martes. 19.03.2024

“Esto es lo que quieren muchos, esto es lo que queremos”, remató la reina del fascio-trumpismo madrileño en una frase mucho más grave que no condenar la violencia.

Si eso lo hubiese dicho un miembro de Bildu en sede parlamentaria del país vasco, hoy tendríamos un escándalo nacional sin precedentes. Es la intolerancia inaceptable de todos los nacionalismos radicales e integristas.

El español, el catalán, el vasco, o el de cualquier lugar del universo al igual que el de todos los fundamentalismos sectarios. “Fuera de nuestro territorio de caza”, dicen sin pelos en la lengua estos depredadores de las libertades cívicas.

A esto nos llevan las inventivas de algunos estrategas del marketing político. El intercambio de slogans, como socialismo primero, o comunismo después, contraponiéndolos con la libertad, conducen a estos fondos de saco de imposible convivencia democrática. Primero las palabras, después solo quedan las balas o el destierro, no ya anunciado sino exigido ¿Porque qué otra cosa significa el “Lárguese de aquí, valiente”?

Un adverbio de lugar que revela incluso el sentido de apropiación indebida de un medio de comunicación tan cara a los dictadores de toda laya. ¿Porque después de ese Lárguese que viene? ¿Qué convivencia es posible? ¿A quién o quienes les  toca después? Si, ese lenguaje implícito y explicito sabemos  a quién y quienes se dirige. Todo adversario o diferente es extrañable o suprimible del suelo patrio. “El mejor socialista, es el socialista muerto” decían los padres ideológicos de estas repugnantes criaturas políticas. Esta es su Libertad. La de suprimir las libertades de todos.

Ayer pensaba que la campaña electoral de Madrid era como un tango melodramático. Me equivocaba y mucho. El tema tiene poco recorrido ya para la música y la ironía. Hay quien desde la más absoluta ignorancia de valores éticos y escasa cultura emocional nos resitúa siempre en el drama histórico español que nos hiela el corazón. De nuevo instalados en el conflicto y el odio. Los que querían una contienda política bipolar parecen conseguir sus objetivos. Todo menos hablar de Madrid; de los problemas de las personas que lo habitan; de los presupuestos o de la gestión. ¿Gestión para qué? Si la cosa se ventila entre dos slogans, mucho meme, mentiras sin pestañeo y postureo impostado.

Todo empezó con Socialismo o Libertad, que se modificó enseguida con la irrupción de Iglesias en campaña. Pero el inicial mensaje subliminal da paso a otro aún más explícito: Gobierno progresista o Libertad. Está ahí el planteamiento medular de esta campaña para el ascenso a los cielos de la política nacional protagonizado por Díaz Ayuso y bien gestionado por sus asesores. El terreno de caza es otro y las piezas a cobrarse son de caza mayor. Internas primero en el coto popular y después vendrá el “Lárguese” para Sánchez y su gobierno. Madrid no importa nada. Ni sus problemas, ni sus muertos, ni su gestión. Es solo un trampolín para nuevas cacerías. Paremos eso. No podemos consentirlo porque es una estafa democrática.

Las gentes de izquierda no son brazos de madera. En su ADN está el debate y la confrontación de ideas. Está en su origen desde la Primera Internacional y así ha continuado en su centenaria historia con sus errores imperdonables en todas las orillas de ese cauce ideológico. Unos más trágicos que otros. Los que exigen la unidad de la izquierda, como si de un pensamiento único se tratase, desconocen su auténtica naturaleza. En ella está el debatir, el diferenciarse, el opinar en contrario, aunque no todas las veces eso marca la buena dirección, pero es así.

El electorado de izquierda necesita debates porque son su fuente de alimentación. Es la derecha quien habitualmente los elude, los niega o los encierra en un plasma. No creo que el episodio de la fascio-trumpista Monasterio sea un calentón. Estaba preparado y medido un instrumento de provocación para conseguir ese objetivo. Los carteles con el falso MENA y las balas de sobre parecen orquestadas vinculados a obtenerlo: Hacer de la gestión de Madrid un debate imposible, reventarlo y conseguir la acción reacción de la izquierda. De momento parece que ese es el nuevo terreno de juego a la que no es ajena Díaz Ayuso en absoluto ¿Por qué no estaba en la SER ni se le espera en ningún otro debate? Tal vez porque la derecha fascista mamporrera a su servicio le hace ese sucio trabajo, para el que no es necesaria o es contraproducente su presencia. “Cierre la puerta al salir” remataron en un tuit apresuradamente borrado en el PP de Madrid ¿Casualidad? No las hay en estas cosas tan serias.

La izquierda pues tendría que reflexionar y mucho sobre cual es el terreno de juego en el que le interesa lidiar estos “Doce días Pablo que tenemos para ganar” que pronuncio Ángel Gabilondo.

¿Porqué no debatir entre demócratas? ¿Por qué no hablar de Madrid? ¿Por qué no recomponer una situación inaceptable para la ciudadanía al que se le priva de elementos para tomar sus decisiones? No acepten sus señorías este terreno yermo y de tierra quemada para el dialogo. Tras el luto intenten recuperar la normalidad democrática. Hablen entre ustedes de nuestros problemas reales con quien quiera y donde quiera con la única exigencia del respeto a la democracia. No paren. Sigan. En la España democrática no sobra nada ni se tiene que ir nadie. En Madrid menos que en ningún sitio.

Porque “vivir a la madrileña” es convivir sin insultar, ni excluir, con o sin una bebida delante. El que no desee eso no es necesario que se vaya de la ciudad, pero si tiene una fuerte intoxicación ideológica lo mejor es que duerma  la mona hasta que se le pase. Entre tanto que no moleste y nos dejen disfrutar de la vida a los demás. También de la política. Madrid se lo merece. Hablen de ella porque nos interesa. Por favor.

Larguese de España