sábado. 20.04.2024

 

Podríamos considerar la actual pandemia como un Caballo de Troya con consecuencias positivas respecto al futuro que se nos avecina. En un mundo occidental sitiado por una crisis de valores en distintos ámbitos, social, laboral, económico, relacional…, que llevan a una extrema desigualdad e insolidaridad, de este Caballo de Troya pueden salir las nuevas concepciones en los ámbitos referidos, que nos llevan a un mundo más justo y solidario.

El principio de incertidumbre de Heisenberg establece que es imposible conocer simultáneamente la posición y la velocidad del electrón, y por tanto, es imposible determinar su trayectoria. Es decir, que la simple observación de un echo altera su naturaleza. Ese principio aplicado a los sistemas humanos significa que uno no puede observar un acontecimiento y describirlo ni predecirlo con precisión, pues al observarlo está influyendo en él. En la pandemia Covid 19, esto se traduce en que todas las predicciones, se ven influidas por la información que difundimos y por las predicciones que hacemos. Todos debemos lidiar con la incertidumbre de lo que ocurrirá. Lo que ocurrirá con nuestro trabajo, con nuestra salud, con la educación de nuestros hijos etc. Para gestionar la incertidumbre hay que empezar por entenderla, esa es la clave.

La toma de conciencia a nivel global, de la finitud de nuestra existencia, de forma que pende de un fino hilo, que en cualquier momento se puede partir, nos debe hacer reflexionar sobre el que y el cómo debe darse una metamorfosis en nuestra actual sociedad.  Esta pandemia nos ha puesto en el principio de realidad, en términos psicoanalíticos, el principio del placer se ha contrapesado por el principio de realidad, que es externo, en este caso el Covid 19.

Así pues, el mundo que nos vamos a encontrar después de la pandemia no va a ser el mismo de antes de comenzar este azote, y por tanto, sería un gravísimo error afrontar la nueva realidad con los viejos planteamientos. Esta crisis puede invitarnos a reencontrarnos con valores imperecederos como la vuelta a la naturaleza y su defensa, piedra angular de cualquier organización política con un mínimo de sensatez. Deberíamos cambiar lo personal por lo interpersonal. Esta sociedad tiende al anonimato y por ende tiende a la insolidaridad. Si en esta pandemia no se es solidario y se procura que la vacunación llegue hasta el último rincón del globo, volverá a reinfectarse la población con mutaciones que pueden ser cada vez más agresivas y repetirse una ola, la quinta, devastadora.

Habrá que reflexionar sobre el concepto de sociedad de riesgo de Ulrich Beck, que señala lo ambivalente de nuestra sociedad tecnocientífica, donde la innovación científica conlleva a la vez una fuente de amenazas (rápida difusión de bulos por las redes sociales) y una herramienta para la solución.

Un área más de reflexión es sin duda la sanitaria. Sanidad pública versus privada o mixta con planteamientos estrictos. En todo caso lo que se ha puesto en evidencia es la falta de financiación en la sanidad pública, pasando de un 6,8% del PIB al 6,4% según datos de Eurostat, con un 14% menos de plantilla médica.

Una de las lecciones positivas de esta pandemia ha sido la implantación en numerosas empresas del teletrabajo total o parcial. Parece que es pronto para valorar resultados, pero  evidentemente es una línea que se impondrá en un futuro cercano y que puede entre otras cosas ayudar a solucionar el problema de la España vaciada con relativa poca inversión, en especial en servicios de internet y en servicios mínimos.

¿Y por donde se podría empezar para ir generando los cambios que la sociedad tecnológica e individualista actual necesita?. En principio debe haber una sensibilización de la población por líderes sociales que crean en este cambio. Los planteamientos neoliberales económicos, con aparente seducción de beneficios económicos, para unos pocos, puede ser la trampa mortal en la que una nueva pandemia tendría el mejor caldo de cultivo para crecer.

La Covid 19: Una oportunidad de oro para la reflexión