sábado. 27.04.2024
Foto de archivo

El pasado fin de semana recibí una llamada telefónica, al parecer una de las primeras que se hacían, reclamando mi firma para un manifiesto de apoyo al partido socialista y a su secretario general en las ya muy próximas elecciones generales.

A los cuatro días, el pasado jueves 6 de julio, el secretario general del PSOE de Madrid pudo anunciar que 150 antiguos cargos públicos socialistas habían firmado, como yo, ese manifiesto. He tenido la posibilidad de conocer las vicisitudes del mismo y me gustaría, a mí, que francamente no suelo participar en estas cosas, contarlas.

Según informó el propio Juan Lobato en el acto de inicio de campaña del PSOE, había sido Juan Barranco, el que fue alcalde socialista de Madrid sucediendo a Tierno Galván, quien encabezó ese manifiesto. Él, con algunos de sus antiguos concejales y con dos antiguos alcaldes de Fuenlabrada, De La Rocha y Quintana, iniciaron la metástasis que ha supuesto la rápida extensión de la recogida de firmas. Tras ellos, parece que era raro el que cualquiera que se adhería no se convirtiera en nuevo "cosechador" de nuevas firmas, ya se tratara de un antiguo concejal o de un ex ministro socialista.

Un partido con 144 años de historia, tiene antecedentes vivos de los actuales cargos públicos a los que se quiere transmitir el testigo de su solidaridad

Porque, las condiciones que se pedían, además de la obviedad de apoyar al PSOE y, a lo no menos obvio, de extender ese apoyo a su secretario general, Pedro Sánchez, eran dos que limitaban la aceptación de firmantes. Una era el haber ocupado, en el pasado, un cargo público y no ocupar, ahora, ninguno. La otra, haberlo sido con el carnet del PSOE en el bolsillo. Seguramente era verdad, al menos en mi caso, una tercera cualidad que destacó Juan Lobato en su presentación: no querer volver a ocupar ningún cargo en la actualidad. Quizás la edad es algo que explique esa tercera condición.

Se trataba de expresar que el PSOE, un partido con 144 años de historia, tiene antecedentes vivos de los actuales cargos públicos a los que quiere transmitir el testigo de su solidaridad y apoyo en su tarea de lograr el progreso social. Juan Lobato, al que me refiero nuevamente, encontró otra utilidad de esta lista, que fue la de ofrecérsela a Núñez Feijóo por si quiere iniciar en ella su ronda de llamadas a barones socialistas para captarlos. Hay en ella algunos viejos barones.

Como las primeras firmas se incorporaron durante el proceso de redacción del manifiesto, sus firmantes no pudieron, obviamente, conocerlo. Solo sabían que querían que, del 23 de julio, pudiera salir un gobierno de izquierdas para España y que, ese gobierno, fuera, mayoritariamente, socialista. Imagino que, dada la nueva división entre las "dos Españas", no todos fueran "sanchistas" de pro, pero un viejo sentimiento de izquierdas y un poco de sentido común les sirvieron para manifestarse con su firma.

Después, y a pesar de que pronto se contó con un borrador de manifiesto, solo una minoría necesitó leerlo para adherirse a él y, de alguno de ellos, hay que agradecer su colaboración en la mejora del texto original. Tengo la experiencia personal de que un ex ministro socialista ha encontrado tiempo entre su quehacer actual, no solo para enriquecer ese texto sino para recabar nuevas firmas para el manifiesto. No se trata aquí de agradecer actitudes como esa, pues se habrán hecho en conciencia y no para obtener ningún reconocimiento, pero merece la pena reseñarlo.

Es la expresión de lo que algunos podemos hacer para que un gobierno progresista pueda mantener y profundizar las políticas de progreso económico, político y social para España

Me constan muy pocas reticencias, y menos negativas, a firmar el documento, aunque, obviamente, no creo que se haya solicitado la firma de algunos de los socialistas de toda la vida que se han tomado "vacaciones de socialismo" para el próximo 23 de julio. En esto sí que puede haber fallado el presidente Sánchez al convocar elecciones en época vacacional.

También me consta la escasa influencia del "aparato" del partido en la "cosecha" de votos, excepto en la recepción final del resultado de esa cosecha. Por su contacto continuado con Juan Barranco, ha ido conociendo diariamente el proceso, aunque no han utilizado sus medios para obtener nuevas firmas. Ello no significa más que la cesión de la "actividad recolectora" a la sociedad civil, grupo al que pertenecemos todos los firmantes. Pero, una vez recibida la lista de firmantes, también tengo conocimiento de que hicieron un "control de calidad" de la misma llamando a todos los adheridos para dar fe de su firma. Me parece una prueba de honradez, de prudencia o de ambas cosas.

Después de haberse anunciado ese manifiesto, y la primera lista, con esos 150 firmantes, cualquiera a quien, en estos primeros días, no se le haya llamado, tiene la oportunidad de adherirse en la dirección de correo electrónico yoconpsoe@gmail.com. Hago este anuncio no por encargo de nadie sino por simple pertenencia a la sociedad civil.

Por último, me gustaría expresar mi esperanza en que un manifiesto como el referido tenga influencia en lo que pretende. Pero, en todo caso, es la expresión de lo que algunos podemos hacer para que un gobierno progresista como el actual, pueda mantener, extender y profundizar las políticas iniciadas de progreso económico, político y social para España.

Historia de un manifiesto