectiva para dar una respuesta coherente y cohesionada a uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos en las últimas décadas.

Además de la crisis sanitaria, las consecuencias económicas y sociales son dramáticas y estamos lejos todavía por determinar su alcance real. De momento las previsiones de FUNCAS o el Banco de España no son halagüeñas, en el mejor de los casos no recuperaremos el nivel precrisis hasta 2023 o incluso 2024. Lo que sí sabemos es que va a suponer un reto titánico reconstruir el tejido económico y social. La pandemia nos ha desnudado como país mostrado las debilidades y limitaciones de nuestros sistemas organizativos, ya fueren públicos o privados. Supone un baño de humildad que nos interpela a prepararnos para futuras contingencias al tiempo que nos confronta con las contradicciones de algunos de nuestros valores y prácticas. Pero la principal lección que podemos extraer es que únicamente trabajando juntos podemos hacer frente a este enorme reto colectivo.

Reconstruir nuestro tejido económico y social no puede hacerse con las recetas del viejo mundo, han quedado obsoletas. Necesitamos nuevas coherencias para garantizar la supervivencia de nuestra forma de vida y nuestra cohesión social y territorial. Algo que exige una mirada nueva y nuevas formas tanto del diseño de las políticas públicas como de las estrategias corporativas. La realidad de hoy, como los riesgos de mañana, requieren nuevas formas de generación de valor y nuevas políticas económicas, sociales y medioambientales basados en la resiliencia, esto es, la resistencia y la flexibilidad. Entre ellas, destaca la necesidad de prevenir y gestionar mejor la exposición a los nuevos riesgos climáticos. Los científicos nos indican hace años el vínculo entre pandemias y degradación ambiental que provocan el debilitamiento de nuestros sistemas inmunológicos. Es por ello, es necesario reconstruir nuestras economías sobre la base de la sostenibilidad ambiental si queremos mitigar los riesgos asociados al cambio climático y a la salud gestionando de forma coherente el capital humano y el capital natural. Reconstruir la economía y la sociedad de este shock requiere hacerlo sobre nuevas premisas aprendiendo de lo que nos ha pasado. La Comisión Europea ha advertido de la “tentación” de buscar soluciones cortoplacistas basadas el business as usual por lo que necesitamos un nuevo paradigma basado en un capitalismo natural.

Vivimos momentos de confusión y desconcierto en el que es más necesaria que nunca una nueva narrativa y ética de esta transición económica, social y medioambiental para reconstruir los lazos emocionales con la sociedad y acordar un nuevo contrato social

El Pacto Verde Europeo como oportunidad

Una de las palancas que podemos activar para reconstruir Europa es el llamado Green New Deal, esto es, el Pacto Verde Europeo. Un ambicioso plan para alcanzar la neutralidad climática y reactivar la economía apostando por la digitalización, la sostenibilidad y aquellos servicios para hacer las sociedades más resilientes tales como los sistemas de salud y seguridad, el diseño de nuevos entornos urbanos, las infraestructuras sostenibles o la apuesta decidida por las energías renovables. Sectores que nos deben permitir acelerar la recuperación de la actividad apostando por la sostenibilidad económica, social y medioambiental. Europa quiere alcanzar el objetivo de recortar el 55% de emisiones en 2030 e ir más allá, conseguir la neutralidad climática -cero emisiones- en 2050. Para ello, acordó una ambiciosa política, el “Next Generation EU”, y en una dura y compleja negociación” apostó por un Plan de Reconstrucción y Resiliencia que supone una movilización financiera sin precedentes y que tiene como objetivo lograr la transición ecológica y digital de la economía europea con un gran paquete de iniciativas legislativas y nuevos mecanismos e inversiones. Un Plan que gestionarán los Estados miembros directamente a través de programas de reformas financiables a través de ese Mecanismo de Recuperación y Resiliencia que movilizará 750.000 millones de euros de inversión pública. Un impulso que debe servir igualmente para dinamizar al sector financiero privado.

El plan, según José Moisés Martin Carretero CEO de Red2Red Consultores y uno de los economistas que mejor conocen los instrumentos financieros europeos, podría generar un círculo virtuoso y movilizar un billón de euros de inversiones sostenibles en la próxima década para el fomento de proyectos verdes y ayudas para las regiones en transición. Una gran oportunidad para generar nuevo desarrollo económico y empleo que según el estudio The Future Of Nature And Business del Foro Económico Mundial, las acciones industriales positivas para la naturaleza podrían suponer una oportunidad de negocio de 8,84 billones de euros y crear 395 millones de empleos de aquí al año 2030. ¿Vamos a dejar pasar esta oportunidad?.

Nuevas formas de gobernanza para la sostenibilidad

La respuesta global al cambio climático generando nuevas oportunidades económicas para las empresas, las personas y los territorios, requiere igualmente una nueva inteligencia colectiva. Este nuevo Green New Deal europeo no puede basarse sólo en grandes inversiones. También son imprescindibles nuevas formas de gobernanza que desbordan las instituciones. Una nueva cultura de trabajo en red que haga confluir políticas públicas, responsabilidad empresarial, participación ciudadana, inversiones sociales, reformas legales y los procesos de innovación tecnológica para transformar la economía europea y transitar rápidamente hacia modelos de desarrollo sostenibles. 

Es tiempo de sumar capacidades y esfuerzos apostando por proyectos con un enfoque sistémico con grandes consensos en vez de acciones aisladas y desconectadas en el que cada uno defiende lo suyo con una mirada de corto plazo. Necesitamos una gobernanza que promueva que los ecosistemas económicos y sociales del territorio se inserten en las cadenas de valor global. Para ello hay que atreverse a innovar apostando por nuevas formas de colaboración público-social-privada para aprovechar todo el potencial creativo y experiencia acumulada. Reconstruir económica y socialmente nuestras sociedades requiere nuevas fórmulas y coaliciones aprendiendo de las experiencias de las viejas fórmulas jurídicas, ya que algunas de ellas no gozan de buena reputación. Las alianzas público-privadas no son suficientes, es necesario articular nuevas fórmulas de colaboración con la participación de la sociedad civil en su diseño y control para que las hagan suyas.

Necesitamos que las instituciones asuman un nuevo liderazgo para relanzar la economía, pero asumiendo que no tienen la capacidad ni el know-how para el reto que tenemos por delante. Lo público requiere del apoyo y compromiso de modelos de gestión empresarial más ágiles y eficientes. Pero se necesita más, es indispensable la tercera pata, la social, para diseñar conjuntamente cuáles son los proyectos estratégicos y de interés general que hay que afrontar garantizando la accountability, eso es, la rendición de cuentas y la transparencia. Se trata de dar nueva coherencia y sentido a la colaboración público-social-privada para lo que igualmente necesitamos una delicada estrategia de comunicación y pedagogía. 

Vivimos momentos de confusión y desconcierto en el que es más necesaria que nunca una nueva narrativa y ética de esta transición económica, social y medioambiental para reconstruir los lazos emocionales con la sociedad y acordar un nuevo contrato social. Se trata de hacer del riesgo una oportunidad sin dejar a nadie atrás y no hay tiempo que perder. Los que no estén dispuestos a arrimar el hombro en este nuevo esfuerzo colectivo deberían echarse a un lado, y si no lo hacen deberíamos echarlos nosotros al lado. Es tiempo de pensar despacio pero actuar rápido.

Una nueva gobernanza para la sostenibilidad