jueves. 28.03.2024

 

La pandemia de coronavirus Covid19 ha afectado de manera muy significativa a la Comunidad de Madrid donde se ha producido el mayor numero de muertes en números absolutos y la tercera en fallecidos por 100.000 habitantes, hasta el momento. De hecho los datos de la Comunidad de Madrid son los que marcan la diferencia con otros países europeos y hacen que el nuestro sea el que tenga una tasa más elevada de mortalidad por Covid19 por 100.000 habitantes (reuniendo el 14,2% de la población, Madrid tiene el 19,79% de los fallecidos según los datos oficiales).

Las causas del desastre

Hay dos tipos de explicaciones, unas de carácter general y otras más específicas que dependen del sistema sanitario regional.

Entre las primeras, la elevada mortalidad en las residencias. Podría parecer paradójico que en una enfermedad cuya mortalidad se ha producido en más del 75% de los casos en mayores de 65 años, la mortalidad de la Comunidad de Madrid sea tan elevada, porque estamos en la 5ª comunidad autónoma con menor porcentaje de mayores de 65 años (17,86% en un país con un promedio del 19,4%), un porcentaje muy similar a Andalucía que ha tenido una mortalidad claramente menor, globalmente y por 100.000 habitantes. Pero, evidentemente no lo es, cuando uno de los focos más importantes de la infección en la región ha sido la situación de las residencias de mayores, mayoritariamente privatizadas (el 76,49% de las plazas están en empresas privadas) y en manos de empresas de capital riesgo más interesadas por maximizar sus beneficios (a costa de reducir personal y su cualificación, así como del recorte en medios e instalaciones). Y esta situación se ha producido a pesar de las numerosas denuncias de sindicatos y ayuntamientos sobre las malas condiciones de las mismas, a las que la Comunidad de Madrid no ha hecho caso, evitando las necesarias inspecciones y el control de sus condiciones, en aplicación de su política neoliberal de favorecer a sus amigos empresarios, aunque sea a costa de la salud y la vida de las personas.

Por otro lado, las características de la movilidad regional, excesivamente masificada debido a una escasez de medios (autobuses, trenes, metro), y la elevada contaminación han favorecido la propagación y la gravedad de los casos, a lo que hay que unir las desigualdades extremas que se han aumentado en Madrid desde la anterior crisis económica.

Finalmente la política llevada a cabo por la Comunidad de Madrid ha sido de una notable irresponsabilidad, fomentando el continuo enfrentamiento con el Ministerio de Sanidad y el gobierno central y relajando las medidas de restricciones de movilidad y aperturas de establecimientos lo que ha fomentado la expansión de la pandemia(el ultimo ejemplo es la inauguración de HP2021, con aglomeraciones sin medidas de seguridad) y produce que en estos momentos se trate de la comunidad autónoma con mayor incidencia acumulada de todo el país (241,12 casos de incidencia acumulada a 14 días a 26/3/2021).

La segunda causa más evidente es el abandono y deterioro de la Sanidad Pública llevado a cabo de manera sistemática para favorecer su política de privatizaciones. Y ahí habría que remarcar varias cuestiones:

Primero unos presupuestos sanitarios insuficientes mantenidos desde las transferencias, que sitúan a la Comunidad de Madrid siempre por debajo de la media de las CCAA (entre 2010 y 2019 la Comunidad de Madrid ha destinado 10.822 millones € menos a la Sanidad Pública de lo que le correspondería para tener unos presupuestos per capita en la media de las CCAA, y en 2020 son 1.600 millones € menos). Claro esta mientras dejaba de recaudar 39.516 millones € perdonando impuestos a los mas ricos y poderosos.

Luego la disminución camas en los hospitales públicos, que comenzó durante los mandatos de Esperanza Aguirre, cuando la apertura de nuevos hospitales privados o semiprivados se acompaño de cierres de camas en los centros de gestión tradicional, y que fue continuada en los años siguientes, así entre 2014 y 2018 se cerraron 1.007 camas en los hospitales de gestión pública. La situación es aún más preocupante en el caso de las camas de media y larga estancia en las que el déficit de la región es espectacular (0,15 camas/1000 habitantes frente a 0,31 del conjunto del país y 1,5 de la UE) mientras hospitales como el antiguo Puerta de Hierro permanecen cerrados y en constante deterioro.

Además el deterioro Atención Primaria. Dentro de los recortes de la Sanidad Pública, la AP ha sido la mas castigada en la región, de hecho tiene el menor presupuesto en % sobre el total (10,4% en el último aprobado), y una situación de escasez de personal que es terrible (es la primera de las CCAA en cuanto a TSI por profesional de enfermería y pediatra, la segunda en el caso de medicina de familia y la 4ª en personal administrativo), lo que ha provocado grandes demoras en las citaciones, baja capacidad de resolución de la primaria, desatención de la atención comunitaria, y un aumento importante de las urgencias hospitalarias. Todo ello unido a los cierres de centros, la disminución hasta hacerla casi testimonial de la asistencia personalizada, y los problemas para conseguir una cita, que se han producido con la pandemia

Sumado a los recortes de personal sanitario. Entre 2010 y 2018 se redujo la plantilla del sistema sanitario público en 3.000 personas, a pesar del aumento de población, lo que dificulta una asistencia sanitaria de calidad y supone un aumento de la presión asistencial sobre los trabajadores del sistema sanitario.

Paralelamente un proceso continuado de privatizaciones. Aparte de lo ya señalado el proceso privatizador había deteriorado de manera muy importante la Sanidad Pública, porque los escasos recursos económicos se derivaban preferentemente hacia el sector privado.

Falta de stock de material en los centros sanitarios. Durante la segunda década de este siglo la Comunidad de Madrid sometió a los centros sanitarios públicos a una reducción drástica del stock de material sanitario con un objetivo de ahorro solo guiado por criterios económicistas, de manera que estos se consumieron rápidamente al inicio de la pandemia, y los centros y profesionales sanitarios se quedaron sin ellos.

Mientras tanto la Salud Pública bajo mínimos. La Dirección General de Salud Pública fue suprimida por Esperanza Aguirre en 2008 y recuperada posteriormente en 2015, pero con una dotación y unos medios profesionales extremadamente precarios. Precisamente esta debilidad de la Salud Pública se ha hecho notar durante la pandemia, y el último rifirrafe con la dimisión de la Directora por la petición de desescalada ha puesto en evidencia que se trataba de un organismo más de bien de carácter decorativ,o de quien se esperaba la sumisión y no el conocimiento.

La desaparición de las Áreas de Salud.  En 2010 se creo en la Comunidad de Madrid el área única  haciendo desaparecer las 11 áreas sanitarias preexistentes. La intención de esta normativa era facilitar las derivaciones hacia el sector privado, que luego se complemento con la puesta en funcionamiento del centro de llamadas, pero otro efecto fue la desintegración de la colaboración territorial entre Primaria y Especializada, favorecer la movilidad de pacientes en todo el territorio de la región y a la vez dificultar políticas de seguimiento y detección de casos, lo que ha resultado especialmente negativo en esta pandemia.

Por fin una gestión desastrosa. Nada mas iniciarse la pandemia se produjo una cadena infernal de eventos: AP y urgencias saturadas, falta de camas hospitalarias, enfermos aparcados en urgencias (muchas horas y días), y se desencadeno el desastre: profesionales desprotegidos, centros sanitarios masificados y saturados como  foco de contagio, a lo que hay que sumar la situación de las residencias de mayores, donde el virus logro otro de sus focos de contagio. La mala utilización y la descoordinación de los recursos públicos ha sido la norma, la apertura del hospital de IFEMA (por cierto instalado por la UME) se aprovecho para deteriorar aún más a la Atención Primaria. Por otro lado la apertura del llamado “Hospital Isabel Zendal”, en realidad un hangar con camas ha aumentado el derroche de recursos sin control, ha disminuido el personal de los hospitales de gestión directa (trasladado forzosamente a este nuevo centro en un ejercicio práctico de la libertad que dice propugnar la Sra Ayuso), y los numerosos contratos con empresas y centros privados descapitalizando aún más la Sanidad Pública.

La vacunación ha seguido la misma línea de desastres de la política regional, los retrasos, la mala gestión y las irregularidades han sido la norma, además de las nuevas derivaciones de fondos al sector privado, demostrando que para la Sra Ayuso lo importante es privatizar y enfrentarse al gobierno, un ejemplo más es que quien aseguro se iva a “vacunar 7 días a la semana, mañana, tarde y noche” deja de vacunar a los mayores de 80 años cerrando los centros de salud en Semana Santa a pesar de que tiene una reserva de más de 40.000 vacunas sin utilizar ¿para que se empeña en pedir más vacunas cuando es incapaz de gestionar bien y poner las que ya tiene?.

El gobierno de la Comunidad de Madrid ha seguido aprovechando la oportunidad, como decía el ave carroñera en la viñeta de El Roto, “los tiempos de crisis son tiempos de grandes oportunidades”, la pandemia ha sido utilizada por la Comunidad de Madrid para seguir favoreciendo a sus amigos y a los intereses empresariales: fomento de la red privada, hoteles, cadenas de comida rápida, nombramientos de amiguetes, nepotismo, etc. A pesar de la evidencia del fracaso de las políticas desreguladoras y privatizadoras, continuaron en ello, y no han reforzado la Sanidad Pública que ahora esta exhaústa, continúa con medios insuficientes y sin un horizonte claro de reactivación, a la vez que las demoras en las listas de espera se han incrementado de manera exponencial y la asistencia a pacientes sin covid19 se ha demorado y deteriorado de manera importante (en su momento habrá que analizar su potencial impacto sobre la morbilidad y la mortalidad)

Todo ello se ha agravado con la actitud irresponsable de la Sra Ayuso, ejemplo de ausencia de conocimiento, de  desparpajo de “community manager”, y de opinar pontificando sobre lo que desconoce de manera palmaria, preocupada en el “marketing”, aunque sea falseando la realidad sin ningún pudor, solo preocupada por lucir lutos, hacer posados dramáticos y enfrentarse al gobierno central, y nunca por dar solución a los problemas de salud, conviertiéndose en la principal responsable por ejemplo de que la Comunidad de Madrid continúe con unos datos tan malos y se este iniciando ya  una cuarta ola. El 4 de mayo tenemos la oportunidad de cambiar la situación echando del gobierno madrileño con nuestros votos esta banda de incompetentes y privatizadores  que han provocado el desastre. Si nos esforzamos podemos lograrlo.

Ayuso y el desastre sanitario madrileño