viernes. 29.03.2024
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Florentino Pérez Raya.

Ayer comenzaban las vacunaciones en los centros de salud en la Comunidad de Madrid, se repetían las escenas de largas colas y aglomeraciones que ya viésemos en septiembre del año pasado, cuando saltándose la Ley de Protección de datos al enviar datos personales a los docentes, se citaba a miles de profesores el mismo día para realizarles las PCR, el resultado caótico de la nefasta gestión de la CAM, Isabel Díaz Ayuso, terminaba como era previsible, enviando a los profesores a casa sin hacerles la prueba. De las 500.000 personas citadas fuera del ámbito de la educación en agosto para realizar los mismos test, ni la mitad acudieron, no porque no quisieran, sino porque los listados no se acogen a ningún criterio lógico, la gente trabaja, cosa que Ayuso parece ser que no tuvo en cuenta, se debió pensar que en Madrid todos estamos a por uvas como ella.

Como no podía ser menos, la jornada de ayer fue dura para los que se parten la cara por mantenernos vivos, en distintos centros de salud se tenían que inocular dosis con jeringuillas de insulina, ante la falta de material sanitario, médicas haciendo llamadas telefónicas por la falta de administrativos, y todo esto a contra reloj, citados en masa para presumir de números en la CAM, las enfermeras en algunos centros disponían de 1 minuto y medio por paciente para banderillearles, son personas de 80 años, ténganlo en cuenta, gran parte de esta masa citada acudía a la cita en silla de ruedas, con andadores o muletas.

La falta de previsión por parte de la Comunidad de Madrid a la hora de desarrollar un plan de vacunación -parece que en 11 meses de pandemia no han tenido tiempo- desemboca en listados de personas a vacunar, que dejando atónitas a las médicas que realizaron las llamadas, resulta que incluye en estas listas personas ya fallecidas, personas que no pueden desplazarse al encontrarse en un estado de salud que no les permite moverse de la cama de su domicilio, o personas que se encuentran en residencias; estas últimas imagino que poco le importan a Ayuso, después de dejar morir a más de 7.000 personas en residencias, al negarles traslados a hospitales en plena primera ola.

De nuevo, nuestras y nuestros héroes sin capa logran capear el temporal, a pesar del ninguneo que sufren por parte de los gestores de la Sanidad, no es la primera vez que pongo cara y nombre a quienes, a costa de la sanidad viven a todo confort, así que después de postrarme a los pies de las y los enfermeros, a quienes tendríamos que estar llevando en volandas, cara y nombre a quien presuntamente los representa.

Florentino “cara de cemento armado” Pérez Raya, nombrado por el Partido Popular en 2017 presidente del Consejo General de Enfermería, se lleva limpios de polvo y paja, más de 400.000 euros al año repartidos en cinco nóminas distintas, porque aquí al amigo no le basta con un cargo solo, según el diario Redacción Medica estos serían sus cargos y sus retribuciones: Presidente del Consejo General de Enfermería: 149.790 euros/año, Presidente del Consejo Andaluz de Enfermería: 24.300 euros/año, Director General del Consejo Andaluz de Enfermería: 89.820 euros/año, Presidente del Colegio de Enfermería de Córdoba: 8.000 euros/año, Director General de E-Network Salud: 172.733 euros/año.

No le verán poner una vacuna, no le verán hacer una llamada a un paciente, no le verán organizando una larga cola a la puerta de un centro de salud, no le verán revisando los listados de mierda emitidos por la Comunidad presidida por quien le ponen a él a dedo a cobrar ese pastizal, donde sí le verán es en los juzgados.

La corrupción salpica a quien todavía sigue al frente de la enfermería, la fiscalía investiga al susodicho por distintos casos en lo que presuntamente puede estar involucrado, y es que la corrupción en torno al partido popular eso de que es cosa del pasado, y buscando una rima fácil, no se lo cree ni Casado.

Desde la malversación hasta el cohecho, pasando por fraude fiscal, apropiación indebida y falsedad continuada en documento público, son algunos de los posibles delitos que se investigan en Majadahonda. Cuidado que su antecesor no se libra, Máximo González Jurado, quien ha presidido el Consejo General durante treinta años, varias denuncias investigan otras operaciones inmobiliarias: dos proyectos de complejos socio sanitarios (uno en Majadahonda y otro en Salobreña) que no han llegado a hacerse realidad, y la adquisición de dos parcelas en Getafe. La compra a manos de la Fundación Salud y Sociedad de otro edificio en Majadahonda, que según los denunciantes sería una casa con chalé para uso y disfrute de un hermano de González Jurado. Es el periodista Javier Pérez Parra, del diario La Verdad de Murcia, quien primero se hace eco de las investigaciones que realiza la Fiscalía de Madrid por un posible caso de corrupción en la cúpula del Consejo General de Enfermería.

Pero esto no es todo, el simpático de Florentino, además de estar bajo la lupa de la fiscalía por los asuntos en el municipio madrileño y por sus 5 nóminas, esta investigado por haberse cepillado 365.266 euros de dinero público en viajes a Vietnam y Camboya. Al ser preguntado por estos gastos, las declaraciones del colega fueron ““eran comisiones y podíamos hacer con ellas lo que nos diese la gana”.

Sus declaraciones dejan mucho que desear, en abril del año pasado cargaba contra la manifestación del 8M, atribuyendo a este la propagación del virus del mismo modo que lo hiciera esta semana Ayuso, omitiendo que Cuca Gamarra no solo asistió al evento si no que animó a hacerlo, y lo más importante, que la concentración del 8M de 2020 fue uno de los acontecimientos que menos personas congregaron ese día en Madrid, un 15% más de personas utilizaban es día el metro, casi las mismas asistían a la Feria Arco, y del mismo modo se aglutinaban en el Wanda viendo al Atleti.

Y es que quien cobra 13 veces más que las enfermeras que deja vendidas y se dejan la piel por nosotros es otra de las joyitas puestas a dedo por los de la gaviota y los sobres.

Florentino Pérez Raya, más de 400.000 euros al año a costa de la enfermería