lunes. 13.05.2024

James Fernández Cardozo

La familia como institución básica de la sociedad es un sistema de reglas con aceptación colectiva (Searle, 2010:97) que requiere de delicados vasos comunicantes consistentes en los diálogos sinceros, portadores de las verdades que al interior de ellas se comparten. Cuando hay ocultamientos, retención de información o “pequeñas omisiones”, como exclamó al principio de la historia Agatha, la madre de Ruby, comienzan los problemas para el logro de los propósitos comunes. Por fortuna su error fue corregido al revelar posteriormente: mira en la vida real, los Krakens son nobles protectores”.

En las familias que tienen que inmigrar a otras comunidades ajenas a las de su mundo original la vida puede resultar difícil. Es lo acontecido en la familia de los Gillman, krakens humanoides que pertenecían a las profundidades del mar salado, con sus mujeres dotadas de poderes insospechados, propios de criaturas marinas fabulosas. 

La identidad de la familia de los Gillman se mantiene consistente a pesar de las dificultades para ocultar su secreto como krakens humanoides en la comunidad costera de Oceanside, California, que los ha acogido, lo que les implica un estado permanente de alerta ante las sospechas que se puedan despertar. En la familia Gillman se advierte internamente: “Si alguien pregunta, somos de Canadá”.

En las familias que tienen que inmigrar a otras comunidades ajenas a las de su mundo original la vida puede resultar difícil

Sin embargo, esta familia lleva a cuestas un pasado doloroso que proviene de una vieja disputa de poder con el reino de las sirenas, idolatradas por los humanos, pero en realidad despiadadas y vanidosas de los siete mares, cuya malvada reina Nerissa ha planeado un recorrido narrativo en calidad de antisujeto, con la meta de obtener su propio objeto de valor, el Tridente de los Océanos, con el cual poder destruir a la familia de los Gillman. 

Para lograrlo, se acerca a Ruby Gillman, de 15 años, en trance de superar sus conflictos con su familia, recién enamorada de Connor, su compañero de matemáticas, y que lidia con su reciente anatomía de kraken gigante. Seguidamente la astuta reina Nerissa articulará sobre Ruby Gillman sendas modalidades de influencia para convertirla en instrumento de búsqueda del tridente. 

En primer lugar, la simulación, que consiste en representar algo, fingiendo o imitando lo que no es, para provocar en el manipulado un efecto de creencia. La reina Nerissa se encarna en la figura de la popular estudiante Chelsea en el instituto Oceanside y logra la amistad de Ruby para ejercer una segunda modalidad de influencia, la empatización, por la cual el influenciador construye una imagen de sí mostrándose amable, benevolente, e identificado con el otro en su presente y en su destino. Exclama a Ruby: Guau… - ¿Tu madre nunca te lo dijo, eras realeza?

En medio de la trama, el anciano marinero y guía turístico de Oceanside, Gordon Lighthouse, empecinado en develar la existencia de krakens humanoides en la zona, trata de matar a Ruby quien es sorpresivamente salvada por Chelsea, revelándose ante Ruby como sirena del mar. 

Finalmente, Chelsea ejerce la influencia de la victimización, en la que el manipulador construye una imagen de padecimiento para que la persona manipulada experimente compasión y actúe bajo lo que espera el manipulador. Chelsea se anuncia como una princesa huérfana por causa de un viejo conflicto con la abuela de Ruby, actual reina de los siete mares, y la persuade para que recupere el tridente y así puedan unirse las familias de los Krakens y las Sirenas. 

Es el sentido profundo de la manipulación discursiva: lograr que el manipulado no pueda hacer otra cosa que lo esperado por el manipulador

Sin embargo, la vanidad de Chelsea y su reciente discurso de victimización ante Ruby nos permitieron intuir la aparición del arquetipo mítico de la sombra (Campbell, 1959:217), cuya función es oponerse a los valores de la heroína. Nos pusimos en alerta, pero Ruby Gillman no: ya había sido arrastrada a un destino fatal mediante las enunciadas modalidades de manipulación sobre su voluntad de ayudar a su nueva amiga. 

Es el sentido profundo de la manipulación discursiva: lograr que el manipulado no pueda hacer otra cosa que lo esperado por el manipulador. Y es la base de la propaganda moderna que diseñó Edward Bernays en 1928, actualizada en el siglo XXI con el big data, la analítica web y la inteligencia artificial para que compremos un producto de consumo, o votemos en un sentido determinado, como ocurrió con el Brexit inglés. 

En el recorrido narrativo de esta historia emerge una identidad en proceso por parte de Ruby y sus vicisitudes heroicas. También una identidad consolidada que agencia su madre en virtud de todas las guerras que tuvo que librar quince años atrás contra las sirenas, y que la habían convertido en la reina de los siete mares. La construcción de la identidad se alimenta lentamente de la superación de obstáculos por la conservación o transformación de nuestros profundos valores. 

Pero la madre de Ruby además de verse en el deber de mantener el ocultamiento de la identidad familiar ante la comunidad, y la propia ante su hija, ha tenido que ocultar un viejo sacrificio que realizó en el pasado, porque entendió que la lucha por el poder no le permitiría a su pequeña hija una vida feliz, razón por la cual renunció a su trono en el fondo de los siete mares para dedicarse a cuidar a su familia y a Ruby, migrando al nuevo mundo de la costa de Oceanside.

En este terreno de la acción, como sucede en la vida, es necesario mantener dos elementos para el recorrido hacia la meta: motivación y competencia

Los recorridos narrativos pueden examinarse bajo el esquema influencia- acción-sanción. En una primera etapa, de la influencia, los personajes heroicos son llamados a acometer una aventura, hecho que usualmente viene acompañado de procesos de influencia discursiva para despertar una falta, el deseo de superar una carencia, y así lograr la intención del convocado. “Un Kraken siempre responde al llamado” dice su abuela Grandmamah. 

Pero una vez los héroes deciden acometer el llamado a la aventura aviene la etapa de la acción, de ejecución de los actos necesarios para alcanzar la meta, el objeto de valor que se espera conquiste, que en el caso de los Gillman es vencer a la malvada Nerissa y proteger a la comunidad costera de Oceanside que los ha acogido con amor y aceptación. 

En este terreno de la acción, como sucede en la vida, es necesario mantener dos elementos para que el recorrido hacia la meta no se detenga y para que la lucha sea idónea. El primero es la motivación, ese querer o deber hacer lo necesario, y si se ha caído, levantarse para reiniciar el camino. Es lo que ocurre con Ruby cuando ha sido engañada y yace atrapada en el fondo del mar entre grandes piedras, pero es auxiliada por su tío Brill, quién le revela que su madre había emigrado a la costa para protegerla del peligro que suponía la guerra con las sirenas, revelación que motiva a Ruby a asumir su identidad de Kraken guerrera y regresar a la superficie para enfrentarse a Nerissa. Es frecuente que encontremos en amigos o parientes esos motivos profundos para iniciar, mantener o reanudar el camino hacia nuestros sueños.

Valores de base en esta historia: los de una vida fraterna, de fiesta, alegría y compañerismo, ajena al esnobismo

El segundo elemento en este segmento de la acción es la competencia, esos saberes y los poderes para enfrentar los obstáculos. Es lo que poco a poco la joven Ruby va adquiriendo y consolidando en su periplo por el mar. Pero también la competencia puede ampliarse y convertirse en competencia colectiva, como ocurrió a partir de la reconciliación y alianza entre Ruby, su madre y su abuela, que les permitió a las heroínas enfrentar de manera decisiva la estrategia de poder de la reina Nerissa. En la actualidad, y desde Supergirl en 1985, los comics y el cine vienen reivindicando el rol de las super heroínas en la construcción de sociedades más democráticas y feministas. (Rubén Martínez Dalmau, Justicia en Kriptón, Superpoderes Estado y Derecho, Pireo, 2022:162). 

La tercera etapa narrativa en este esquema influencia- acción- sanción es precisamente la sanción positiva, el reconocimiento eufórico de la comunidad –puede también ocurrir una sanción negativa– al recorrido mantenido por la heroína Ruby, y por haber transitado ese recorrido conforme a los valores de base en esta historia: los de una vida fraterna, de fiesta, alegría y compañerismo, ajena al esnobismo que desde un principio mostraba Chelsea, y que nos hace recordar la frase de los abuelos: “dime de qué aparentas y te diré de qué careces”

La historia de la humanidad, y esta fraterna línea del cine, demuestran que la inmigración es provechosa para todos

El segundo modo de reconocimiento eufórico a los héroes acontece por la conquista del objeto de valor perseguido, en este caso la defensa de la vida de la comunidad que acogió a los migrantes. A los héroes se les evalúa por su resultado heroico porque se les pide que acometan un llamado de defensa o de transformación positiva de los valores de base para el mejoramiento general y definitivo de la sociedad.

La familia Gillman al final de su lucha heroica ha conquistado el objeto de valor esperado: mejorar a la comunidad que los acogió permitiéndole conocer la existencia de los krakens humanoides, protegiéndola de los planes maléficos de la malvada Nerissa y destruyendo el maléfico Tridente. También Ruby Gillman consolidó su identidad asumiendo un destino como Kraken guerrera, protectora de Oceanside.

Es el reconocimiento que hace una comunidad a quienes inmigraron a ella por distintas razones y que finalmente la historia de la humanidad, y esta fraterna línea del cine, demuestran que la inmigración es provechosa para todos. Yuval Noah Harari lo recuerda con un ejemplo en Sapiens (2012:175): “la revolución industrial y las oleadas inmigratorias hicieron de Estados Unidos una sociedad extremadamente fluida, en la que los harapos podían transformarse con celeridad en riqueza”. 


James Fernández Cardozo | PhD Análisis del Discurso

Inmigración y supervivencia en ‘Ruby, aventuras de una kraken’