jueves. 18.04.2024
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Por Mishel L. Toala, Maria C. Angulo, Emma Jové, Ngoc My Hua y Nienke Hugen | La capital de Catalunya dispone de una amplia red de transportes públicos que la comunican tanto internamente como con el área metropolitana y otras ciudades del territorio, el Estado y Europa. Este despliegue de infraestructuras ha generado que, en algunas áreas concretas de la ciudad, haya una masiva acumulación y una alternación del continuo urbano. En el caso del barrio de Sants, es posible encontrar hasta ocho vías diferentes de tren y metro concentradas. Esta situación ha sido causa histórica de malestar entre los vecinos y vecinas, los cuales vienen reivindicando, desde hace años, el soterramiento de las vías para, de este modo, hacer frente a la contaminación acústica y la división física y simbólica del barrio en dos zonas diferentes.

De este modo, el popularmente denominado Cajón de Sants, una infraestructura de hasta 800 metros lineales que cubre parte de este entramado ferroviario, fue inaugurado el agosto de hace tres años coincidiendo con las fiestas de su barrio de acogida. Los nuevos Jardins de la Rambla de Sants no han llegado a cumplir con algunas de las mencionadas demandas de los vecinos y vecinas de la zona -sobre todo la cuestión de la división-, pero suponen más de dos hectáreas de nuevo espacio urbano a disposición del vecindario.

Los Jardins han acabado convirtiéndose, además, en un atractivo turístico aun cuando no era ésta su función original

La propuesta de solución planteada desde el Ajuntament de la ciudad giró en torno a la creación de un highline; infraestructura que ha acabado por añadir una nueva calle -y un atractivo turístico-urbanístico- al entramado viario de la ciudad. Este tipo de propuesta, ya vista previamente en ciudades como Nueva York y Manchester, generó una enorme controversia en un vecindario que no acababa de ver con buenos ojos el resultado final.

Con las herramientas que nos aporta la sociología, es posible determinar cuáles han sido los principales impactos que ha causado el Cajón. Así, aparecerían aspectos tales como las prácticas incívicas, la continuación de la separación física y simbólica del barrio y las dinámicas de especulación generadas. Mediante una aproximación etnográfica basada en la observación participante, entrevistas semi-estructuradas a residentes de la zona así como gente que utiliza la Rambla, búsqueda de documentación previa en prensa y cierta triangulación netnográfica, ha sido posible conocer una pluralidad de opiniones sobre la percepción de los vecinos y vecinas en torno al highline de una forma crítica.

Los Jardins han acabado convirtiéndose, además, en un atractivo turístico aun cuando no era ésta su función original. Así, habiendo creado espacios de ocio públicos, y aunque no ha representado una solución a los principales problemas y demandas sociales -tales como la notable división espacial, o a la percepción de inseguridad-, y ha hecho aparecer otros -como la falta de privacidad de los vecinos vecinas de los edificios cercanos al área-, sí que ha sido capaz de generar, entre los residentes, una favorable relación con el espacio, de manera que aunque se considera que han existido errores notorios, también ha brindado aspectos positivos al barrio. 


Mishel L. Toala, Maria C. Angulo, Emma Jové, Ngoc My Hua y Nienke Hugen son alumnas del Grado en Turismo y Ocio de la Escuela Universitaria de Turismo Ostelea | Universitat de Lleida

Impacto y conflicto por el highline de Sants, Barcelona
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